Hace unos cinco años, en uno de esas tórridas semanas de playa mediterránea que tanto gustan a Charo, mi mujer, leí un libro cuyo título (al igual que la película homónima) me era familiar y estaba apuntado en algún rincón olvidado de mi memoria. Me encantó. Estos años, con la crisis (más bien depresión) que vivimos lo recuerdo muchas veces y recomiendo su lectura en cuanto me surge la ocasión.
Las uvas de la ira es una novela de John Steinbeck, escrita en 1936, que cuenta (respaldada por una rigurosa investigación personal -Steinbeck era periodista-) la historia de la familia Joad durante la época del «Dust Bowl,» la gran crisis agropecuaria y familiar del medioeste de los Estados Unidos en los años treinta. La novela intercala cortos capítulos de comentario histórico y episodios más bien fotográficos que documentan las tribulaciones de las familias desarraigadas en busca de una vida decente en una California fertil y mítica. La historia se situa pues al final de la Gran Depresión de los años 30 que derrumbó la economía de EEUU hasta cotas impensables, superirores incluso a las actuales en los países en crisis de Europa.
John Steinbeck, premio Nobel de Literatura en 1952, nacido en california en 1902, hijo padre "tesorero" y madre maestra no llegó a graduarse en la universidad, pero cultivó siempre su interés por la literatura y el periodismo trabajando como freelance. Sus obras son muy conocidas, entre ellas destacan: "De ratones y hombres", "La uvas de la ira" y "Al este del Edén"; todas ellas llevadas al cine igualmente con enorme éxito.
Destaco, por mi parte, el compromiso social de Steinbeck plasmado en sus libros. Su osadía, al plasmar con un naturalismo crítico las miserias de la sociedad estadounidense, le acarreó críticas y enemigos llegando a ser acusado de comunista, anticapitalista y abanderado del socialismo. La verdad es que leyendo su obra no extraña en absoluto.
Invito esta novela a mi blog porque considero que refleja, con una actualidad impensable a los 71 años de su publicación, la situación de la crisis que padecemos. Las palabras de Steinbeck a lo largo de la obra, sus reflexiones, pueden transcribirse literalmente a lo que nos pasa: Hablan del eterno conflicto entre el bien y el mal, la riqueza y la pobreza, la vida y la muerte... Selecciono algunos de los pensamientos expresados en el libro:
«Y los grandes propietarios, los que deben ser desposeídos de su tierra por un cataclismo, los grandes propietarios con acceso a la historia, con ojos para leer la historia y conocer el gran hecho: cuando la propiedad se acumula en unas pocas manos, acaba por serles arrebatada. Y el hecho que siempre acompaña: cuando hay una mayoría que tiene hambre y frío, tomará por la fuerza lo que necesita. Y el pequeño hecho evidente que se repite a lo largo de la historia: el único resultado de la represión es el fortalecimiento y la unión de los reprimidos»,Setenta años después, las difíciles condiciones de la clase trabajadora son las mismas. La misma clase trabajadora soportó la carga principal de la Gran Depresión en los años treinta y soporta la carga de nuestra actual Crisis. Steinbeck sabía hace setenta años quiénes eran los culpables. Son los mismos que en la actualidad: Los intereses bancarios causaron la Gran Depresión y crearon el desastroso colapso que hasta ahora ha destruido 7 millones de puestos de trabajo de la clase media.
Otra cosa que descubrió Stenibeck fue que los auténticos valores, los más altruístas, residen en la clase trabajadora, en los oprimidos:
«Siempre me pareció extraño que las cosas que admiramos en los hombres, la bondad y la generosidad, la franqueza, la honestidad, la comprensión y el sentimiento acompañan al fracaso en nuestro sistema. Y esos rasgos que detestamos, nitidez, codicia, ambición, mezquindad, egoísmo, interés personal, son los rasgos del éxito. Y mientras los hombres admiran la calidad de las primeras, les gusta el producto de la segunda», John Steinbeck.
«Si tienes problemas o estás herido o necesitado... acude a la gente pobre. Son los únicos que te van a ayudar... los únicos».
«Quiero colocar una etiqueta de vergüenza sobre los hijoputas codiciosos que son responsables de esto [la Gran Depresión y sus efectos]».Y ya escribía sobre la dignidad de los indignados:
«…y en los ojos de la gente se refleja el fracaso; y en los ojos de los hambrientos hay una ira creciente. En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, cogiendo peso, listas para la vendimia»,
«En donde haya una pelea para que los hambrientos puedan comer, allí estaré. Donde haya un policía pegándole a uno, allí estaré. Si Casy sabía, por qué no, pues estaré en los gritos de la gente enfurecida y estaré en la risa de los niños cuando están hambrientos y saben que la cena está preparada. Y cuando nuestra gente coma los productos que ha cultivado y viva en las casas que ha construido, allí estaré, ¿entiendes?», Tom Joad – Las uvas de la ira
«El banco es algo más que hombres. Fíjate que todos los hombres del banco detestan lo que el banco hace, pero aún así el banco lo hace. El banco es algo más que hombres, créeme. Es el monstruo. Los hombres lo crearon, pero no lo pueden controlar».Y la ira estallará. Steinbeck dudaba del título que pondría a su obra. Fue su esposa quién le sugirió este título intrigante que se desvela cuando rastreamos su origen en la Biblia:
Apocalipsis 14.19: Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.
Una apelación apocalíptica a la justicia divina y la liberación del pueblo oprimidos por sus explotadores en el juicio final. La expresión está recogida literalmente del "Himno de batalla de la República" de la escritora norteamericana Julia Ward Howe. En el libro se transcribe expresamente este párrafo:
«Mis ojos han visto la gloria de la llegada del Señor:Referencias:
Está pisoteando la vendimia en la cual se guardan las uvas de la ira;
Había liberado el nefasto rayo de Su terrible espada:
Su verdad sigue adelante».
http://www.opednews.com/
Miguel dice: Si señor. Muy buena novela. Un clásico que se dice. De esas novelas que tratan de lo humano. La lucha por un futuro mejor. Como todo lo clásico, muy actual. Paradoja ésta, que da vitalidad a sus páginas.Más novelas de estas tenía que haber y menos "Codigos d'Vince"
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