lunes, 31 de marzo de 2014

Microrrelato: La calle estrecha


En la estrecha calle de aquel pequeño pueblo algunos coches se ceñían a la pared subidos al bordillo frente a la casa abierta. Un pequeña aglomeración ocupaba la calzada. El repartidor embocó la calleja y, malhumorado, enfiló la furgoneta hacia la pequeña muchedumbre que hablaba en corrillos junto a la puerta. Se detuvo de malos modos ante los que le impedían el paso. Hizo sonar el claxon. Un hombre serio, salió de la casa y se le acercó. Le pidió que esperara un momento: enseguida saldrían a apartar los coches. El conductor puso mala cara y masculló por lo bajo un comentario despectivo.  En los ojos del hombre serio se gestó una tormenta. Alguien le cogió del brazo y lo apartó tratando de tranquilizarlo. Uno de los congregados se dirigió al conductor: ¡Te ha faltado un pelo para ganarte una hostia! ¡Están a punto de sacar el cadáver de su madre para llevarlo al cementerio, capullo!. 

domingo, 30 de marzo de 2014

Microrrelato (30 palabras): Las mil menos una noches.

En la noche novecientos noventa y nueve, Scheherezade, ya no supo qué contar y Schariar, el Sultán, la mandó decapitar. En la noche 1000 el Sultán se quitó la vida.

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sábado, 29 de marzo de 2014

Microrrelato (29 palabras): El refrán chino


Tuvo un hijo que le despreció. Escribió un libro que nadie leyó. Al menos aquel árbol que plantó hace años sostuvo el peso de su cuerpo bajo la soga.

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viernes, 28 de marzo de 2014

Microrrelato (28 palabras): ¿Moderno?


Era un hombre moderno. Lucía orgulloso su actualidad. Yo dejé pasar un segundo para poder compadecerle: Pobre hombre, a partir de este mismo instante se quedó súbitamente anticuado.

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jueves, 27 de marzo de 2014

Microrrelato (27 palabras): La furia derrotada.


Gritaba su rabia, se desgañitaba volcando su furia sobre él. El otro aguantó paciente. Sus error se convirtieron en falta, su verdad en descortesía. Perdió la discusión.

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miércoles, 26 de marzo de 2014

Microrrelato (26 palabras): Certeza.


Vinieron a verme en procesión: el profe, los tíos, mis primos, mis amigos... Desde la cama del hospital tuve la certeza de que iba a morir.

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martes, 25 de marzo de 2014

Microrrelato (25 palabras): Caballo de Troya.


Los troyanos encendieron el incienso ante las fauces del caballo de madera. De su interior escaparon sofocadas toses. Los soldados arrojaron antorchas a sus pies.

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lunes, 24 de marzo de 2014

El tahúr del Mississipí



Para los que entonces no habíais nacido, para los que vestíais pañales, para los que ahora sois unos adolescentes arrogantes, radicales y bastante tontos (como los describe hoy Almudena Grandes); para los que creéis que todos los políticos son iguales e igualmente corruptos... os contaré lo que sé de un hombre singular.

Era abulense, de Cebreros, castellano como yo y paisano de un pueblo cercano a la Sierra de Gredos donde yo pasé muchos campamentos juveniles. Por eso, quizá lo sentía cercano. 
Era joven, un guaperas, una poco cluleta (cluletón de Ávila, le llamaban sus paisanas), con un encanto personal y una capacidad de seducción reconocida incluso por sus más acérrimos enemigos polítcos.
Era un vocacional de la política; un personaje que, ya desde niño, quería ser "presidente del gobierno", un paciente escalador de puertos políticos, una persona que amaba lo que hacía, un hombre que abandonó su actividad pública precisamente porque la amaba. 
Fue el tapado del Rey, la sorpresa de todos, el "¡Error, que inmenso error!" que publicaron los periódicos al conocer su nombramiento. 
Y durante años, el encantador de serpientes, el tahúr del Mississipí, que aceptó jugar con todos y repartió cartas sin marginar a nadie, el que echaba  órdago tras órdago en una complicada  partida de mus con unas cartas dudosas ante jugadores armados de pistolas, prestos a la traición o preparados para la trampa.. 

