miércoles, 16 de julio de 2014

Pequeños relatos de Ciencia Ficción - 24: Paca, la barrendera.


Paca era la barrendera del CSCM (Centro Sideral de Control de Mundos), la gigantesca base de operaciones de los conquistadores donares. Ahora no entraba la suciedad con los zapatos o el aire, su misión era limpiar las manchas de sudor sobre los instrumentos y retirar las cápsulas vacías de soma que los ingenieros consumían por docenas y que acababan irremediablemente por los suelos. En el CSCM se encontraba la computadora principal controlada por los crueles donares,  tiranos del espacio. Paca había sido destinada a este puesto debido a su baja inteligencia, pues los donares no podían permitirse que ningún terrestre descubriera, siguiera por casualidad, cual de los 50 botones idénticos que se encontraban alineados en un extremo de la consola de mandos era el que activaba la autodetrucción del Centro Sideral. Uno solo de los botones lo hacía y el resto de kis botones señuelo activaban un rayo lasser panorámico que destruía a cualquiera que se encontrara en un radio de 12 m. de la consola. 
Paca no era muy lista, es verdad; pero su ansia de libertad era idéntica a las de todos los humanos. Esta faceta humana de tendencia individualista no estaba aún muy estudiada por los psicólogos donares cuya especie era especialmente social con un sistema de clases muy marcado y una tgendencia innata a la obediencia a la autoridad. Paca sentía vulnerado su derecho a la independencia y, aún con sus pocas luces, había descubierto la manera de activar la autodestrucción del CSCM, solo que esta decisión implicaba su propia muerte. 
En un momento de descuido, cuando los donares se ocupaban afanosamente en programar la actividad de su inmenso ejército de naves desde el Centro de Control de Mundos, Paca se acercó disimuladamnete barriendo envoltorios de soma hasta la consola donde brillaban los 50 botones relucientes. Por un momento pensó cuál sería el que activara el proceso de autodestrucción. Sería demasiada suerte acertar a la primera. Entonces tomó la decisió que había meditado hace tiempo. Alzó el largo mango de su escoba y lo colocó sobre la botonera. Su longitud cubría con justeza la línea de metro y medio de relucientes pulsadores. Luego aplicó todas sus fuerzas sobre él haciendo descender simultáneamente. Una luz cegadora realizó un barrido panorámico en torno a Paca que desapareció vaporizada tras brillar unos instantes. En ese instante comenzó el parpadeo de las luces de emergencia, se activaron las cargas explosivas y los altavoces empezaron a transmitir las intrucciones de evacuación. Instantes después se inició una ajustada cuenta atrás, apenas una serie que permitiera el despegue de las naves de emergencia. Un fugaz resplandor ilumino el Universos segundos después. 

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