miércoles, 4 de mayo de 2016

Epitafio


Yo no quiero ir a ningún entierro, especialmente al mío. Pero cuando el óbito se produzca allí estaré, muy quietecito, callado para siempre. Entonces, a las puertas del reciclaje, será tarde para hablar, será imposible decir lo que deseo. Por eso me anticipo a la cita del destino. Como un Cid Campeador en su última batalla,  sin ser guerrero, así ganaré una batalla a la muerte. Dejaré escrito mi epitafio. No todo morirá: algo podré decir aún. Estas líneas que escribo harán palpitar de nuevo un corazón: mi alma perdurará en estas palabras.

     A los que os reunís aquí, a los que me apreciaron o simplemente me conocieron, a los que forzados por las circunstancias habéis venido, a los que aprovecháis para apretar los lazos de la familia aflojados por la distancia... y a los ausentes. A  los que quise, a los que os apenáis, a los que sonreís en el encuentro y reís en la conversación pendiente... no os preocupéis por mí. Regreso a donde partí. 
 Yo, que siempre me sentí un poco solo, ya estoy acostumbrado. Ante la certidumbre de la muerte todos los equívocos serán despejados. Al fin declaro mis buenas intenciones. Confieso mis errores (de los que no me arrepiento demasiado, la verdad). Viví como pude. Gocé cuanto quise y me dejaron. Sufrí lo que me tocó o lo que adquirí por mi cuenta. Amé a mi manera. Dudé demasiado. Trabajé cuando no tuve más remedio, pero preferentemente soñe. Reí mucho por dentro y poco por fuera. Bendije las lágrimas cuando vinieron a visitarme. Canté mientras fue hermoso. Escribí con frenesí. Jugué mucho. Miré a todas partes, especialmente dentro de las cosas, aunque  poco dentro de las personas... y finalmente morí. 
 Voy a hacer un guiño a la cultura japonesa y redactar un poema de despedida. Os dejaré mi legado espiritual. Aquí está mi  jsei no ku, mi poema de despedida.

Cuatro millones de años de experimentos...
¡vacía la redoma y prueba otra vez! 

Aunque en tanto meditaba, se me ocurrían otros epitafios que son frutos de mi admiración por el gran cínico Diógenes: 
Salí a dar una vuelta,
me vuelvo porque llovía.
Tantos cálculos complicados
para terminar siendo arena. 
Nunca pude hacer gran cosa
y ahora mucho menos.
 Yo, en la vida, ya descansé en paz;
es ahora  cuando empieza la feroz actividad de los gusanos.

Vimos Bones tantas veces
que sabrás más de mí por mis huesos muertos
que por tantos años en carne viva. 

Cuando escriban en facebook la noticia de mi muerte: 
una oleada de clics barirá mi redord de "me gusta"


Ya, más en serio al final de las puertas de la nada, os digo adiós:

Caminé entre vosotros
¿me visteis pasar?
A los que me mirásteis
recordad mis ojos. 
A los que os apartábais
no os molestaré más. 
A los que me saludábais
Hasta la vista 
A los que me adelantásteis
ahora os alcanzo
A los que dejé atrás
nos veremos pronto.

2 comentarios:

  1. Evidentemente esto no interesa a nadie, salvo a mí... y la verdad, no demasiado por el momento.

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  2. Evidentemente esto no interesa a nadie, salvo a mí... y la verdad, no demasiado por el momento.

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