Era yo entonces, un joven también un punto arrogante, un poco radical y muy tonto. Estudiaba magisterio, carrera elegida por eliminación de las que me gustaban (periodismo, ingeniería). Franco acababa de morir y aún impresionaban las largas filas que visitaron su capilla ardiente (acaso como ahora con Suárez). En aquellos años había leído Cuadernos para el Diálogo, yentonces coleccionaba los semanales de Cambio16. Asistía a la salida del primer número de un nuevo periódico: El País. Escuchaba en los altavoces de los parques "Libertad sin ira" del grupo Mocedades. Participaba en  concentraciones pro autonomía soñando una Castilla Comunera. Fotografiaba con mi retinette manifas, enventos y actos culturales con vocación de notario ante la historia de una España que se transformaba. En mi escuela editaba con otro compañero una revista clandestina. Iba a los cineclubs a ver  películas de arte y ensayo. Visionaba certámenes de cine revolucionario latinoamericano. Me sentía fascinado por  los fotomontajes casi clandestinos anticapitalistas como "La Isla", una didáctica descripción de los abusos del capital con la canción de Victor Jara de fondo: ¡A desalambrar!. Compraba las cintas de ese cantautor recientemnte martirizado y caminaba entre el frío de la mañana burgalesa camino de la Escuela Normal tatareando "Te recuerdo Amanda". Asistía a los conciertos de Aute soñando con Albanta. Me desgañitaba con Queen, me abstraía con Wakeman, gozaba con Jethro Tull...

Un hombre del Movimiento, un tal Suárez, era elegido por aquel entonces para presidente de un gobierno que estaba llamado a gestionar la transición en España. Nadie daba un duro por él. Algunos, los que anhelaban su puesto o los de su cuerda, le miraban con resentimiento; otros con desconfianza. Muchos le consideraban un advenedizo sin mérito alguno, quizás algún enchufado inexplicable del Rey. Durante aquellos años desplegó unas habilidades insospechadas para establecer consensos, para el trato a ras de tierra, desplegando sencillez y cordialidad. Logró pactos esenciales y necesarios para el desarrollo social de España. Bajo sus presidencia se elaboró una Constitución aceptada  por la mayoría, incluso por los más recalcitrantes. Se legalizaron partidos malditos, se excarcelaron presos, se convocaron elecciones democráticas... la tarea democrática realizada bajo su presidencia es extraordinaria, tanto es así que hoy en día es unánime su admiración e influencia en el mundo entero (basta ver los mensajes publicados al efecto por personalidades de todo el mundo)...
Él, sin embargo, fue dejando en cada paso una parte de sí, incluso de su compañía, hasta quedarse solo. Y, cuando ya no tenía políticamente nada que ofrecer (hoy pensaríamos de forma muy diferente), supo abandonar el barco, dimitir a tiempo. Como guinda en el fin de su ciclo, en el día que se oficializaba su renuncia, un grupo de militares le encañonó y le ordenó que se tirara al suelo. Su postura firme, su figura alzada, el ¡Cuádrese! con el que respondió al Coronel Tejero dejaron en la retina de todos los españoles la imborrable imagen de la resistencia al empleo ilegal de la fuerza, de la dignidad ante el atropello, de la valentía. Su figura, como el sol en el ocaso, se engrandecía poco antes de apagarse. 

Dicen los que le conocían que uno de sus poemas favoritos, recitado a sus íntimos muchas veces en sus últimos años de consciencia, era "If" de R.Kiplin. ¡Que acertado me parece! Cuando el mundo se viene abajo, qué generosamente humano es saber permanece con la cabeza tranquila, sabiendo que cumpliste con tu deber (al denostado presidente Zapatero le dediqué un artículo soportado por este mismo  poema, pues en mi opinión su situación tiene cierto parecido). 

Después, en un último intento de continuar con una vocación que le empujaba, fundó un partido político. Aún resuena en mi cabeza  aquella música pegadiza, ¡Y vente al centro!, de la campaña. Recuerdo que voté  por él en las primeras votaciones de mi vida. Sin embargo, su figura fue apagándose, incluso llegó un momento en que se borró hasta el recuerdo de la luz. Cuando no quedaron recuerdos, aún conservó los sentimientos: sonreía, respondía al afecto y al cariño.

