miércoles, 29 de junio de 2016

La descripción


La profesora, bienintencionada y dispuesta, explicaba a sus alumnas desde el encerado los textos narrativos; en concreto se afanaba en que se  hicieran una idea precisa de lo que era una descripción literaria. La clase estaba formada por una veintena de mujeres pertenecientes a un CEPA (Centro de Educación de Personas Adultas) con edades en un amplio abanico entre los veinte y los cincuenta años. La escuchaban displicentes mientras les proponía que leyeran despacio el breve texto seleccionado ejemplarizando ella, mediante un dibujo en la pizarra, su personal interpretación del texto. Se trataba de un texto de "Industrias y andanzas de Alfanhuí" de Rafael Sánchez Ferlosio. Comenzaba así:
"Lo más importante del jardín era el pozo. Tenía un brocal de piedra verde y un arco de hierro forjado para la polea."
La profesora se detuvo un momento para explicar lo que era el brocal. Luego trazó una línea horizontal y añadió unos trazos cortos, a modo de púas de un peine, sobre ella representando el césped de aquel jardín. A continuación dibujó un cilindro sobre la línea en medio del dibujo que después coronó con una parábola sobre el mismo representando el arco de hierro. La narración proseguía:
"... La polea era de madera y chillaba como una golondrina..."
 En ese momento dibujó un pequeño tramo vertical desde lo alto de la parábola y lo finalizó con un pequeño círculo para representar la polea. - ¿Veis?  Yo voy dibujando lo que está escrito: describir es como dibujar con las palabras. Continúa - pidió a la lectora de turno-.
"... La polea era de madera y chillaba como una golondrina. El cubo era también de madera, sujeto por aros de hierro, com las cubas, y pesaba mucho. El pozo era muy hondo y tenía un agua muy clara..."
 Mientras dibujaba con la tiza el cubo en un lado, a la profesora le pareció escuchar a su espalda  un apagado rumor de risitas. Incluso llegó a percibir el comentario de una de las alumnas:  "¡Incluso tiene  un piercing...! No le dio importancia y se aplicó a terminar el cubo. Cuando se volvió se encontró frente a un una veintena de caras mostrando amplias y maliciosas sonrisas: las veinte alumnas cuchicheaban alborozadas,  la  observaban con ojos picaros alternando la mirada entre la profesora, el dibujo y sus vecinas de mesa. Una de ellas intentó explicarle: - ¡Pero profe, aléjese un poco de la pizarra y mire lo que ha dibujado...! La profesora retrocedió unos pasos pero no acertaba a descubrir el motivo del alboroto. Por fin una de  las alumnas, compadecida, le anunció:  - ¡Es un pene, señorita! ¡Ha dibujado un pene! ¡Y con piercing!

martes, 28 de junio de 2016

Un país para viejos


Es el 26 de junio, día de Re-Elecciones Generales en España. Son las 23:16. El whatsapp me avisa de la llegada de un nuevo mensaje a uno de los grupos. Es de uno de mis hermanos indignado por los resultados electorales, a esta hora ya definitivos. Lo abro:

"Esto es un país para viejos.... De viejos acojonados y que les da igual que les roben  y ninguneen. Y lo peor es que no piensan en la gente joven y sin futuro. Creo que me iré a vivir a una cueva, pues esta sociedad no me convence..."

 Me llama la atención este arranque de desesperación. No por su desagrado con los resultados (yo también estoy de acuerdo en que no se debe premiar la corrupción en las urnas con la indulgencia de los votantes), sino por las atribuciones a la edad en la interpretación de los mismos. Puesto que el mensaje tenía un destinatario entre líneas, joven y votante de Podemos con el que yo he discutido en ocasiones sobre el papel de la edad en la sociedad y la política no puedo menos que refrescar aquellas argumentaciones al hilo de la actualidad (no tan diferente de pasado, como intentaré demostrar).

Porque si hay algo que me encrespa es que me quieran robar los valores que proporciona mi próxima vejez (me queda un año para jubilarme), que me hagan tragar la rueda de molino de que "serán los jóvenes y solo ellos" los que salvarán y cambiarán el mundo,  que se aferran a su estatus de "conservadores", que "están contra  los jóvenes pensando en quitarles el futuro"... ¡Habrá de todo! - digo yo- Pero no creo que la mayoría responda a este cliché (estereotipo que, por cierto, parecen algunos políticos de nuevo cuño empeñados en imponer).

