lunes, 7 de julio de 2008
Las cartas, un tesoro que se pierde.
Hace ya tres meses que guardo el artículo. Es una hoja de periódico doblada en dos pliegues. Reposa en mi casillero junto a un montón de objetos y folios desordenados. En estas bandejas del olvido reposan objetos que llenaron mi atención un momento y ahora apenas significan nada. Sin embargo, en cualquier momento, recuperarán su momento de atención estelar:unas gafas progresivas que me niego a poner... una vieja libreta con ideas para pretencnología... un plano del Monasterio de Piedra que me dio mi hermano tras su visita... un pequeño mosquetón de acero... Cada pieza de este rincón de sastre tiene una historia que podría ser contada...Pero ahora quiero rescatar este gran pedazo de papel plegado. Se trata de una página del periódico EL PAÍS del día 28 de febrero de 2007. Cuando lo leí me acordé enseguida del blog de mi compañero Manuel. Venía al pelo para su bitácora.Podría hacer un resumen, pero... estoy cansado estos días... mucha actividad "bloggera" ultimamente... Probé suerte buscando en la hemeroteca del PAÍS (versión digital en la red) y ahí estaba... Me evito copiarlo entero. Incluso no procede un resumen. Si acaso, por colaborar, algún comentario de mi cosecha.Internet está cambiado la comunicación entre nosotros. Yo mismo hace ya "años" que no escribo una carta a nadie (descontando reclamaciones, bancos, envios, etc...). Me refiero a una "carta-carta"... de las de "Querido amigo...". En cambio tengo "petado" el ordenador de correo (basura, chistoso, fotográfico, powerpuntero y... -en alguna ocasión- auténticamente epistolar pero siempre breve).No quiero hablar además del charla-correo (creo que lo llaman messenger).Uno escribe "a la línea" (on line) con la esperanza de que tras la siguiente curva "la línea" nos devuelva montones de comentarios que reconozcan nuestro esfuerzo comunicador. A veces es así. Incluso puede llegar a sorprendernos cuando menos lo esperas... pero lo normal es acabar frustrado y desanimado...No pasaba eso con las cartas de antes... Uno se sentía en la obligación de responder. Sin contar que eran más pensadas y sesudas... Mucho más elaboradas. Por eso las cartas de las que nos habla el País (referidas a científicos famosos) son hoy tan útiles. Su estudio nos sirve para conocer cómo se gestaron las grandes teorías científicas de nuestro tiempo. Incluso, a veces, hacen justicia a personajes relegados por la fama, pero que fueron los auténticos inventores de "ideas" agenciadas por otros.En fin, para los amantes del género epistolar, os recomiendo la lectura de este artículo que podéis ver desde aquí en este enlace a la hemeroteca del periódico. ¡Ah!, Pero internet ¿no era más bien malo?http://www.elpais.com/articulo/futuro/cartas/tesoro/pierde/elpepusoc/20070228elpepifut_1/Tes
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