Cuenta mi hermano Javi que en una ocasión le vieron salir de una iglesia. Había estado rezando. Recuerdo incluso que les explicó que había estado rezando por España. Bien pudo ser. Yo, por mi parte, conocí a uno de sus hermanos.Fue hace unos diez años, en unas fiestas de Palomares del Campo. Apenas hablé con él y me hubiera gustado hacerlo: tenía curiosidad por saber de aquel hombre que fue tan importante y ahora dormía en el olvido.

Cuando observo el panorama político actual y la imagen que tenemos de nuestros políticos no puedo evitar contraponerla con la de este hombre inteligente y astuto, sociable, cercano, sencillo en el trato, fotogénico a rabiar, servidor del Estado que terminó su carrera política tan pobre como entró, con un puñado de amigos nuevos (que lo reconocieron en secreto) e innumerables y públicos enemigos. 
¿Algún parecido con la actualidad?  Aún está caliente su cadáver y ya están los veladores acercando el ascua a su sardina (algunos a su "sardana"). 

Yo, adolescente entonces, fumé los únicos cigarrillos de mi vida en aquella época. ¡Cómo me hubiera gustado fumar con él uno de aquellos cigarros charlando unos minutos, en la soledad de su despacho, hablando de tantas cosas...! Creo que este deseo no lo tengo con ninguno de los políticos actuales: ¿Por que será?

Para él, su poema favorito de los momentos difíciles. Un poema que leí muchas veces en mi juventud. Todo un tratado de conducta para honrados perdedores. 



Si...  
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan,
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera ;
si engañado, no engañas, si no buscas más odio,
que el odio que te tengan...
Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres ;
si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo ;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas el Triunfo, si llega tu Derrota,
y a los dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día ;
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada
porque tú lo deseas y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo, y guardas tu virtud,
Si marchas junto a Reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ni uno te precisa
Si llenas el minuto inolvidable y cierto,
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún : serás Hombre, ¡hijo mío !





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Microrrelato (24 palabras): Inspiración homicida.


El terrorista, el mejor cerebro de Al-Qaeda, leía distraídamente un ejemplar de aquel cómic occidental, de Mortadelo y Filemón.... ¡De repente tuvo una idea!

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domingo, 23 de marzo de 2014

Microrrelato (23 plabras); ¡Clic!


Atenazado por el dolor luchaba por encontrar el "clic" en su cabeza. ¡Lo encontró!
"¡Ha muerto, maldita sea!" Escuchó en la lejanía. 

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sábado, 22 de marzo de 2014

Microrrelato (22 palabras): Twitter


Envió el twitter con infantil ligereza. Las redes sociales se inflamaron. Una hora después recibió la llamada de su jefe: ¡Estás despedido!

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viernes, 21 de marzo de 2014

En el día mundial de la poesia


En tu día
no puedo seguir callado
este blog, casi apagado,
moriría.

El poema
lo tengo tan enterrado, 
tan en el tiempo olvidado
que me apena.

Solo quiero,
pensamiento atormentado,
darte paz, verte aplacado
lo primero.

Y después
con el poema apuntado
declararme enamorado,
ya lo ves.

La poesía
en mi  mundo desterrado
tesoro recuperado:
mi alegría.  

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Microrrelato (21 palabras): 21 la pirula.


... diecinueve, veinte, veintiuna la pirula...  Pablo, avergonzado, besó a Julia, su amor secreto.  Ella adoptó una mueca de desagrado: -¡Qué asco!

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jueves, 20 de marzo de 2014

Microrrelato (20 palabras): El secreto de las esfinge


La esfinge lo miró con malicia: - ¿Qué animal se mueve con dos patas y después con ninguna?
Edipo murió desconcertado. 

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miércoles, 19 de marzo de 2014

Microrrelato (19 palabras): Paciente planificación.


La caja metálica quedó cubierta bajo el encofrado. Veinte años después nadie se explicaba cómo pudo producirse el magnicidio.

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lunes, 17 de marzo de 2014

Microrrelatos (17 palabras). Desde su celda.


Contempló la celda vacía. Miguel pensó llenarla de sueños y escribió: "En un lugar de la Mancha..." 