En septiembre de 2014 escribí un artículo sobre el nuevo grupo que se lanzaba a la arena política. "Podemos... pero no sabemos". Un "anónimo" lector me etiquetó inmediatamente de "derechón". Azuzado por la sorpresa revisé mi entrada buscando alguna metedura de pata ideológica que diera pie a semejante acusación. No la encontré. Preocupado me apresuré a contestar y aclarar la terminología (por si acaso). A día de hoy ya estoy curado de espanto en cuanto a mi look político (en el trabajo hay algunas personas que me afilian a "Podemos" con una seguridad que me pasma, a otras les recuerdo "un cura"...). Luego mi "anónimo" seguidor me censuraba "sin acritud" la realización de numerosos reproches hechos desde "mi acomodado estatus". Una de las frases me llamó poderosamente la atención: "El futuro, tu futuro y el mío, na a a depender de ti, sino de mí". Al leerla se me encendieron todas las alarmas de la lógica: ¿Cómo que el futuro no va a depender de mí, sino de ti? -le repliqué- ¡Qué arrogancia! ¿no?. ¿Sólo los jóvenes construyen el futuro? ¿Realmente puede excluirse a alguien de contribuir a la construcción del futuro? ¡Incluso los bebés y los más viejos de la comunidad son importantes en la construcción del futuro: de tu futuro y el mío, como dices. 

Más adelante mi crítico lector proseguía con su argumentación: "Tus reproches y consideraciones son muy ancestros, tan antiguos como las civilizaciones de las que nos hemos nutrido: todas creyeron siempre que sus jóvenes no mejorarían las cosas... y ahí seguimos, generación tras generación mejorando lo legado. Quizás el que no sabe ni aprendió fuiste tú. Por suerte, la HISTORIA y la EVOLUCIÓN del S. XXI no va a depender ni de ti ni de tus valoraciones."  Estupefacto leo estas acusaciones en las que se me tacha de ignorante y de inútil. Releo el párrafo una y otra vez. En la primera frase encuentro un error sintáctico revelador (la adjetivación de del sustantivo ancestro) que me permite identificar a mi anónimo lector (ya se lo había oído en otra ocasión). Después prosigue con un hecho cierto: como en otras épocas, hoy (no hemos cambiado tanto en tantos futuros pasados) también mucha gente piensa lo que aquel escriba de Babilonia (4000 años A.C.): "Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura”. Pero  no era el caso: no hay reproche a la edad, no me refiero a la juventud (¡qué abstracto concepto respecto a la ideología!) sino a la actitud que mostraba una persona concreta que conocía, con nombre y apellidos (que accidentalmente era, además, joven).

Termina su réplica con estas palabras: ¡Por favor, déjanos elegir, hacer, actuar, equivocarnos, aprender, caer y levantarnos, y sobre todo... sé consciente de que "hasta hoy, soy parte de lo que me has enseñado y he visto en ti". ¡Ah! y seguro que "PODEMOS" y MEJORAREMOS  tu/vuestra herencia. Yo las leo con ternura: ¡Claro que te dejaremos elegir, hacer, actuar, equivocarte, aprender... incluso caer (aunque a veces intentemos sujetarte) y levantarte (por supuesto, en cuanto pidas ayuda)!
¡Y claro que alguna parte, aunque parezca mínima , de lo que eres puede que lo hayas aprendido o visto en mí! (ya ves que la Evolución del s. XXI sí depende de alguna manera de nosotros, "los viejos")

Abro el teclado y respondo al mensaje de mi hermano:
"Sí, efectivamente, este país es también para los los viejos. Ya va siendo hora de que algunos lo entiendan..."
Y, por si acaso, aclaro:
"Y que conste que no he votado al PP en mi vida" 

domingo, 26 de junio de 2016

¿Flema o flama?


Flema tiene una acepción en nuestra lengua que la define como "calma excesiva, impasibilidad". La flema británica, nos concretan en otra parte, es "la capacidad del inglés para permanecer impasible ante las situaciones más diversas". De la flama nos dice el diccionario de la RAE que es "el reflejo o reverberación de la llama" que, a su vez, es "la combustión de una gas que se eleva de los cuerpos que arden..."

Y, en estos momentos, arde el Reino Unido. Una gigantesca flama se extiende por sus islas. El Brexit ha resultado un combustible altamente volátil que está incendiando un 48% de desconcertados ingleses. La impresión es que no se acepta con "flema", ni mucho menos, el resultado de un referéndum oportunista que los deja fuera de la mayoría de Europa por apenas un 4% de los votos. Ahora, que se empiezan a ver las orejas al lobo, la flema se trona en flama: ¡Ay, que nos hemos equivocado!. O quizá fue la flama la que venció a la flema a la hora de votar: "los inmigrantes nos roban" (¿a qué me suena esto?) Con este juego de palabras de ida y vuelta, empiezo a secretar flemas yo también...

La cosa está que arde en Inglaterra mientras en Europa, el jarro de agua fría del Brexit, ha apagado los ánimos y llevado al psicoanalista a nuestros políticos que nos se explican porqué Gran Bretaña no les quiere. Al otro lado del paso de Calais ya se piensa en el Bregret (el Británico arrepentimiento). La flama se extiende: empieza a comprobarse que los peores presagios se están haciendo realidad, incluso decenas de votantes (algo insólito) llamaron a la Comisión Electoral tras el resultado para preguntar si podían cambiar su voto. En las redes sociales el hashtag #Bregret empieza a usarse masivamente. En el país se respira una incertidumbre total.Los defensores de la autoexclusión reconocen ahora que sus argumentos y promesas electorales son irrealizables:no será posible -como prometían- poner fin a la libertad de movimientos para reducir la inmigración, y tampoco será posible trasvasar los 430 millones de euros semanales de contribución a la UE a la seguridad social (aparte de que, en realidad, eran bastantes menos). En las entrevistas postelectorales donde debía reinar la euforia se respira una extraña tensión cuando reconocen que sus promesas han de ser matizadas (y esto solo al día siguiente)...

