domingo, 30 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 17: Posesión

Una noche, hace muchos años, cuando era aún adolescente terminé a altas horas de la madrugada de leer un libro que me tenía absorto desde el día anterior. Se trataba de "El exorcista" de William Peter Blatty, que basó su libro en un acontecimiento de 1984 del que había oído hablar en la Universidad Jesuíta de Gerogetown.

Hacia las tres de la noche cerré el libro, pero ya no pude dormir. Imaginaba mi cama moviéndose bruscamente por el cuarto y sentía la fétida y helada presencia del demonio bajo el somier esperando que alguno de mis miembros sobresaliera por los bordes. No me atreví a moverme acurrucado en el centro del colchón. Sentía mi cuerpo próximo a una inevitable

posesión.


Hay que situar mi visión de esta película en su contexto. Tenía yo diecisiete años y acababa de abandonar mis estudios religiosos en los Hermanos Maristas en Salamanca. Había cursado COU y, al haber suspendido química en junio, debía presentarme a la selectividad en septiembre. Mis antiguos hermanos maristas habían accedido a hospedarme un par de días en el postulantado para que pudiera realizar los exámenes y allí pasé una noche. Pero, acabado el examen, junto a otro compañero nos escabullimos del edificio hacia las diez de la noche y nos fuimos a ver la última sesión de esta película. 
El saltar por una ventana, el huir entre las sombras, el recorrer un par de kilómetros en la noche salmantina y entrar en la oscuridad de la sala para contemplar el catálogo de horrores de la cinta se conjuran para sentir la película de un modo especial. Cuando días después recreé la historia con la novela en las manos, como ya he contado, no pude dormir. 

Por primera vez ante una película sentí que, ante una posesión demoníaca, no podía hacer nada. Daba igual la voluntad, la bondad, la fortaleza... el demonio era invencible. Tan sólo una intervención divina en forma de exorcismo (y no siempre) podía devolverte a tu estado de persona humana. Esa horrible impotencia me pareció aterradora. Y jamás en la vida tuve tanto miedo. 

viernes, 28 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 16: Resurrección

Fue por casualidad que encontré este viejo corto de Tim Buton. Yo buscaba alguna película breve para poner a los chicos en clase; en una de aquellas clases de E. Compensatoria que mi compañera Carmen preparaba para los alumnos con desventajas (extranjeros, gitanos y feriantes). Además de las clásicas de Disney y alguna de Charlot (El Chico) vine a descargar, casi por casualidad, Frankenwinie. El nombre del corto ya presenta reminiscencias del mítico Frankenstein; pero el director (como en una travesura infantil) cambia el personaje y adapta el argumento al pero del protagonista aplicando lo aprendido en el libro de Mary Shelley a su propia mascota muerta provocando una divertida:

resurrección.




He colocado aquí este vídeo con el corto casi completo (el original dura unos 30 minutos). La película comienza con unas secuencias (seguramente autobiográficas) de una película realizada por Víctor el niño protagonista. La acción transita después por el jardín donde Víctor, un niño solitario, juega con su adorada mascota. Pronto un desgraciado accidente de tráfico acaba con la vida del animal y el niño se sume en una honda tristeza. Un rayo de esperanza le animará cuando, en la clase de ciencias, su profesor les muestra cómo provocar la respuesta muscular en una rana con ayuda de la corriente eléctrica. Y decide ponerse manos a la obra...

Este sería el segundo cortometraje de Burton y la Compañía Disney ya se había fijado en él por la originalidad y calidad de sus producciones. En este corto, delicioso y efectista desde mi punto de vista,
el director ya introduce las claves de lo que serán sus películas posteriores. En este caso, el blanco y negro, ayuda a crear un ambiente inspirado en el cine clásico de terror; pero con toques irónicos y humorísticos muy peculiares. 

La compañía despidió a Burton justo después de acabar el film alegando que «era demasiado terrorífica para sus audiencias más jóvenes». En el año 2012 la misma compañía produjo un remake de la cinta, en formato largo y técnica de Stop motion (parada-movimiento). En el siguiente enlace podéis verla en francés incluso en 3D con ayuda de anaglifos (o gafas con dos filtros de cellophane: verde y rojo).


