miércoles, 26 de septiembre de 2012

El contundente sustantivo





Para mis alumnos de cuarto de primaria sustantivo es la palabra que designa o nombra a personas, animales o cosas. Encabezo esta entrada con una bella referencia de la Biblia a la sustantivación de los elementos originados en la creación: con su existencia, se les puso nombre.

19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.

Génesis 2:19-20
Reina-Valera 1960 (RVR1960)


Wikipedia nos lo define como "Palabras cuyos referentes son clases de entidades fijas, es decir no contextuales como los pronombres, ni estados de hechos o relaciones gramaticales"

Profundizando en el tema, la Gramática Esencial del Español de Manuel Seco define sustantivo como una palabra capaz de funcionar como núcleo del sujeto en una oración (aquí se incluírían los pronombres aunque tienen una valor deíctico, es decir contextual)

Etimológicamente sustantivo procedería de substantivo que viene del latín substantivus, de  substantia, "existencia" o "esencia". Su significado original es, entonces, "esencial" o "existencial".

La substancia pues del sustantivo reside en su contundencia, en su rigidez semántica (aunque admite flexión de género y número) que lo hace inconfundible. En la oración el sustantivo sería "el tema" (inobjetable)  y el predicado "la tesis" (opinable).

Filogenéticamente el sustantivo fue probablemente la primera categoría gramatical en aparecer dentro de la evolución del lenguaje humano. Sería lo que la fotografía al cine. Primero surge la imagen y después el lenguaje que las relaciona (el cine con su particular sintaxis). El primer proceso de abstracción, el primer acto simbólico.
«El lenguaje sólo puede haber surgido de alguna clase de presión selectiva a la que los ancestros de la humanidad estuvieran sometidos, una presión selectiva peculiar entre las especies que compartían los requisitos del lenguaje (tamaño cerebral adecuado, un canal o canales apropiados, intensa interacción social…); si no, debería haber empezado a desarrollarse el lenguaje también en al menos alguna otra de esas especies. Hasta ahora la única presión adecuada parece ser el carroñeo confrontativo de cadáveres de megafauna. Esto requeriría el reclutamiento de un amplio número de congéneres, y el reclutamiento precisaba de señales con la propiedad de desplazamiento (referencia a objetos fuera del alcance sensorial del receptor), transformando así el anterior sistema de comunicación.El lenguaje evolucionó inevitablemente una vez que el proceso arriba descrito hubo producido las primeras unidades simbólicas. El cerebro, un mecanismo auto- organizador, desarrolló entonces modos de combinar estas unidades, mediante procesos de ordenación y almacenamiento y la formación de enlaces entre las áreas cerebrales involucradas, para disponer de construcciones cada vez más complejas. Esto hizo innecesarias ulteriores presiones selectivas, aunque en conjunto la destreza en el lenguaje puede haber conducido a algún grado de selección de grupo.» Derek Bickerton(2009)

El origen del lenguaje está, pues, ligado al sustantivo, al nombre. Lo primero que hacemos con un hijo es dotarlo rápidamente de un símbolo reconocible: lo bautizamos. Así pasa inmediatamente a una categoría operable en nuestro pensamiento. Quedará sólidamente individualizado, contundentemente adscrito a una palabra con una fuerza tal que, inconscientemente, nos costará después aceptar el mismo nombre para otras  personas (recuerdo de niño mi extrañeza y rechazo a aceptar el nombre de "Margarita" para alguien que no fuera mi madre; su rostro es el que me venía a la cabeza y la otra persona era una ladrona de nombres, una impostora).

El hecho de poner nombre es un acto de divino poder. Las historias y leyendas de cada pueblo hacen numerosas referencias al poder de las fórmulas mágicas: ¡Abracadabra!, ¡Ábrete sésamo!; las oraciones, los rezos tienen atribuciones de influencia en la realidad.  Para la mayoría de las culturas imponer un nombre es un acto de dominio.  Los conquistadores trasladan topónimos como acto y certificado de posesión . El sustantivo no es inocente (quizás por eso hay tanta controversia en el uso de lenguaje no sexista con los sustantivos).

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