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sábado, 15 de marzo de 2014

Busco un tema


Busco un tema: Repaso en mi cabeza la actualidad,, desempolvo recuerdos de mi pasado o doy una vuelta a mi actividad de los últimos días buscando algo sobre lo que escribir.  A veces, parece que todo está dicho, que se han exprimido ya todos lo jugos de la vida; sin embargo cuando el tintero está a punto de agotarse es cuando la tinta es mas intensa.
Da rabia, es frustrante, no cumplir las personales promesas que uno se hace: ¿Mil artículos en mi blog? ¿Por qué tantos? ¿Y por qué ese número redondo de cuatro dígitos? Al final, y a lo veréis, me va a salir un artículo de "metablog", que va más allá del blog: que lo trasciende, que lo referencia a sí mismo.

Podría hablar de la actualidad: de este Papa simpático y cercano que cae tan bien a casi todo el mundo al cumplir, hoy, su  primer aniversario.

O del comercio de órganos regido por las más  puras leyes del mercado (oferta y demanda), del hígado que un "rico" libanés  pretende comprar a un inmigrante necesitado (¿por qué le califican en las noticias "de alto poder adquisitivo", con un eufemismo perifrástico en razón literal 20/4, tan poco económica?). Ya lo dice el refrán. "Dos cosas hay en la vida: salud, dinero y amor ". Hubo una tercera, pero de esa ya nadie se acuerda.

O del día internacional del riñón que se celebra hoy y de los achaques que (me encuentro entre ellos) empiezo a tener con este órgano con forma de habichuela. Podría enfocar el asunto relatando la primera experiencia proctológica  (ocurrida casi por sorpresa, por tener la ingenuidad de confesar unos mínimos niveles de hematuria en un análisis de orina). Aunque en realidad recuerdo otras en la infancia  pues, al fin y al cabo,  aquellas peras de irrigación que mi madre nos aplicaba contra el estreñimiento venían a ser lo mismo o los supositorios tan socorridos de la época.

Me niego a extenderme sobre el despertar anotador de Mesi que marcó un nuevo gol ayer ("El de siempre" gritaba el comentarista cuando logró terminar un exaltado enunciado bisilábico-clónico: Mesi-Mesi-Mesi-Mesi-Mesi-Mesi-Mesiiii...)

Pero podría hacerlo sobre unas sílabas antipáticas impregnadas de escandalosos significados: ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) que inmediatamente traen a nuestra cabeza las imágenes de una crisis cebada en los trabajadores más humildes, siglas asociadas a estafas y robos sangrantes, a aprovechamientos y abusos: ¿Será verdad que una exministra, Magdalena Álvarez, medió o consintió en ello? El dictamen de una  fianza de  29,5 millones de euros parece confirmarlo. ¿Será posible que la corrupción circule en esas dosis por el torrente sanguíneo socialista?

También podría hablar de mi trabajo que, sin querer, se acerca a mi pluma muchas veces;  presencia inevitable en mi cabeza que pugna cada día por asomarse a la ventana del blog quizá para mostrar al mundo que estamos aquí, que también existimos.

Siempre puedo echar mano del tema estacional: la primavera ha esprintado este año adelantándose a los últimos días del invierno. En el campo los almendros repiten un año más  su prodigio floral, los campos de labor verdean con los primeros brotes y el aire está limpio y claro, tibio por el regalo de un sol inesperado.

Escribir... soy el único que escribe en el bullicio de la cafetería "La Almazara" llena a rebosar de mamás que acaban de dejar a sus hijos en el cole. La mayor parte toma café en animada tertulia. Un hombre joven lee un periódico deportivo frente a su pareja distraída.  Yo apuro los minutos antes de entrar en el cole. Pago el café y guardo el boli. Se acabó por hoy mi tiempo literario.

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viernes, 14 de marzo de 2014

Microrrelato (14 palabras): Estigma.


Caperucita gritó: ¡El lobo! ¡Es el lobo!. 
Aquel hombre acusado de pederastia, se suicidó.

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jueves, 13 de marzo de 2014

Microrrelato (13 palabras). Hallazgo en la montaña.


El nido del buitre albergaba una bota. Al cadáver encontrado le faltaba una pierna.