Pero, la verdad, la primitiva me parece mucho más original y entrañable.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 14: Ciencia

De entre todas las magias, sobre todos los trucos, elegida contra toda brujería; me quedo con el auténtico hechizo de la 

ciencia. 



Rabia me da que, entre todos los vídeos de youtube, no haya ninguno con la escena concreta que tengo en la memoria. Siento pesar por la mala calidad de las imágenes de esta cinta probablemente grabada de forma chapucera en alguna proyección de cine de barrio. Pero es lo que hay. Sin el brillo y nitidez de la original aún se puede apreciar en encanto de esta antigua película de Disney en la que se suceden homenajes a la ciencia. En concreto me gustaría un corte de la escena de la locomotora a vapor alimentada por el agua de la tetera (si queréis verla avanzad el puntero temporal hasta el minuto 8). Pero además hay otras como la del avión fallido que no desmerecen a este mágico ingeniero que es el Mago Merlín.
Ando ahora liado preparando sencillos ingenios, pequeños inventos, para mis clases. Me encanta la búsqueda: los antiguos manuales de juguetes fáciles para niños, los libros de inventos caseros, industrias para el aficionado... y la maravilla actual de internet: los increíbles vídeos de you tube donde se muestran infinidad de trucos y máquinas realizadas con materiales comunes pero con un ingenio sorprendente: barcos pop-pop a vapor con brick de leche y lata de refresco; máquina de Papin con una lata de coca-cola; motores eléctricos con una pequeña pila, un sencillo imán y un pequeño cable... Poniendo en marcha los engranajes del cerebro se me ocurren ideas fantásticas: un boli gigante aprovechando los dispositivos para cosméticos rol-on, brújulas de varios tipos, cámaras oscuras con las cajas de los folios...
Siempre me gustaron los juguetes rotos (con significado al pie de la letra, pero también en el sentido metafórico). Que una muñeca hablara, o un coche pudiera dirigirse, estaba muy bien. Pero lo que más me atraía era el momento en que se rompía y desechaba. El juguete entonces, en estado de coma, me ofrecía la oportunidad de operarlo, de intentar reanimarlo o, por lo menos, establecer la causa de la muerte. Mi pequeño laboratorio lúdico-forense guarda juguetes rotos a montones, tengo cajas enteras.
Quizás deba esta bella afición a este mago, precursor de otros hoy famosos como Dumbledore, de la serie Harry Potter; o Gandalf del Señor de los Anillos. Gracias a todos ellos, pero especialmente a Merlín, el mago-científico de mi infancia.  

lunes, 24 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 12: Pícaros

1992. Quinto centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo. España lo celebrarla a lo grande, echa los restos: Olimpíadas de Barcelona, Exposición Universal de Sevilla, publicaciones de lujo, ciclos televisivos, espectáculos internacionales... Por aquel entonces, el director José Luis Cuerda, que llevaba ya a sus espaldas más de 500 documentales para TVE y había rodado cinco años antes "El bosque animado", aprovechó el evento para describir a su modo aquellos acontecimientos. Y lo hizo desde la perspectiva y el humor de los personajes del pueblo, sin la alharaca y la gloria a que nos tiene acostumbrados la historia oficial, pero con la ternura a flor de piel.

Del Lazarillo a esta parte ha habido muchas historias de pillos y bribones, de astutos engañadores... esta es una más y como la mayoría ambientada en el siglo XV, época propicia para el género. Estamos, pues, ante una película de


pícaros.