Y las brasas de la llama ha partido en dos el tronco nacional. El fuego del populismo, consume el país: los jóvenes (el 75% de ellos votó por la permanencia) se sienten ahora castigados en su habitación, encerrados en su isla; las grandes ciudades con Londres a la Cabeza recolectan firmas (van por más de 100.000) para declararse ciudad-estado perteneciente a la Unión; Escocia e Irlanda retoman las consultas proindependentistas para poder seguir siendo comunitarias (Gibraltar, que también votó masivamente por la permanencia, es caso aparte: del mal el menos; parecen pensar); el grueso de intelectuales se declara decepcionado y avergonzado ante la actitud de sus paisanos... El Reino Unido anda desunido en estos días. La Gran Bretaña está en peligro de convertirse en La Pequeñita Bretaña. El paisaje social y político ha cambiado: hoy en día Gran Bretaña es la flama; a nosotros nos toca tener la flema.

jueves, 23 de junio de 2016

Out


Grexit, Brexit... ¿Cuál será la siguiente palabreja? ¿Catalexit?

Escucho en la tertulia mañanera de RNE llamar a Cameron "chorrobolo" (término que, por cierto, no aparece en mis curiosas búsquedas en google para establecer su significado). Quizá baste solo el tono y el contexto para interpretar que le están llamando "chorra" y "bolo" que sí tienen significado preciso y uso frecuente: en otras palabras Cameron sería un hombre ignorante y necio que dice chorradas. No me interesan demasiado los políticos británicos en general (y menos los actuales); pero leo los periódicos, veo ocasionalmente los telediarios y oigo todas las mañanas la radio; así que sé que el actual primer ministro británico nos ha metido en un buen "embolado" al abrir la caja de Pandora del "pire" comunitario. Como aviso a navegantes (en este caso españoles) estamos descubriendo las consecuencias de los faroles de los tahúres que apuestan con dinero ajeno, de los experimentos con Aurumred Serie Oro (el vino más caro del mundo).  En los referenduns alegres puede salir el tiro por la culata, que la gente es muy suya y puestos a probarse ropa, eligen lo estrafalario solo por probar. Deberían tenerlo en cuenta los que abogan por consultas en Cataluña. Europa es un coche sin marcha atrás y España, una vez rechazada, también lo sería. "Out is out" que diría Junker.

Esa inmadurez política se nota es esa actitud infantil que me recuerda la de muchos de nosotros en nuestros juegos infantiles: cuando se ganaba todos reíamos alegres, pero cuando la suerte se torcía aparecía indefectiblemente alguien que decía "ya no juego". En los años "de las duras" de la vida de la Unión, aparecen los que se quieren bajar del carro. Empiezan a "rajarse" ante la crisis, los refugiados, la inmigración... y lo revisten de "pureza democrática" decretando un peibiscito que a ellos, personalmente, les sale gratis, pero que puede tener consecuencias traumáticas para muchos.

Al final, de momento, parece prevalecer la sensatez, aunque sustos nos hemos llevado unos cuantos. Grecia aún pertenece a la UE, Escocia aún forma parte de Gran Bretaña, esta última parece que continuará en la Europa Comunitaria (aunque ajustadamente según los últimos sondeos)... ¿y Cataluña? Tanto va el cántaro a la fuente que termina por romperse. Luego no habrá quién junte los trozos.

lunes, 20 de junio de 2016

La misma magia

Estoy recopilando fotografías sobre prehistoria para mi clase. Me proveo de un banco de imágenes para realizar una presentación sobre el arte paleolítico. Una por una, me siento fascinado en cada imagen por su colorido, su elegancia,  su delicadeza... A pesar de que el tiempo ha borrado algunos contornos y ha descolorido el brillante rojo de los hematites  sus pinturas resultan aún hoy en día maravillosas. Mi admiración se acrecienta en cada una: la representación del movimiento en las posturas con tan pocos y precisos trazos, tan lograda; el logro de los volúmenes y las texturas con una técnica mixta de degradados y aprovechamiento de relieves rocosos; la viveza de los rojos y los negros a base de pigmentos de negro carbón y óxidos ferrosos... Voy completando una bella colección, más que sobrada, para mi clase. Lo voy haciendo por gusto, por que me place enormemente.  En algunas me detengo unos instantes de más pensativo: ¿porqué, a veces, parecen pintar sobre imágenes anteriores? ¿porqué aparecen varias patas o varias cabezas procedentes del mismo animal?. Podría pensarse en una falta de respeto a artistas anteriores... Acaso el espacio en las cuevas para las pinturas era reducido y había de reutilizar espacios ya ocupador... Pero ninguna respuesta me parecía convincente. En estas estaba cuando accedí desde una de las fotos a una página en la que se exponía una atrevida teoría sobre el origen de estas imágenes múltiples y superpuestas.