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miércoles, 12 de marzo de 2014

El preparado


En el café España, de la ciudad de Burgos, servían a finales de los años setenta una bebida muy especial. De fórmula secreta, nuestro gusto adivinaba en ella el vermú blanco y nuestra vista confirmaba la presencia de hierbas de las que podíamos identificar sobrenadando unas hojas de hierbabuena.
Nos aficionamos a tomar aquel brebaje y acudíamos allí muchas tardes después de nuestras clases de magisterio hasta que un día Jesús, uno de nosotros, empezó a notar extraños picores en los pies. Inicialmente no los dio importancia, pero se fueron acentuando convirtiéndose en pocos días en un dolor persistente, algo así como el de una china en el zapato. En pocos días la base de los pies adquirieron un aspecto tumefacto y unas extrañas protuberancias con aspecto de granos de pus aparecieron en sus plantas doloridas. Acudió alarmado al médico que le recetó unas pomadas inútiles que no frenaron el avance de aquellas ampollas que pugnaban por estallar. 
Fue en el café España precisamente, en torno a nuestro habitual preparado, que nuestro compañero no aguantó más y con un gesto de dolor insoportable se quitó un día los zapatos y los calcetines. Asombrados contemplamos unos extraños hilos vegetales, como raicillas, saliendo de sus plantas llenas de sarpullidos. Nos quedamos aterrados sin comprender qué podía ser aquello. Uno de nosotros, mudo y asombrado, miró fijamente el vaso de su preparado con aquellas hojitas de hierbabuena. Decidimos no volver a probar jamás aquel brebaje. Algunos días más tarde nuestro preocupado amigo estaba completamente curado.

El Café España celebró su centenario el año 2021.
En este cartel de su fachada se puede leer su 
historia y reconocer su solera.


Y aquí la fachada con su aspecto actual (2021). El relato de arriba
está fechado en 1980, 41 años antes.

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COLOFÓN

En la Navidad de 2024, paseando por la calle de La Paloma, vuelvo a encontrarme el viejo Café España. Parece que, tras los años del COVID19, no ha logrado mantenerse abierto. Así que se vende o traspasa. Lástima. 







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Decir bobadas

Decir bobadas puede parecer un insulto, un atributo  despectivo. Yo lo reivindico con orgullo: Sí, digo bobadas; una tras otra, enlazadas, sin parar.

Desde que comencé la visita a Fátima, no he parado de decirlas. Fátima está en su cama, decaída, sin ganas; apenas abre los ojos, ni saludar puede la pobre. Poco apoco se anima, dialoga, recuerda pequeñas anécdotas... Vemos juntos el libro-juego que le llevo. Elegí uno sobre el desierto pues es marroquí y le es familiar. Su hermanita Wyam va tomando confianza. Me habla (antes nunca lo hacía)  y quiere jugar. La incorporo al grupo: animará a Fátima. También su primo Rachid, que está más callado y no puede evitar mostrar una seria tristeza. El corazón de papel que tenía previsto construir se queda en los primeros plegados: olvidé cómo prosigue... Esto me apura un poco, era la actividad que sostendría la charla... Pero no pasa nada, Fátima todo lo perdona.

Ella misma describe lo que hago: que hablo mucho -me dice-; que me equivoco de nombres, que digo bogadas... Por un momento finjo que me indigno, luego intento explicarle con dulzura que digo bobadas, pero no soy tonto... que lo hago porque es divertido y le distrae... La explicación sobraba.

Antes de visitarle pienso siempre en qué diré, en qué haré cuando esté ante ella, en cómo pasaré esos minutos preciosos y difíciles que le quedan sin desperdiciarlos. No puedo resignarme con ella, tengo que llevarle un soplo de normalidad, un aire de broma, reírnos un poco en la vida que nos queda...

Me ronda por la cabeza una vieja canción: Cuéntame una tontería, cuando suene la agonía...


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martes, 11 de marzo de 2014

Mis fetiches 11: Mi cámara kodak retinette


Cuando compré aquella cámara, ascendí un escalón en mi perfil de aficionado: me acercaba al ámbito del profesional, del artista. Hasta entonces sólo poseía una instamatic de kodak, una cámara automática que era básicamente una pequeña caja con un objetivo fijo y un mecanismo de disparo sencillísimo accionado  por un pequeño resorte. El día que me presenté en la antigua tienda "Fotoazul", ante cuyo escaparate restregaba mi nariz cada vez que pasaba, me pusieron en las manos esta cámara mítica: era un ejemplar de segunda mano, pero parecía muy bien conservada y, en aquel momento, funcionaba perfectamente. La óptica de estos modelos tenía una fama legendaria y su solidez y versatilidad eran notables. El pequeño capital que me pedían por su adquisición la hacían asequible aunque para adquirila tuviera que vaciar mis ahorros de años. Compacta, niquelada, brillante, perfectamente amoldada a su funda de cuero se me figuraba una cámara profesional.