Un soberbio actor, Alfredo Landa, que cinco años antes asombrara al público español con "El bosque animado" bajo la dirección del mismo director, da vida a un buscavidas, a un astuto tunante que intenta hacer realidad sus pequeños sueños (comerse un cerdo) y grandes sueños (viajar a América). Las historias recuerdan en todo a los clásicos de la novela picaresca, sin novedades extraordinarias; pero la puesta en escena y la actuación de los personajes (Antonio Resines, completa el elenco protagonista) resulta entrañable y conmovedora. La ambientación está muy lograda y los sucesos colaterales al descubrimiento también: la expulsión de los judíos, el poder de La Inquisición, el ejército de pordioseros y pícaros que recorrían España, las sordidez de las tabernas, los cantares de ciegos, los juglares... Alfredo Landa (uno de los mejores actores del mundo, en palabras del director) borda su personaje. Recuerdo bien la divertida broma escatológica de Bartolomé (Landa) al desconcertado Ruy (Resines) o esta de los comienzos del film, cuyo destinatario es el propio Bartolomé; pero sobre todo nunca olvidaré sus lágrimas mientras fornicaba con una puta en una de las tabernas: "Es que yo cuando me pasa una cosa buena, lloro"*1. Para lo bueno y para lo malo, para los sueños y para la dura realidad estos son mis pícaros. Sus actos, sus imágenes se hacen presentes ante mí cuando oigo esa palabra.

*1 (Son palabras aproximadas)

sábado, 22 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes 11: Adolescencia

De vez en cuando, durante años, me han asaltado la imagen bella y turbadora de Ingrid Thulin. Su cuerpo escultural, su mirada sensual, la madurez y seguridad que manifestaba; hacían de esta hemosa mujer la musa de mi

adolescencia. 



En la película Agostino, el protagonista, se asoma a la pubertad; yo, allá por 1977, aún estaba dentro de ella. Al amparo de la penumbra de un cineclub burgalés presencié, curioso como el protagonista, las promiscuas aventuras de su bella madre. Confieso que me identifiqué con los edípicos deseos del  protagonista y que quedé prendado de la atractiva figura de Ingrid Thulin  que  provocaba en mí un penoso estado de estupidez, afortunadamente transitoria. Digo transitoria, pero posiblemente dejara su huella, pues sigo recordando aquellas turbadoras imágenes y su temática escabrosa. Ayuda a ello que las imágenes del film fueron rodadas en blanco y negro y que su excelente fotografia realzara la belleza de la madre protagonista. Hay que destacar también las tórridas imágenes de la pandilla de jóvenes adolescentes en sus correrías con un evidente tinte homosexual.

Agostino transita perdido por el mar de la adolescencia toda vez que la relación con su madre, la brújula poderosa por la que se guiaba, cambia inevitablemente de rumbo. Así me sentía yo: con el deseo a flor de piel, perdido, abandonado, adolescente...

jueves, 20 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 8: Ausencias

Ausencia de madre, de inocencia, de infancia sosegada y natural... Y una voz aniñada cantando una canción hipnótica: "¿Por qué te vas?"
¿Qué no tuve? ¿Qué se fue? ¿Qué faltó? ¿Cuáles fueron mis...

Ausencias?


Esta película, desde mi mirada adolescente, me impresionó. Como Ana, la protagonista, yo también tenía mis propias ausencias: la de una infancia normalizada, la del cariño, la de unas hermanas que me mostraran la mitad del mundo... Yo también respiré el aire opresivo de la infancia, sufrí la lejanía de los padres inaccesibles por la distancia, sentí la perplejidad de los niños ante el mundo de los adultos...

Miro esos ojos, los ojos negros y magnéticos de Ana Torrent, la mirada perturbadora de una niña que piensa por su cuenta ...

¡Hace tanto que vi esta cinta...! Quizá mis recuerdos no sean exactos pero el poso que quedó en la memoria me trae un regusto de ternura, añoranza, curiosidad, admiración... Sí, ternura por las tres  pequeñas abandonadas a sus juegos en un universos paralelo al del adulto; añoranza de su ingenuidad, su libertad, sus elecciones; curiosidad por el mundo infantil de las niñas y su psicología, por sus sueños; admiración por esos ojos de Ana, todo intensidad y misterio...