Hay que situarse en el contexto. Hemos de imaginar que somos invitados por un clan Crog-Magnon a una sesión mágica en el interior de una cueva en Lascaux, o quizá en la cueva del Castillo en Cantabria o en Valle de Coa en Portugal. El brujo nos abre paso con su antorcha a través de oscuras galerías. Una sala más amplia se abre al fondo. En el suelo varias hogueras estrategicamente situadas y bien separadas entre ellas permanecen apagadas a la espera de la ceremonia. Los miembros del clan, expectantes, esperan sentados a que los recién llegados tomen asiento junto a ellos, en el centro. Alguien ha repartido un brebaje realizado con hierbas fermentadas y, quizás también, con plantas alucinógenas. El brujo, el artista que ha decorado la cueva, ha estado trabajando varios días en la preparación de la magia. Lo que ha conseguido no lo ha realizado aún ningún otro clan. Hoy seremos testigos de su perturbador descubrimiento.

Los preliminares son largos. Se enciende una de las hogueras y el brujo comienza a entonar una salmodia monocorde larguísima.  El brujo sabe que este es su momento; se recrea en su papel de invocador de los espíritus, de mediador entre ellos y la tribu. Con parsimonia se hace circular el cuenco con el brebaje del que todos beben un sorbo. Los ojos se abren como platos, las pupilas se dilatan ocupando casi la totalidad del iris. Los presentes se unen a la salmodia, ahora con un esquema más rítmico y melódico. Alguien comienza a percutir sobre grandes huesos acompañando los cánticos. Los cuerpos empiezan a mecerse al ritmo del rústico tambor. Pasa mucho tiempo, quizás horas, mientras los presentes en trance repiten una y otra vez la misma melodía. Por fin el brujo se pone en pie y alza los brazos. Las voces callan. Los ojos le miran expectantes. El brujo se dirige a la hoguera central, la única encendida hasta el momento y encendiendo una antorcha la levanta sobres su cabeza. Dos miembros del clan se avalanzan sobre la hoguera y la apagan arrojando tierra sobre ella. El brujo, parsimonioso, se dirige a los extremos de la estancia y enciende tres hogueras que iluminan las paredes desde tres ángulos diferentes. Pronto el fuego empieza a crepitar y las llamas se elevan danzando sobre los troncos. Los tambores de hueso comienzan a sonar de nuevo iniciando ahora un ritmo frenético. El brujo, con un grito, les señala la pared donde antes se veía un bisonte de ocho patas y varios caballos superpuestos. La gente del clan mira las pinturas y abren la boca de estupor:  las figuras se están moviendo; el bisonte trota con veloces movimientos de sus patas y los caballos alzan y bajan la cabeza como si avanzaran al galope y piafaran. Todos contemplan paralizados la escena. El redoble de los tambores de hueso no cesa durante horas. De cuando en cuando se alimentan las hogueras con ramas de enebro que crepitan y desprenden chispas. Los fogonazos iluminan una parte de las figuras por un instante, para, a continuación, amortiguarse mientras las llamas de otra esquina se alzan proyectando su luz sobre otro elemento del dibujo y extinguirse enseguida dando paso a la tercera hoguera que chisporrotea alumbrando otra parte de la pintura que permanecía en sombra hace tan solo una fracción de segundo. Y, así, al ritmo del relampagueo de las llamas, las pinturas toman vida: los bisontes corren en estampida y menean sus rabos, las cabras miran al frente y tras el lomo sucesivamente, el caballo copula sobre la yegua...

La hipótesis de que en el paleolítico ya se intuyeron los rudimentos del cine es noticia en los últimos años. Accedí a un artículo sobre la misma al trazar el origen de una de las fotografías que encontré. Esto me l levó a la página donde estaba publicada y allí descubrí asombrado esta  propuesta explicativa. Leí el artículo con enorme interés. Sí, allí estaba la respuesta: allí el arqueólogo y cineasta francés Marc Azéma exponía una teoría fascinante sobre la finalidad de aquellas pinturas. A menos cincuenta figuras en una decena de cuevas del país francés, principalmente en Lascaux, representan animales, sobre todo caballos, con múltiples cabezas, piernas y colas que no fueron dibujadas por casualidad. En la misma línea se suceden descubrimientos y nuevas interpretaciones relacionadas con los descubrimientos prehistóricos relativos a la animación de las imágenes: Marc Azéma la encontró en 2008, gracias a Florent Rivère, un artista e ilustrador especializado en la Prehistoria lo que probablemente es el primer taumatropo existente. Se trata de unos discos de hueso de cinco centímetros de diámetro con un agujero en el centro. En cada una de sus caras se representaba la figura de un herbívoro, un tipo de cabra, en dos posturas diferentes. Después de pasar un hilo por el agujero y, hacer girar el disco, comprobaron que se creaba la sensación de que el herbívoro ¡galopaba!

