lunes, 29 de febrero de 2016

Manual de uso

Como una paloma en la fiesta de los peces... así soy yo.

Así soy yo.

No es fácil conocerme. A más de introvertido, tengo mis rarezas: muchas tienen que ver con la educación recibida,  otras con cierta tendencia al ensimismamiento. Soy diferente y me gusta serlo, no me supone ningún trauma ¿te lo supone a ti?. Me encanta la holganza, la reflexión, la contemplación... Soy sibarita cuando puedo: de todo escojo lo bueno y de ello lo mejor; pero tengo un entrenamiento espartano y sé soportar privaciones sin demasiado esfuerzo. Mucho de mi carácter está relacionado con mi problema de audición: tengo la "mala leche" del sordo y no puedo evitar la suspicacia de quién solo oye murmurar. Sé escuchar: lo intento hasta el dolor, me agoto en ello, me empleo tan a fondo que paralizo mi pensamiento para poder seguir el tuyo; sin embargo no puedo garantizar que te comprenda, oír es otra cosa. Soy vulnerable y, para disimularlo, me revisto de dureza. Soy tierno y cariñoso aunque evito mostrar los afectos (a veces pienso que la canción "Un ramito de violetas" la podría haber escrito yo). En ocasiones puedo parecer brutal, sobre todo conmigo mismo. Puedo reír como un niño pero no me asusta la tristeza: le dedico el tiempo que merece. Soy testarudo como una mula y llego a ser obsesivo cuando una idea me apasiona. Tengo mis heridas, como todo el mundo, algunas mal curadas. Unas cuantas son navajazos autoinflingidos por luchar en la vida a ciegas. Me considero curioso: tengo habilidad de cirujano con las cosas aunque para curar a las personas tengo maneras de barbero medieval. Me gusta dar una segunda oportunidad a mis semejantes y también a los objetos: intento repararlos a ambos con mejores resultados en lo segundo que en lo primero...


Así que, para entenderme,  necesitas un manual de instrucciones.

No pases junto a mí con voracidad de langosta: no agotes tú solo el frasco de los afectos, no monopolices la conversación, equivócate un poco, permite mis meteduras de pata, no acapares la felicidad, no nos cargues a todos con tus tristezas...
No sientas horror vacui ante el silencio. No tengas miedo al paso del ángel sobre la conversación detenida. No pienses en alto continuamente...
Ten la paciencia del Principito, permíteme acabar las frases, terminar de decir las tonterías que me toquen en suerte (a lo mejor descubres que no lo son).  Escúchame y que lo parezca. Yo voy más despacio que tú: ¿lo podrás resistir?.
No establezcas conmigo una batalla de egos: la ganarás tú y por eso perderás siempre. Ganar una batalla no significa ganar una guerra y esto es lo que conseguirás. Y yo entonces pediré cambiar en el duelo espadas por pistolas.
¿No me conoces bien? ¿No sabes cómo pienso? Lee mis escritos. Fíjate en los títulos de mis  obras: "Yo también cuento", "Algo que contar", "No callaré", "A ti, que te importa", "Las horas muertas"... ¿qué te sugieren? Te aseguro que yo estoy en ellos: todo entero.
¿No entiendes porqué lo paso tan mal en tus fiestas? Imagínate que invitan a una paloma a una fiesta de peces. Seguramente todos allí se sentirán "como peces en el agua", pero ¿y la paloma? tan alegre, tan bella y tan segura en su vuelo... ¡no puede respirar! ¡no puede nadar! Contra el brillo de lentejuelas de las escamas ni siquiera puede ofrecer el ingenio de la pluma.
¿No sabes qué regalarme en un cumpleaños? No te preocupes, no necesitarás gastar mucho. Es más, me abruman los regalos costosos. Regálame tiempo: eso tan valioso. Cualquier regalo, al que dediques algo más que minutos. Algo que hayas hecho tú (¿escribes?, ¿coses?, ¿haces algún tipo de objeto artesano o artístico? ¿puedes dedicar un poco de tiempo a realizar una presentación de fotos? ¿te gusta ir al cine? ¿te apetece una excursión?... Y si eso no es posible en un momento dado, te informo de que un exlibris siempre me hizo ilusión, incluso he pensado en construirme uno yo mismo: o un reloj benedictino que aunque no tengo interés por las joyas, ese curioso objeto sería un regalo "de lujo". O puedes comprar alguno de mis libros: ya ves, yo no ganaría nada con ello (los vendo al coste), pero me  regalarías tu tiempo al leerlos...


En caso de avería:

No manipular el interior sin conocimientos previos. Normalmente me autorreparo solo. Necesito tiempo y algunas piezas (un poco de ternura en la carrocería, un nuevo volante para la dirección, quizás mejorar los frenos de mi carácter...). Para averías de envergadura tengo el mejor mecánico y nunca se le agradeceré bastante.

1 comentario:

  1. Por los comentarios que me llegan me he definido bastante bien. ¿Quién necesita psicoanalista teniendo un blog?

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