A partir de ese día, aquella cámara me acompañó en todos los acontecimientos reseñables: viajes, bodas, bautizos, espectáculos, reuniones familiares... con ella realicé mis primeros reportajes: el pueblo de Ayuela, los trabajos del Plasti (un profesor de la Escuela Universitaria), la colección de fotografía arquitectónica de la iglesia de la  Anunciación en Burgos, las fotos de los alumnos de nuestro curso de magisterio... Y con ella también documenté recorridos artísticos por el cementerio de Burgos y el Castillo, encuadré numerosas puestas de sol, busqué ángulos extravagantes en las escopetas de perdigones, dupliqué la exposición buscando apariciones espectrales, ensayé ángulos originales en los objetos más vulgares, espié expresiones espontáneas en anónimos transeúntes... Llegué a impresionar una colección de 200 rollos en blanco y negro que conservo y, consulto de vez en cuando, encontrando siempre alguna sorpresa inesperada entre ellos.

La vieja retinette me acompañó después a la mili. Allí documenté parte de nuestra vida cuartelera en el campamento Álvarez de Sotomayor en Viator (Almería) y la estimulante liberación de las patrullas de reconocimiento en Carboneras y Aguamarga. La luz violenta de las playas del Egido y de los campos de Níjar, atravesaron su objetivo para quedar inmortalizadas en blanco y negro en rollos casi olvidados.

Después viajó conmigo a excursiones sin cuento, miró ojos amorosos a mi mujer, Charo, descubriendo conmigo un rostro enamorado y expresiones felices. Me siguió al colegio donde inmortalizó varios cursos y escenas escolares irrepetibles. Conoció y mis sobrinos y les regaló la inmortalidad de sus pocos años. Fue testigo de curiosos experimentos, contempló extrañas máquinas de pretecnología, retrató los personajes de mi biografía, plamó paisajes bellísimos...

En los últimos tiempos sufría los achaques de la edad. Hacía tiempo que algunos de sus resortes padecían artrosis y hube de llevarla a la tienda para su reparación. El técnico la sumergió 24 en aceite para engrasar y limpiar sus piezas y volvió a funcionar por una temporada. Después los atascos se hicieron recurrentes. Tuve que añadir la fuerza de una goma elástica desde la palanquita del retardo para que no se parara en una cuenta eterna. Pese a todo seguía haciendo fotos excelentes. En esto, llegó la era digital.

Mi vieja retinette quedó sepultada en un armario de la buhardilla hacia el año 2002, cuando adquirí mi primera cámara digital. Preñada de su último carrete, quedaron abortadas las últimas imágenes que tomé con ella. Algún día, por curiosidad, revelaré esos viejos negativos en color y volverán a la vida las últimas personas que retraté, algunas de ellas fallecidas.

Porque el poder de la fotografía es volver a la vida los instantes muertos. Y de vez, en cuando, estos portavoces del pasado, nos recuerdan cómo fuimos en aquellos tiempos a los que la memoria no alcanza. Y yo guardo, con cariño, el instrumento que lo ha permitido; lo conservo como un fetiche con mágicos poderes, con el divino poder  de la inmortalidad.

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domingo, 9 de marzo de 2014

Personal historia de la fotografía


Que la memoria es frágil nos lo demuestra la Historia que comienza precisamente con el hito de la escritura. Su invención se hizo necesaria para poder testimoniar lo que no se podía recordar. Que los hombres han querido dejar constancia de su paso por este mundo lo prueba la enorme cantidad de monumentos desperdigados por la Tierra a lo largo de los cinco continentes. La necesidad de trascender la propia muerte ha sembrado de recuerdos el planeta, prueba irrefutable de nuestra afán por ser recordados en tiempos futuros. Desde las pinturas prehistóricas, los dolmenes primitivos, los más antiguos mausoleos... hemos buscado siempre una imagen que llamara la atención de nuestros congéneres robandoles un momento de su actualidad para ser sustituida por nuestro pasado trascendente.