Y escucho la canción que se repite como un mantra en mi cabeza: ¿Por qué te vas?... Lo pienso bien y rectifico... ¿Por qué nunca viniste?


martes, 18 de octubre de 2016

Una imagen y mil palabras -9: Juramento

En la memoria de todos los que vieron la película (y hablo de una importante porción de la población del planeta) las imágenes de Scarlett O’Hara en la colina jurando que jamás volvería a pasar hambre contra un atardecer rojizo, quedarán para siempre asociados a la furia y la determinación.Este es, sin duda, mi más admirado

Juramento



"A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!"
Estas palabras, dobladas maravillosamente al castellano por Elsa Fábregas (superando con creces a la versión original inglesa), y acompañadas del puño en alto en contraluz al atardecer son tanto una
declaración como una amenaza. La música inolvidable de Max Steiner, toma el relevo al juramento. De tal manera se alcanza el clímax con estas imágenes que muchos, como yo mismo, pensamos que aquí se acababa la película.


domingo, 16 de octubre de 2016

Nóbel para un juglar





Mi sorpresa fue mayúscula:
Tantos años escuchando su canción
cantándola arrobado en mi banco.
Tantas almas al unísono rezando,
Tantas ofrendas del pan...

Mi sorpresa fue mayúscula:
La melodía era robada,
la letra una impostura;
el cantante ni existía,
su poema no importaba

Mi sorpresa fue mayúscula:
Su voz nasal sonaba sacrílega,
su forma de tocar irreverente,
heréticos sus orígenes judíos,
¡Aquel hombre no pudo componerla!

Mi sorpresa fue mayúscula:
Canté una canción protesta,
Alguien me engañó en la iglesia,
Las ancianas que cantan no lo saben:
hacen coro a un fumador de porros.

Mi sorpresa me hizo curioso:
nuevos oídos escucharon la canción,
ojos nuevos leyeron el poema.
Puse rumbo a las baladas nuevas,
y aprendí a escuchar su voz nasal.

Mi sorpresa creció con los años:
Tantos poemas fascinantes,
Tantos viejos poemas renovados,
Deslumbrantes, originales poemas...
entre tantas esperas impacientes.

Hoy mi sorpresa fue mayúscula
premiaron al juglar en Estocolmo:
¡Cuánto tiempo hubo de pasar
hasta que aprendieron a escuchar!
Mi sorpresa fue mayúscula
mi alegría inmensa:
premiaron a un juglar,
premiaron a un poeta.

Una palabra y mil imágenes - 7. Apocalipsis

El mismo director, Fancis Ford Coppola,  bautizó su película con la palabra que resume la destrucción y el horror de la guerra. Del corazón de las tinieblas de los hombres surge el

Apocalipsis.



Banalizada, tácticamente adoptada o simplemente "gozada"; la violencia existe y se aplica cuando los diques de la civilización y la moral comienzan a desbordarse. 

Puestos a elegir la secuencia que mejor defina el Apocalipsis podría haber elegido las imágenes del inicio donde se superpone el batir del ventilador en el techo con las hélices de los helicópteros que bombardean la selva con napalm. Sí, es apocalíptica.  Pero la secuencia del bombardeo del poblado al son de la "Cabalgata de las Valkirias" de Wagner es aún más sugerente como sonido e imagen al segundo caballo del Apocalipsis: 
"... Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande"

La idea de Coppola de incluir la melodía que describe el vuelo le vino de su conocimiento de que los instructores de la Luftwaffe la incluían en los audiovisuales para instrucción de sus cadetes. La partitura describe la celestial cabalgada y los salvajes gritos de las vírgenes guerreras en su vuelo y descenso. La acción de esta ópera se sitúa en una montaña rocosa y agreste, donde está el mundo vacío y lóbrego de los dioses. La música evoluciona hacia una melodía interminable con una belleza violenta y erótica. 

Ya Hitler se había fijado en estas cosas. En una ocasión dijo: "Para comprender al 3° Reich hay que comprender primero a Wagner".


viernes, 14 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 21. ¡Agua!

Signada, trazada e la mano en el lenguaje de los sordociegos, la primera palabra que "escuchó" Helen Keller en su vida por manos de su institutriz Ana Sullivan fue:

¡Agua!