 

Por otra parte los trabajos realizados en las región italiana de Valcamónica donde se ha descubierto una impresionante colección de hasta 100.000 figuras rupestres llevan a los investigadores a la conclusión de que muchas de las pinturas y dibujos hallados “no constituye aún imágenes animadas, pero las imágenes sí se suceden como si buscasen una animación”. La semejanza de algunas pinturas y los cómics ya ha sido descrita hace tiempo. Es más, las pinturas que pretenden animación se sitúan muchas veces en lugares de las cuevas con una acústica especial lo que lleva a la conclusión de que existían rituales con elementos sonoros asociados a estas pinturas. En fin, el no va más: cine, en color y sonoro.

 

domingo, 19 de junio de 2016

El sorpasso


De un tiempo a esta parte, allá desde mediados de abril, la palabra "sorpasso" está en boca de todos: unos la pronuncian con cierta euforia (Podemos sobre todo, mientras saborea el dulce sabor de las encuestas) otros con miedo (los propios barones del PSOE que no lo ocultan en privado, aunque relativizan en público las mismas encuestas de los anteriores). El sorpasso buscado, el sorpasso temido... ya iba siendo hora,  pues, de investigar el significado de esta palabra de indudable origen italiano.

Porque yo, para mi apaño personal, he venido aplicando al término un significado basado en el contexto y en la clara asociación sonora de dos palabras muy relacionadas con su semántica actual: "sorpresa" y "zarpazo". Así que me imaginaba una "sorpresa" en resultados electorales a favor de Podemos y un "zarpazo" al grueso de votantes del PSOE arrebatándole el voto de parte de su militancia en las próximas elecciones gracias a su alianza electoral con IU. De la combinación de las primeras y últimas sílabas de estas dos palabras respectivamente saldría este puzzle lingüístico, al estilo del famoso "gallifante" (animal imaginario creado por Miquel Obiols, mitad gallo, mitad elefante). Quizás el recuerdo de aquel juego de niños de TV1 allá por el año 1988 y su empleo ocasional en algunas clases con mis alumnos, me condujo a adjudicar un significado que no es el correcto, pero que me parece, aunque surrealista,  más sugerente y creativo que el literal del italiano.

La traducción oficial para sorpasso es "adelantamiento" y fue Julio Anguita el que importó este término en los noventa cuando aspiraba a superar al PSOE. Ahora vuele a estar de moda ya que las encuestas apuntan a que Unidos-Podemos superarán a los socialistas en el Congreso. Hoy regresa a la actualidad y no hay periódico que no lo refiera en sus titulares. 

En el gallinero de la izquierda parece, pues, que la pelea entre gallos terminarán con uno de los luchadores sorprendido por un zarpazo electoral. Las encuestan auguran un sorpasso muy probable de la coalición Unidos Podemos. Lo que salga luego de ahí será un misterio.  

Acaso alguno de mis antiguos alumnos, aquellos que jugaban alborozados inventado seres fantásticos -quimeras hechas con mezcla de animales reales- como  gallifantes, cocorafas, eledrilos, bufapótamos... jueguen ahora a un juego mucho más serio e importante creando monstruos igual de fantásticos e imaginarios:  pepedanos,  podenidos, ciudalares, sociadanos, ciudalistas, catañoles... ¡Anímense al juego del corta y pega! ¿Nos espera un futuro gobernado por una hidra de siete cabezas? ¿Acaso por una sirena con cuerpo de pez? ¿Un águila bicéfala? ¿Una alada arpía con cuerpo de mujer y garras de águila? ¿Un glifo? ¿Una esfinge? ¿Un minotauro?, ¿Un centauro?... cualquiera de estas quimeras puede gobernarnos...  Yo echo en falta algún líder del reino de los hombres. 

jueves, 16 de junio de 2016

Wellington ad portas

Un siglo antes de que naciera mi madre (cuyo 93º cumpleaños hemos celebrado este 12 de junio) y recién aprobada la Constitución de Cádiz, llamada La Pepa, durante la Guerra de la Independencia tuvo lugar en Burgos la batalla por la toma del Castillo de la ciudad protagonizada por el aglomerado de tropas del general inglés Wellington y las del general napoleónico Dubreton.