Los pintores y escultores recogieron el relevo y proyectaron hacia un futuro inmortal la imagen de la vida presente de los modelos, que ya sea por su belleza o singularidad o por su riqueza, dotaban al artista de estímulo suficiente para ello. Mucho después, cuando allá por 1839 se inventó el daguerrotipo, comenzó una carrera imparable en la que la humanidad empezó a ser, inmisericorde, "retratada". Desde ese instante se empezó a documentar la vida de los hombres empezando por tímidos y laboriosos retratos y acabando en nuestros días por millones de imágenes de puntos tabuladas en millares de pixels por eje: llegó, arrolladora, la fotografía digital.

Desde mi infancia me aficioné a este arte de congelar instantes con la intención de estimular y ayudar a mi pobre memoria. También sentí atracción por los aspectos artísticos, pero primaron siempre más los documentales; tal es así, que conservo una colección personal de más de 200 rollos de negativos de varias décadas atrás. Entonces, la fotografía, aparte de ser una afición cara poseía un pedigrí que hoy ha perdido. En la época de nuestros padres y abuelos el álbum familiar contenía escasas fotografías: alguna de los abuelos (no siempre), algunas más de los padres (con suerte algunas de su infancia y juventud) y, las más abundantes, de los hijos; pues siempre ha habido predilección por conservar esos momentos de la niñez que tanto agradan a los progenitores. Entonces la gente posaba con gesto serio y postura estudiada, no se permitía ninguna frivolidad. En los primeros tiempos incluso había que permanecer largo tiempo frente al objetivo, tanto que debían sujetarte la cabeza con una orquilla a la altura del cuello para que no te movieras. Tuvo que pasar más de un siglo para que las máquinas de fotografiar se volvieran más manejables y  portátiles, entonces se permitieron tomas más dinámicas,  poses más naturales, se amplió el tema documental... Pero no fue hasta que se generalizó la compra de cámaras particulares (quizás hacia los años sesenta) que el registro fotográfico de nuestras biografías  se multiplicó exponencialmente hasta llegar a nuestros días. Yo me sentía un pionero en los años setenta con mi cámara Retinette de segunda mano, haciendo fotos a mis amigos, mi familia, mi pueblo de Ayuela, mi ciudad de Burgos... Me atraía la alquimia del laboratorio de revelado (en una vieja buhardilla, antigua carbonera, que almacenaba los bidones del gasoil de la calefacción de la casa de mi amigo Jesús González). Hacía las fotos con especial cuidado: estudiaba el encuadre, medía la luz (durante años mi afán fue conseguir un fotómetro y no dudaba en pedir a mis conocidos cuando salían al extranjero que lo buscaran allí), esperaba la pose adecuada y apretaba el obturador en la décima de segundo exacta para que la foto tuviera esa vida que la haría irrepetible. Después con mi escasa propina compraba papel y líquidos de revelado (siempre de los más baratos) y, de vez en cuando, una caja de 30 m. de película negrapán ORTO con la que rellenábamos carretes usados y preparábamos por muy módico precio nuestra película para  negativos. En el laboratorio descartábamos más de un ochenta por ciento de las imágenes en negativo (el papel era muy caro), tal es así que, hoy en día, todavía descubro de vez en cuando algún negativo insospechado que me emociona: es como certificar  un pedazo de vida que tenía olvidado.
Mi afición duró muchos años. En la madurez documenté muchas veces la infancia de mis sobrinos, inmortalicé la imagen de Charo, mi mujer; de mis familiares, de viajes irrepetibles... Ahí están los álbunes como pruebas de vida, a los que asomarse de vez en cuando: cada foto es un instante con significado preciso.

Hoy en día, me he retirado ante la avalancha de las cámaras digitales. Están incorporadas de tal modo a los modernos instrumentos electrónicos que han saturado mi capacidad de asombro. Proliferan las imágenes de tal modo en televisones, ordenadores, móviles o carteles; que van perdiendo para mi, el interés que me provocaban de joven. 

Tomo mi móvil y lo manejo con desdén. Realizo la foto del momento sin preocuparme apenas de encuadre. No espero el instante mágico, la cámara se toma su tiempo en enfocar y pierdo el gesto único en el microsegundo exacto. Lo uso como herramienta de trabajo: fotografío trabajos, documento lugares, registro algún acontecimiento... pero todo sin la ilusión, sin el cariño y la sensibilidad que ponía hace años.
Me parece a mí, que estoy abandonando la imagen en favor de la palabra. Sí.

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