Las imágenes donde se muestra el descubrimiento del lenguaje, la comprensión de la primera palabra en un ser humano sordo y ciego de comportamiento salvaje, es una de las más memorables del cine. Toda la película lo es. Desde su inicio con el dramático descubrimiento de que la fiebre ha dejado sin vista y oído al pequeño bebé que hace lanzar un grito desesperado a la madre, hasta las imágenes poderosas de la firmeza de la joven institutriz, el aislamiento en la casita del jardín para poder "educarla" (lo que en realidad parece más bien la "doma" de un caballo salvaje), las escenas que muestran la natural inteligencia de Hellen (como cuando adivina la visita de su próxima institutriz por el golpe de la maleta en el suelo)... 
Yo busqué la imagen del pozo, donde al pie de la bomba singa en su mano la palabra "agua" con insistencia mientras el agua corre por la mano de su pupila hasta que Hellen comprende la asociación. Y a partir de ahí el loco frenesí de Hellen corriendo alocadamente arrastrando a su maestra preguntándole el nombre de cuantos objetos encuentra. Es la representación fílmica de la rápida evolución del lenguaje una que se aprenden las claves de este proceso simbólico que nos hace humanos. 
He visto de nuevo las imágenes que me impresionaron,  hace ya muchos años en el viejo cineclub, y he llorado con ellas. El trocito de logopeda que hay en mí se ha emocionado con el descubrimiento de una niña perdida en el mundo de lo que nos guía como personas: el lenguaje. A partir del minuto cuatro del video unos rótulos nos anuncian que Hellen, al fin, "entendió el significado de las palabras y del lenguaje". 

Nunca una palabra, nunca, significó tanto. En realidad para Hellen Keller, sordociega desde que tenía un año, futura graduada universitaria y escritora; lo significó todo. 

miércoles, 12 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 13: Evolución

¿Cómo explicar 1.000.000 de años de evolución en unos segundos de metraje? Stanley Kubric lo consigue en la más famosa elipsis cinematográfica de la historia del cine. "2001: una odisea espacial"


El hipnótico vuelo de ese fémur (arma letal recién descubierta) y su plástica metamorfosis en nave espacial orbitando la luna es una metáfora de lo relativo que resulta el tiempo real en el cine. En unos segundos transcurre una eternidad y, sin embargo, el lento mecer de la nave acompañado de la música del famoso vals de Strauss consume con extraña gula un largo minuto del film. 

El enigmático prisma que preside los hitos en nuestra evolución parece ejercer una poderosa influencia en el progreso del hombre: ¿otra metáfora de la inteligencia exterior? ¿una representación geométrica de Dios?... Muchas preguntas metafísicas a las que responden hipótesis variopintas. Pero yo, anclado en el s.XX cuando vi la película, me quedo con este vuelo hacia el futuro: la evolución resumida en un fémur por los aires.   

lunes, 10 de octubre de 2016

Mi año KOI-4878.01


Que nos estamos cargando el planeta ya no lo duda nadie. Sí: estamos mordiendo la mano que nos da de comer, jugamos como niños con la comida... Y una vez que dejemos nuestra casa como un erial tendremos que mudarnos. Así que ya vamos buscando piso por los alrededores. 

Entre las oportunidades inmobiliarias espaciales que recoge el catálogo del telescopio Kepler figura una hermosa vivienda para la humanidad: el planeta KOI-4878.01,  nada menos que un exoplaneta de superlujo con una semejanza a la tierra casi del 100% (IST, Indice de Similitud con la Tierra de 0,98 teniendo la Tierra misma un IST=1).  Nos pilla un poquito lejos eso sí (está a  unos 1075 años luz), pero con la mejora en los transportes, no será problema en breve. Los años allí se nos harán un poquito más largos, de unos 449 días; pero no nos vamos a quejar por eso. No está mal iluminada (su estrella es una enana amarilla como nuestro sol y bastante parecida) y, si se confirma que tiene atmósfera, la temperatura será templadita, como aquí; acaso un poco más cálida (17,8º C de media). De materiales no anda mal: tendrá metales en parecida proporción a la Tierra y es muy posible que esté muy bien ventilada con abundante oxígeno e hidrógeno en su atmósfera. Hay posibilidad de que se trate de un planeta océano, lo que convertiría la vida en ese nuevo hogar en unas eternas vacaciones en yate. Quizá hubiera que fumigar un poquito la nueva mansión, es muy posible que esté poblado por varias clases de bichos; las posibilidades de vida allí se apuntan extremadamente altas. 