Por primera vez en la historia de la ciudad se aprobó este año la iniciativa de realizar una recreación histórica de este hecho de gran transcendencia para la ciudad. El poderoso castillo que coronaba la ciudad con su austera silueta saltó por los aires un año después de aquella batalla, minado por las propias tropas francesas que  habían resistido los asaltos a que fue sometido durante un mes por las tropas inglesas, portuguesas y españolas. Algunas de las piedras que volaron por los aires cayeron sobre los tejados de la catedral y varias iglesias. Eso nos dejó un castillo derruido en medio de dos colinas de gran belleza forestal y que fueron lugares favoritos de mis  juegos infantiles y paseos adolescentes. En aquella época coronábamos las murallas desdentadas, nos adentrábamos en los derruidos torreones, explorábamos cuevas y pasadizos... Desde el espléndido mirador del Castillo contemplábamos con ensoñación la ciudad identificando los lugares conocidos y los que desearíamos conocer y explorar en los días venideros. En sus descampados jugábamos a fútbol o nos adentrábamos en la floresta jugando al eternos juego de sorprender o ser sorprendidos.
 
Pero por aquellos días de septiembre y octubre de 1812, en aquellos bucólicos parajes, se escuchaban las descargas de fusilería y las disparos de los cañones desde el hornabeque del Cerro de San Miguel. En los rincones arbolados se habían construido parapetos y varias minas avanzaban hacia las murallas desde diversos puntos. En los  bosques de alrededor eran frecuentes las refriegas y los avances y retiradas de tropas en medio de la confusión se sucedían continuamente. En la humbría, bajo los árboles, en los claros del bosque, en las llanuras que coronan los cerros combatieron al estilo de la época soldados de cuatro nacionalidades.

Comentadas por potentes altavoces situados en el mirador de aves del Cerro de san Miguel los dos ejércitos recrearon las maniobras de aproximación de las tropas de Wellington y la resistencia de las tropas  el general Dubreton. El ascenso a la colina, a pie, me recordó que ya no estaba tan en forma como en mis años jóvenes cuando subía corriendo de un tirón hasta este mismo cerro y más allá en las heladas mañanas burgalesas nada más levantarme de la cama y antes de dirigirme a estudiar la oposición en la biblioteca de la caja de Ahorros Municipal. Llegué resoplando y regurgitando las croquetas de la comida. Me encontré allí un público que se apretaba contra las vallas de madera que rodean el perímetro en un largo de kilómetro aproximadamente. A esa distancia, más o menos, se encontraban las fuerzas de ambos ejércitos diseminadas en pequeñas formaciones de compañías y patrullas. La artillería, cañones reales de época, atronaban literalmente mientras disparaban exclusivamente con pólvora; pero con fogonazos y humareras de gran realismo. Los setecientos figurantes, muchos de ellos venidos de varios países: Inglaterra, Francia, Portugal y España (Galicia, Madrid...) lucían vistosos uniformes, perfectamente diseñados siguiendo los modelos de la época, y portaban fusiles de avancarga (algunos originales) que disparaban tras avanzar líneas en descargas cerradas dirigidas por oficiales que, y esto me llamó considerablemente la atención, se tomaban su papel perfectamente en serio, arengando y dictando las órdenes con una convicción impresionante.  En su progresión hacia las defensas francesas se apreciaba claramente el despliegue de las patrullas que hostigaban los flancos en parejas de a dos que se protegías y alternaban en los disparos. Con disciplina militar se desplegaban a una orden de su superior y se replegaban ante el avance de la caballería francesa formando un cuadro con las bayonetas caladas y alzadas contra las monturas. Pude comprobar su  buen adistramiento pues incluso se perfilaban tras el compañero para exponerse lo menos posible a las descargas de fusilería que, pese a su poca efectividad en distancias de cien metros, suponían  una lotería de plomo mortífera.

Mis hermanos y yo, recorrimos el perímetro rodeando la explanada y nos situamos al borde del talud opuesto al grueso de los espectadores. Desde esta posición más desahogada de público se descubrían mucho mejor los innumerables y curiosos detalles que se ponían en juego: no faltaban las mujeres que acarreaban munición, agua o incluso portaban fusiles y formaban parte de las compañías; ocasionalmente se veía aparecer un médico con un escalpelo en la mano y su delantal ensangrentado con aspecto de carnicero; un pequeño tamborilero que marcaba el paso de la compañía con el redoble de su tambor, el general Wlellintong a caballo arengando y dando órdenes, la caballería francesa atacando los flancos y la retaguardia (eso sí andaban un poco escasos de caballos, pues solo vimos 6-8 por toda la campa),,,   En a refriega final, ¡por fin! vimos caer a algunos soldados que imitando un  rictus de dolor al estilo de las viejas películas (nos empezaba a extrañar que no se "muriera" nadie con tanta descarga de fusilería porque, la verdad, las descargas y las salvas se sucedían frenéticamente poblando el aire de nubes de pólvora y de las particulares detonaciones de los fusiles de chispa).        

