Después de 27 años, 8 poblaciones y 11 colegios diferentes, uno se va dando cuenta de la importancia de la humilde figura del conserje. Esta carta es una adaptación de la publicada por el pedagogo Miguel Ángel Santos Guerra y la escribo pensando en Rosa, la conserje de nuestro cole, a la que agradezco su esfuerzo en hacerme las fotocopias a última hora, entre otras muchas cosas. ¡Gracias, Rosa!Carta abierta a una conserje veterana.Estimada compañera:Antes de nada quiero reconocer y agradecer el trabajo que realizas en aras de la educación. Es un trabajo de escaso relieve académico pero de indudable valor para el funcionamiento de la institución. Más de un director reconoce que se notaba más la ausencia de su conserje en el Centro que la de él mismo. El desconcierto es mayor, los problemas se multiplicaban, el clima de desorganización se hace evidente ...Es el tuyo un trabajo en la sombra, realizado entre los bastidores del escenario, pero indispensable para que la obra salga bien. No tiene la iluminación de los focos, el beneficio del lucimiento ni el premio de los aplausos. Por eso algunos no lo ven. Por eso muchos no lo valoran.Tú sabes quién es cada uno en el Centro, dónde está cada cosa, cuál es el origen de muchos problemas. Si ella nos contara ... Y es que realmente sabe mucho sobre la micropolítica de la institución. Otros, desde esferas más altas, apenas se enteran de lo que realmente sucede. Conocen las leyes, pero no la realidad. Saben de libros, pero no de los entresijos de la organización.La primera imagen del cole es la de tu cara atiendiendo al recién llegado, vigilando una puerta, realizando las importantes rutinas de mantenimiento... Es la de tu desenvoltura al indicar a cada persona dónde está lo que busca o quién es el que puede dar respuesta a las preguntas.Tu relación con los alumnos es de enorme importancia. Ellos saben que tienen en ti un buen confidente, un cómplice magnífico, una ayuda indispensable. A ti te tienen más a mano. Tú está más cerca de ellos que el Director o el Jefe de Estudios.Los profesores acuden a ti para todo. Hacer una fotocopia, dejar un encargo, arreglar un enchufe. Tienes que saber de todo, tienes que hacer de todo, tienes que estar en todas partes. Por eso yo digo que eres el verdadero "poder fáctico" de la institución.Debieras tener un sitio en el Consejo Escolar. Tu ventanilla es un magnífico mirador de la realidad del centro. Estás a pie de calle con todos los miembros de la comunidad educativa. Conoces los entresijos del edificio, los cotilleos de todos, los incidentes desapercibidos...Por tu historia han pasado muchos profesores, muchos alumnos, incluso varios directores. Tú sigues en el Centro, remontando todos los problemas, superando todas las etapas, atravesando todas las reformas. Has vivido muchas emociones, has conocido muchos enfrentamientos, te han querido situar en una de las partes del conflicto.Acaso te sorprenden algunos comportamientos de los alumnos a los que no estabas acostumbrado. En tus tiempos las cosas eran de otro modo. Pero sabes adaptarte a esas nuevas circunstancias y sabes entender que los niños y los jóvenes de hoy tienen otro modo de ser y de relacionarse.Quieres al Centro como si fuera una parte de ti mismo, te duelen algunas cosas que pasan y en silencio vives algunas soluciones que te hacen daño. Nadie te agradece muchas cosas que haces porque parece que se han solucionado solas y no eres partidario del autobombo.Conoces el caso de otros compañeros que bromean con tu entrega y tu disponibilidad. Algunos piensan que lo verdaderamente inteligente es aparentar y "no dar golpe". Incluso alguno te ha podido acusar de "pelota" o de "colaboracionista" cuando lo que pretendes es, sencillamente, hacer con dignidad y esfuerzo tu trabajo. Las risitas maliciosas te desaniman y habrás sentido la tentación, más de una vez, de alistarse en el pelotón de los que viven del cuento o de la mala jeta. Porque algunos parecen sentirse felices no haciendo nada, dando malas contestaciones o mostrando caras de amargados. Afortunadamente no has claudicado.Te importa la tarea educativa y, a tu manera, participas en ese proyecto y en ese quehacer. Lo haces a través de tus cotidianas actividades, de tus relaciones con los diferentes miembros de la comunidad y de tus aportaciones en las actividades, colaborando en ellas a tu manera.Ojalá que tu trabajo pueda realizarse en un clima de respeto, de colaboración y de diálogo en beneficio de lo que todos anhelamos con fuerza; una mejor educación de los alumnos y de las alumnas para construir una sociedad más justa y tolerante. (Adaptación de una carta de Miguel Ángel Santos Guerra, Profesor de la Universidad de Málaga)
Publicado por Jesús Marcial Grande (viernes 30 de marzo de 2007)
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