Pues bien. Se espera que abran de nuevo el piso piloto para el 10 de octubre del 2016. Es decir ese día, precisamente el de mi cumpleaños, se mostrará visible al telescopio en tránsito alrededor de su estrella. Echaremos un vistazo. Quizá nos pueda interesar y vayamos preparando el traslado.   

domingo, 9 de octubre de 2016

Una palabra por mil imágenes - 22: Maestro

A mi mejor amigo:
él me enseñó a diferenciar
lo bueno de lo malo 
lo débil de lo fuerte
y eso es mucho
¿Qué puedo darte a cambio
si quisieras la luna 
te la daría
pero prefiero darte mi corazón 
Con todo mi amor para mi...

Maestro


Desde 1994 se celebra cada 5 de octubre el día mundial de los docentes. Al escuchar esta palabra, este sustantivo que nombra mi profesión, recuerdo la película "Rebelión en las aulas". Para muchos, quizás, sentimental y almibarada; para mí tierna y entrañable. No puedo evitar emocionarme ante el sentido homenaje final de la clase rebelde a su profesor, a ese magnífico Sidney Poitier, que sabe ganarse el desdeñoso corazón de sus alumnos.
A pesar lo sentimental que pueda parecer, pese a la irrealidad que se pueda percibir; la credibilidad que S. Poitier infunde al personaje y el trabajo de los jóvenes actores nos impulsan a aceptar las premisas que se proponen en la película: Al final triunfa la bondad, la perseverancia, el optimismo...

Lloré, sí lloré, durante la escena final, esa en la que Lulú canta "To Sir with Love", una preciosa canción y en la que los primeros planos son todo un reto felizmente superado por los actores.

"To Sir with Love", Para mi maestro con cariño.

jueves, 6 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 20: Infancia

El 10 de octubre de 1985 murió el superdotado actor y director Orson Welles. Que esa fecha coincida con mi cumpleaños me hace dedicarle hoy esta entrada del blog y, precisamente, en esta sección que homenajea al Séptimo arte, ese que tanto amó.

Ciudadano Kane, considerada como una de las diez mejores películas de la historia del cine, comienza por el final del magnate norteamericano Kane, que parece representar a un personaje real. el magnate de la prensa Charles Foster Kane, aunque Welles siempre defendió que era una fusión de varios personajes de la época. Sea como fuere, Un hombre solo está a punto de morir en una oscura habitación.



Las imágenes intentan contarlo todo pero no dicen nada. Una palabra es la clave pero nadie comprende su significado: Rosebud. Cuando la pequeña bola de cristal con su encerrado universo nevado cae, rueda y se rompe parece borrarse para siempre la clave de la vida de un hombre. El ciudadano Kane, célebre, rico y poderoso ha dejado el misterio de su vida sin resolver. Toda una película genial se dedicará a lograr entender a este hombre poderoso, alguien que podía obtener lo que quisiera ... ¿o no?



En la última escena de la película, ¡por fin! y solo para el espectador que ya está a punto de abandonar su butaca se desvela el misterio: El último recuerdo, la última voluntad del moribundo es la vuelta a la lejana y feliz Infancia.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 7: Lágrimas

No se ven. La lluvia las oculta. Son imposibles: los repliclantes no pueden tener emociones.Pero todos las sentimos, las adivinamos tras la cortina de lluvia. Y, por un momento, nos identificamos con ese ser que va a morir y hacemos nuestras sus desesperadas

Lágrimas


Roy, un replicante de cuatro años, está a punto de morir. Ha llegado su hora y se deteriora rápidamente. En su agonía, perturba nuestras creencias al comportarse con una humanidad sorprendente: muestra generosidad, desesperación, tristeza, asombro... Tras salvar la vida al Blade Runner que intenta destruirle le confiesa sus sentimientos. Es un monólogo mítico en la historia del cine: 

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir."

