sábado, 27 de octubre de 2012

Las frases hechas: "La botella medio llena".



Dice el escritor José Saramago,premio Nóbel 1998: "Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay. Yo no soy pesimista, el mundo es el que es, pésimo..."
Y bien es cierto que el optimista tiene un punto de conformismo. Podría salvarle de su ingenua complacencia el matiz de ser un "optimista" hacia el futuro, porque  lo que es hoy, el mundo  no ofrece demasiados motivos para alegrarse... Mientras exista un delito, se cometa un crimen, se viole el cuerpo o la conciencia de alguien, no tendremos motivos para el optimismo presente. Incluso la inacción sería pecado.
Yo sé que nos toca dolor. Que las alegrías y el gozo no tienen sentido sin conocer sus antónimos. Que es el contraste el que revaloriza la dicha. "Soy tan feliz que tengo miedo de se acabe pronto..." se oye con frecuencia. Porque todos sabemos que la dicha es efímera. Al final todo se acabará: lo único seguro es la muerte.
Por eso detesto a los políticos que prometen que van a arreglar las cosas con su sola voluntad, con sus recetas optimistas. ¡Mienten! Deseo conocer unos políticos sinceros y pesimistas (pero antes de las elecciones, no después). Yo votaré a quién me proponga sangre, sudor y lágrimas, pero que vea convincente... y que prometa razonadamente llenar un poquito la media botella vacía. Desconfío de los que la ven siempre llena.

Y al final, también los pesimistas podemos asegurar que la botella está siempre llena... de aire. Las razones para el optimismo son etereas.

2 comentarios:

  1. Jajaja, pues yo soy un optimista empedernido, porque como las cosas no pueden empeorar más, tienen que mejorar seguro. Pero seguro: ya se nota en el ambiente.

    Por cierto, profesor, enhorabuena por su trabajo: he estado curioseando por ahí y me he encontrado hasta con poemas escritos por un corazón compasivo.

    Muchos abrazos y nos vemos en la pelea de cada día.

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  2. Pues yo...
    Algunos ven la botella medio llena... Otros la ven medio vacía... y yo...
    ¡Yo me admiro de que todavía haya botella!

    Y es que el mundo tiene demasiados botones de destrucción.

    Y, respecto a mis pobres trabajos, reconforta el aprecio ocasional de los perdidos viajeros que pasan por aquí. Cuesta lo suyo mantener esto. Es un pequeño reto. Poco a poco mejoran. Nunca dejaremos de aprender...

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