En la caricatura se asientan las bases del tan celebrado "humor manchego" que tiene gran reconocimiento mediático e ilustres representantes en Pedro Almodóvar, Millán Salcedo, José Mota, Joaquín Reyes y los demás componentes de Muchachada Nui (Ernesto Sevilla, Pablo Chiapella, Julián López, Raúl Cimas). Incluso podemos mentar el precedente de José Luis Coll. Con estas premisas no imaginaba que nadie se diera por ofendido, ni interpretaran que "se estaba uno riendo de ellos" (¿Acaso no llevo años visitando el pueblo en fiestas? También me estaría riendo de mí mismo) . Pero no.
El artículo estuvo año y medio publicado en el blog. No hubo ningún problema durante este tiempo y yo me felicitaba de la madurez del personal, pues parecían aceptar con deportividad opiniones diferentes. Pero quizá fuera que nadie había puesto a funcionar los buscadores porque, de un tiempo a esta parte, parece que la entrada en cuestión empezó a llamar la atención. Primero fue algún comentario suelto en el que alguien se despachaba a gusto, defendía el honor de la Virgen del Lugar (de la que no se hablaba en ningún momento) y terminaba llamándome "gentuza". Me llamó la atención el insulto final (en mi artículo no se insultaba a nadie). Como administrador de mi blog, me limité a borrar el comentario (masoquista no soy). Fue la semana pasada cuando empezaron a aparecer comentarios que, por el tono y la frecuencia, resultaban preocupantes. Había algunos simpáticos (irónicos y satíricos, bienvenidos eran), pero en otros se colaban expresiones como "echarte a patadas" o "sinvergüenza". Parecía haberse dictado una fatwā sobre el autor. Releí varias veces aquel texto. Entiendo que, a muchos pueda no gustarles. Nadie se lo pide. Ni se le exige que lo lea. Busqué, no obstante, algún insulto que se me hubiera escapado. No lo hay. Repasé los adjetivos: había unos cuantos que podrían ser ofensivos (según se mire). Uno de ellos es el calificar al galopeo "equina costumbre", pero es que galopeo viene de galope y quién inventó el término seguro que sabía a qué lo estaba comparando. El otro (aquí tengo mis dudas de su corrección, y si me equivoqué pido disculpas) es el que tachaba la ofrenda de "bárbara costumbre": debe leerse en el sentido de "imprudente" pues consisten en danzar con niños muy pequeños, por el interior de un templo abarrotado. Quizás la parte más polémica es la relativa a algunas peculiaridades del lenguaje del que incluí una extensa selección: nadie puede ofenderse por ello, está sacado de una web local y, por cierto, es muy celebrado y se tiene a gala (uno de los comentarios, voluntariamente redactado en versión exagerada del habla local estaba genial: "había que eligirle (al autor del artículo) un manumento y lo titulaíamos " al sufrior visitaor anómimo" claro porque me huelo que no quiera edentificarse , y lo eregiriamos enfrente la tasca el zorro, pa ello quitaiamos el árbol que ay no hace na, mas que sirve pa que se asobinen allí to los vagos del pueblo." Me descubro. Es cierto también, y se puede comprobar, que hago referencias a personajes de José Mota (no descubro nada si digo que se inspiran en personajes de los pueblos de la Mancha, pero también del resto de España: La Viej'al Visillo y el Cansino son universales). Del resto puedo asegurar que cada anécdota es rigurosamente cierta (personalmente constatada).
Respecto a la estructura del relato está inspirada en los relatos que los viajeros y peregrinos hacían de los pueblos de España a su paso por la península. En ese contexto "el sufrior visitaor anómimo" narra sus penurias ante las costumbres de un pueblo muy diferente al que está habituado. Si alguno cree que las descripciones y juicios son especialmente duros recomiendo que lea los comentarios de Aymeric Picaud en el Códex Calixtino (Libro V, cap. VII) sobre los navarros, vascos, etc. (¡y el documento se guarda en suelo sagrado!).
En cuanto a "reirme de la gente", pensad que, más bien "me río con ella". Sí, me río (no soy tan sufrior, como se supone). Pero no ha sido mi intención hacerlo ofendiendo. ¿Cómo voy a reírme con mala fe, de tanta gente que conozco y quiero en el pueblo? Todos debemos aprender a reírnos un poco de nosotros mismos. Si alguien tiene la curiosidad de leer algunos de los más de 300 artículos de mi blog, se dará cuenta de yo mismo soy el principal objeto de mis risas. Hay una serie entera de 10 artículos bajo el encabezamiento de "Homo sum" que relatan una docena de meteduras de pata que no me avergüenza relatar en clave de humor. Que nadie tenga miedo a la risa sana. Sólo deben temerla los que no puedan soportarla. Quien conozca el argumento de "El nombre de la Rosa" sabrá del inmenso poder de la risa, tan poderoso y subversivo como para asesinar e intentar destruir un tratado de Arsitóteles sobre la misma.
Con todo, ya adelanto que seguiré visitando este pueblo. Mi familia es de allí y, guste o no, seguiré acompañándoles en sus fiestas, en sus casas, en sus peñas... Y agradeceré las riquísimas madalenas que me llevo por docenas, degustaré las gachas que tan bien prepara mi suegra, admiraré el nacimiento en Navidad de la iglesia y los más modestos de los familiares, disfrutaré de las danzas de danzantes y gitanillas, de su piscina en el verano, de la ruta en bici hasta Segóbriga, de la oreja a la plancha de La Tere, sonreiré al ver a mis sobrinos moverse felices por sus calles, celebraré una buena conversación en las terrazas cuando no hay demasiado ruido y me tomaré un mojito en las noches cálidas en mesas puestas en la calle (sí, yo también me siento en ellas).
Y por esa gente que quiero, porque no sufra por mi causa, porque no quiero que tengan problemas por un insignificante artículo de un blog de mínimo seguimiento, como es el mío; retiro el artículo de la polémica. Pongo pues punto final a esta sentida defensa del humor en general y manchego en particular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario