Marco Valerio Marcial, Marcus Valerius Martialis en latín, fue un poeta latino de origen español conocido por sus doce libros de epigramas, publicados en Roma, entre el 86 y el 103. Protegido de Séneca, amigo de Plinio el Joven, Quintiliano y Juvenal y muchos otros escritores contemporáneos comparte nombre conmigo, es hispano como yo, y tenemos idéntico gusto por la crítica y la fina ironía. A las 7:00 de la mañana navegando un rato, que suponía breve, para documentarme sobre su vida he arrivado por casualidad a una selección de sus célebres epigramas y no he podido parar hasta leerme los 59 propuestos. Me han parecido tan inteligentes y actuales que han provocado en mí una nueva necesidad: la de leer toda su producción. Nace así un nuevo propósito para el año recién comenzado.
Marcial, el poeta, hace gala de un ingenio agudísimo y de una extrema concisión, que ha hecho a veces considerarlo el primero de los conceptistas españoles. Posee un extraordinario ingenio satírico; siendo un observador penetrante de la sociedad de su tiempo, aunque su visión está afectada por la más absoluta indiferencia moral. El tono de sus piezas oscila desde la más pura lírica a la obscenidad más abyecta. Sabe encontrar como nadie la parte miserable y oculta de las aparentes grandezas humanas
El epigrama (del griego antiguo «ἐπί-γραφὼ»: literalmente, «sobre-escribir» o «escribir encima») es una composición poética breve que expresa un solo pensamiento principal festivo o satírico de forma ingeniosa.Como indica su nombre griego era una inscripción que se ponía sobre un objeto, que podía ser un exvoto, un regalo, una estatua o una tumba (epitafio).
En el siglo XVIII, Juan de Iriarte lo definió usando la misma forma del epigrama:
Emparentados con esta forma literaria existen muchas otras como las greguerías, los membretes, los grafitis, aforismos, dichos populares, incluso el haikú japonés o los relatos hiperbreves. Y, en la modernidad, lo han practicado en español autores de renombre como: Ramón Gómez de la Serna, Oliverio girondo, Pío Baroja, Camilo José Cela, Jaime Gil de Biedma, Ernesto Cardenal o Federico carlos Santos de Robles. También en otros países se cultivo con acierto: John Donne, Jonathan Switf, Alexandre Pope. Oscar Wilde (Reino Unido), Voltaire y Nicolás Boileau (Francia), G. E.Lesing (Alemania)...
En el siglo XVIII, Juan de Iriarte lo definió usando la misma forma del epigrama:
A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante.
Emparentados con esta forma literaria existen muchas otras como las greguerías, los membretes, los grafitis, aforismos, dichos populares, incluso el haikú japonés o los relatos hiperbreves. Y, en la modernidad, lo han practicado en español autores de renombre como: Ramón Gómez de la Serna, Oliverio girondo, Pío Baroja, Camilo José Cela, Jaime Gil de Biedma, Ernesto Cardenal o Federico carlos Santos de Robles. También en otros países se cultivo con acierto: John Donne, Jonathan Switf, Alexandre Pope. Oscar Wilde (Reino Unido), Voltaire y Nicolás Boileau (Francia), G. E.Lesing (Alemania)...
Esta obra de Jesús Marcial Grande Gutiérrez está bajo una
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