El público comentaba curioso todas estas cosas. Algún mozalbete no paraba de criticar el espectáculo aduciendo que era "una mierda", que en las películas era mucho mejor; mi hermano observaba que la mayoría de los figurantes parecían jubilados (eso sí, evidenciando una férrea disciplina castrense); los niños miraban arrobados  el brillo de los uniformes y sonreían felices cuando al final, algunos de los soldados se dejaban retratar con ellos cediéndoles la gorra... Sorprendía el verismo de sus maniobras, su marcha al paso, su postura militar...
Tras la batalla en la llanura, se dramatizó el asalto a una posición en lo alto de un terraplén con defensas y parapeto. Yo, personalmente, sufría por aquellos jubilados que subían sudorosos colina arriba mientras cargaban una y otra vez, compulsivamente, sus fusiles. Algunos habían agotado ya las 50 o 100 cargas que llevaban en su morral (por cierto las cargas las empaquetaban en papel de periódico formando pequeños cartuchos que mordían con los dientes y con los que llenaban el cañón de su mosquete al que luego pasaban la baqueta: unos diez segundos para cada disparo más o menos).

Tras este último encontronazo se sucedieron las escaramuzas (ya sin orden ni concierto) por los bosques cercanos en cuyas inmediaciones se encontraban los campamentos a los cuales visitamos. Nos asustamos un poco al ver la enorme hoguera que los "voluntarios de Madrid" habían encendido en medio de los árboles con la hierba seca, tras haber sido cortada hacía días y un montón de sacas de  paja: no es ya que estuviera prohibido (que lo está), es que el peligro de incendio era muy cierto.

Aquí, todo el mundo desperdigado, fue la diáspora de tropas y público. Algunos se dirigieron al cerro del castillo (y de paso visitaron el campamento de infantería francesa) y otros no retiramos hacia la ciudad bajando hasta la catedral donde nos esperaba el resto de la familia.

Como conclusión os diré que la experiencia me resultó muy interesante. Me conmovió el enorme esfuerzo de esos voluntarios en organizar un evento semejante. Me desconcertó el contemplar en vivo la inmensa carnicería que suponían ese tipo de batallas donde  se avanzaba a paso lento en apretada formación expuesto al pin-pan-pun de la fusilería enemiga: no podía encontrar ninguna gloria en eso. Me encoraginé un tanto por los vándalos que, en las semanas anteriores, habían destruido todas las defensas que el grupo de scouts de mi sobrino habían ayudado a construir como contribución al evento. Me alegré de saber un poco más sobre la historia de esta ciudad con posibles y me congratulé con mis conciudadanos por el simpático ambiente de esos días con lustrosos soldados por las calles, gran cantidad de turistas y visitantes y bullicio de las calles. Al final, algo tan aparatoso y criticado por algunos, incluso merece la pena.     



NOTA: En esta página tenéis muy bien documentada la batalla del Castillo. Os la recomiendo.

domingo, 12 de junio de 2016

Asesinato da Vinci


Juro que lo leí en alguna parte. Os aseguro que un lejano día, de aquellos de la juventud curiosa, descubrí en algún libro olvidado la original historia de un asesinato ideado por Leonardo Da Vinci, aquel genio de múltiples facetas. La anécdota encaja con su personalidad: es imaginativa, brillante, elegantemente técnica... Hace tiempo que busco hallar alguna referencia al suceso en sus biografías, en la red... Nada he encontrado, hasta la fecha, que me confirmara el hecho. Por lo que recuerdo la historia podría haberse extraído de alguno de sus manuscritos que, escrito en espejo como era habitual en él, dijera así:

"Yo sé la manera de matar a un hombre de forma que no pueda ser culpado. Incluso podré estar a su lado en el momento en que un disparo acabe con su vida y nadie lo habrá disparado. Explicaré la manera de prepararlo y consumarlo a continuación.
El hombre elegido para morir ha de ser aficionado a la música y debe visitar frecuentemente una sala de audiciones. Debe ser hombre de costumbres y tener un palco asignado o disponer de una butaca de uso personal en las representaciones. El día elegido habrá de realizarse una audición y él deberá estar entre el público. Aquellos que preparen su muerte deben conocer la obra a representar y estudiar cuidadosamente la partitura. Buscarán en el pentagrama una nota sostenida lo suficientemente fuerte como para que haga entrar en resonancia una cuerda de violín afinada al efecto sobre un arco y conectada por su centro con un fino hilo tensado sujeto al gatillo de un arcabuz. Este estará armado y firmemente fijado sobre un bastidor. Previamente se habrá apuntado a la butaca seleccionada. Todo el artificio estará oculto en algún lugar del escenario protegido quizá por una cortina. El resto lo podéis adivinar: cando la orquesta toque la nota elegida la cuerda vibrará y tensará un poco más el hilo sujeto al gatillo. Este se disparará y alcanzará a la persona condenada. Si sois cuidadosos y discretos en la preparación del artefacto, nadie podrá acusaros de nada. La propia orquesta sería el brazo ejecutor."