Y entre la lluvia gris que cae sobre esa urbe decadente decadente  y caótica, sentimos pena por ese ser que llamamos máquina y adivinamos en sus ojos las amargas lágrimas de la tristeza.  

lunes, 3 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 6: Duelo

Plaza. Aproximación. Estudio. Pausa. Mirada. Reto. Sorpresa. Disparo. Muerte. Pocas palabras, pocas y lentas imágenes. Metraje detenido sobre los rostros tensos de los protagonistas... Es el ritual de todos los desafíos en el western. El escenario austero: una calle (en los americanos) una plaza (en los spagueti western italianos);  pero en ambos se repiten los mismos esquemas. En estas imágenes ¡nada menos que nueve minutos de la película, la novena parte de todo el film! se resumen a la perfección todas las claves del

Duelo   



¡Nueve minutos! eso eso es lo que dura este famoso duelo. Casi sin palabras, solo con la música inolvidable de carillones, violines, clarines, bajos percutidos como tambores  y trompetas: los elementos indispensables del maestro de las bandas sonoras Ennnio Morricone.

Así es un duelo: un tiempo lleno de esperas, de sol, de silencios, de sudor... y todo ello mientras la música va in crescendo incorporando instrumentos en cada frase fílmica; con las trompetas sonando a degüello, con el carillón acabando su cuerda, con el disparo final del más rápido. Luego solo leves crujidos del cuerpo que se desploma y se remueve brevemente mientras expira. Por último una última conversación, casi intrascendente.  Y el viento siempre el viento.

Y casi cuando parece acabar todo surge el anticlímax: la amenaza aún no había acabado. Y, entonces, tras el último disparo se inicia uno de los temas sonoros míticos en el western: las arpas de boca acompañando una pegadiza melodía silbada, las flautas haciendo coro, los timbales marcando un violento pulso, la voz masculina y bronca de los sintetizadores. el vibrante punteo de la guitarra eléctrica... inicial  una vibrante marcha acompañada por el redoble del tamboril.  
Yo he soñado con esa música. Yo he representado, de niño, ese duelo muchas veces. Estoy seguro de que si un día pulsan el córtex en mi lóbulo temporal escucharé esa melodía. La tengo impresa. La palabra duelo son esos nueve minutos de imágenes y esos dos temas musicales. Inolvidables pese al Alzheimer. Indelebles frente al tiempo. Así será siempre para mí un duelo.

domingo, 2 de octubre de 2016

Una palabra y mil imágenes - 5: Cementerio

Uno ha visto ya muchas tumbas. Uno, de niño, acudió al camposanto burgalés a despedir a vecinos y familiares. Después repitió la escena en distintos escenarios: el pequeño pueblo castellano de Ayuela y sus poblados vecinos, el manchego de Palomares del campo, la alcarreña ciudad de Guadalajara, la populosa Madrid... Uno también ha contemplado el mismísimo sarcófago dorado de Tutankamon, la necrópolis visigótica de Recópolis, fosas antropomorfas de Cuyacabras en Burgos, caóticos amontonamientos de lápidas judías en Praga, coquetas sepulturas suizas en Les Brenets, tumbas árabes en el santuario de Ali Ben Rachid... Pero el camposanto que realmente me pareció más sugerente, el más original, fue el creado en agrestes parajes del pueblo burgalés de  Contreras, en la Sierra de la Demanda, especialmente para la película "El bueno, el feo y el malo". Sí, recuerdo muy bien, las opresivas  panorámicas y los vertiginosos travellings entre los sepulcros en círculo de aquel extraño

Cementerio


Ese bosque de lápidas y cruces desplegadas en círculos en torno a una plaza central empedrada es una de las más inspirada representaciones del caos, del loco afán de la vida. Ni una palabra en minutos: solo la música bellísima de Ennio Morricone elevándose en bucles sonoros que parecen acompañar la errática y frenética búsqueda de Tuco entre las tumbas. Es una escena memorable. Siempre será uno de mis cementerios favoritos aunque, hoy en día solo sea una imagen virtual: el cementerio de Sad Hill ya no existe.

Con muy buen criterio los habitantes de la zona intentan recuperar la memoria de la cinta y rescatar los escenarios. Han surgido iniciativas turísticas al respecto e, incluso, el Geolodía (actividad divulgativa anual que se celebra en muchas de las provincias españolas) del año 2016 dedicó la jornada a recorrer la ruta de su rodaje y analizar el paisaje.

¿Y por qué no reconstruir el mítico cementerio de Sad Hill? Merecería la pena. Tienen mi visita asegurada.