miércoles, 23 de abril de 2014

23 de abril.

Hoy es 23 de abril. El día está plagado de efemérides donde se mezclan festividades, libros, rosas y banderas.

Yo, hace mucho tiempo, también me dejé hipnotizar por el ondear al viento de las banderas.
Recuerdo la única vez que me envolví en la defensa de una bandera. Construí mi propio pendón morado para acudir a la más multitudinaria manifestación autonómica que se ha realizado en Castilla - León: La concentración en Villalar de los Comuneros el día 23 de abril de 1978, con unos 200.000 congregados en aquel pueblo. Eran años de manifestaciones pro autonomía, de idealizar la historia y reclamar una identidad grandiosa. Hoy, mirando a Cataluña, pienso en aquellos días donde se sucedían manifestaciones en muchas comunidades españolas. Incluso recuerdo a mi hermano Luis luciendo una bandera anarquista en una masiva manifestación en Burgos (¡quién te ha visto y quién te ve!).
Pero estoy hace tiempo vacunado de nacionalismos. Me conozco las jugadas maestras de los jugadores en los tableros de los territorios.  
Rememoro, pocos años después, mi juramento a la bandera en el servicio militar, acto cuya voluntariedad "se me supone" como al valor.
Y recuerdo, mucho antes mi cuerpo preadolescente semisdesnudo envuelto en la bandera de España, como ensayo de una obra que nunca se llegó a representar, en un probable capricho voyeurista de aquel hermano marista que era nuestro "formador".
Ahora la única bandera que contemplo ondeando con simpatía es la de nuestra biblioteca escolar.


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Este obra de Jesús Marcial Grande Gutiérrez está bajo una 

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