Me deja pasmado su ingenio. Miedo me da ahora el asistir a los conciertos de la Real; cada vez que la orquesta ejecuta una nota sostenida no puedo mirar hacia las cortinas y pasear mi vista por la tramoya entre los focos... a veces  juraría que  he visto brillar el pavonado cañón de una pistola apuntando hacia mi asiento.

jueves, 9 de junio de 2016

Mansedumbre


En algunas regiones las mujeres chinas enterraban a sus hijos en la arena para poder seguir trabajando; años después su personalidad revelaba que eran personas tranquilas y poco problemáticas, con mínima iniciativa.
Los afectados por acúfenos soportan día y noche una tormenta sonora continua. Año, décadas, sin escuchar el silencio.Ese suplicio, imitado por los torturadores en muchos centros de detenidos a base de emitir música estruendosa sin descanso, vuelve locos a los individuos; les aturde primero y después los deja noqueados: listos para colaborar.
El elefante del circo, con su argolla abrazada a su pata trasera, sujeto a una cadena tan débil que  podría romper si se lo propusiera... pero que apenas empuja, que se acomoda a su atadura como si una fuerza invencible lo sujetara.
Los prisioneros de los campos de exterminio: ablandados a golpes, escupidos a martillazos,  moldeados por la crueldad gratuita...
La criatura maltratada, la esposa atormentada, la mujer humillada, el hombre herido, el animal martirizado...
En todos ellos pensé cuando vi aquel trozo de madera en el pantano. Flotaba, manso, en la orilla; ofreciendo la mínima oposición al eterno empuje de las olas. Golpeaba contra las rocas con roncos quejidos de madera baqueteada. Lo imaginé meses antes como tronco poderoso, resistiendo con furia al torrente o huracán que la arrancó. Lo veo pelear contra la corriente en el río que la arrastraba. Siento sus heridas al chocar contra las piedras, la noto descorcharse y rasgarse contra las ramas vecinas,  golpearse contra el fondo, ablandarse con las continuas bofetadas de las olas... Ahora se mece pulida, agotada, junto a la orilla. Su lisa superficie, su pulida textura, no guarda recuerdo de aquellos nudos poderosos, no queda rastro de arruga alguna... Aparece modelada como la sencilla vasija amasada y trabajada en el horno del alfarero.

Hay una cierta belleza en esa madera maltratada. Quizá si se acepta a sí misma, si le es posible dejar de añorar su pasado vigoroso, encuentre sentido a su cuerpo maltrecho. Acaso su duramen aun resista bajo su piel ajada. Puede que su piel, ahora tan pulida, se brinde mejor a la caricia. Y, en todo caso, tronco torturado, aún flotas.  


miércoles, 8 de junio de 2016

Condena


Por la largura de mis manos me tapiaron los ojos.
Por traficar con los polvos del paraíso me cerraron las puertas del jardín de la libertad.
Por alzar la mirada y después los puños me arrancaron mis hijos de los brazos.
Ahora estoy en el limbo de los injustos,vivo dentro de una caja acompañada de los culpables,respirando el aroma del delito.

Sé que un día respiraré el perfume de la libertad,que llegará el tercer grado de la culpa, que alguien decidirá que pagué mis deudas...

Mientras tanto los días se hacen largos,las noches eternas: ¡Dios mío cuánto cuesta llenar las horas!¡Señor, que el tiempo no corra más que para mí!¡Que encuentre a mis hijos con la edad de la despedida,que nada cambie; solo yo y el tiempo: que ellos sean los mismos!Me aterra que no me reconozcan,me desespera que me olviden,que de tanto desearme en la ausencia hayan aprendido a prescindir de mí.

Mañana será otro día: una raya más en el muro del chabolo:
Todavía creo en los milagros, pero cada vez menos...

martes, 7 de junio de 2016

Caminos errados


El pez nada por el camino de la flecha de agua.
El halcón vuela siguiendo la recta estela de una saeta  imaginaria.
El  buitre planea majestuoso bajo el horizonte de nubes. 
La serpiente pasea su curva mirada por el mundo desde su camino sinuoso.
El caballo galopa en la llanura guiado por la veleta de su cola al viento.
El río se gira lenta, suavemente en sus meandros.
El árbol crece desplegando sus ramas en fractal arborescencia.
La lluvia se dispara intermitente en ráfagas de ametralladora de agua.
La cascada se arroja al vacío en parábola perfecta...

Solo los hombres vagan como borrachos por el mundo. 

domingo, 5 de junio de 2016

Dejadme en paz.


Modorra del pensamiento. Algarabía de ideas. Torbellino de sinrazones. Nada me concierta, todo me confunde. Chirrían las puertas de la memoria, tengo arena en los ojos que miran a popa, hacia el pasado.
Es el tiempo del caos, el momento de la barbarie del intelecto. Se desploma la bella arquitectura de la lógica. Los oídos zumban, los ojos giran al azar, las manos aletean sin posarse más de un instante en los objetos, la nariz está taponada y cuesta respirar, en la boca detecto el gástrico sabor del estómago revuelto.
Es el día de la migraña, de la vecindad molesta, de la misantropía... Mi cabeza entre las manos, como puerta cerrada, exclama con un gesto: ¡Dejadme en paz!