Corría el año 1975. Francisco Regueiro filmaba entonces en Burgos Las Bodas de Blanca cuya protagonista, Concha Velasco, era la actriz española de referencia. Nuestros padres se enteraron por la prensa de que rodarían en el paseo de la Isla y nos enviaron a mi hermano Luis y a mí allí, para que viéramos el ambiente. Yo tenía 16 años y mi hermano Luis rondaba los 14. En el Paeso de la Isla estuvimos toda la mañana observando con interés el despliegue del rodaje. Recuerdo perfectamente una escena que se rodaba: un disparo impactaba contra una botella apoyada en el tronco de un árbol. Supongo que alternada con esta se rodarían otros planos con la protagonista pues estaba en el lugar de rodaje rodeada del aura de diva nacional.
Yo me moría de ganas por conseguir un autógrafo suyo. Ella estaba allí, sonriendo, a apenas diez metros de nosotros. Pero sentía vergüenza y, además pensaba que probablemente no me lo firmaría por ser tan mayor. Tenía a mi lado a mi hermano con dos años menos y me pareció buena idea entregarle a él el boli y la libreta y pedirle que fuera a pedírselo...
Mi hermano Luis se acercó a la actriz y le hizo la petición. Ella le sonrió y además garabateó una dedicatoria.
Risueño, con la cara iluminada, vino a enseñarme su precioso tesoro. A mí me disgustó encontrar una dedicatoria ajena en "mi" autógrafo. Puse mala cara. Mi hermano entonces me pidió que le devolviera el autógrafo. Sin duda pensaba que era suyo...
-Pero, si te he mandado yo. Te he dado el boli y el papel para que le pidieras un autógrafo para mí...
Mi hermano enrabietado reclamaba su trofeo...
- ¡Dámelo, es mío!
Entonces, preso de la ira, rompí el papel en pedazosl: - ¡Pues vale: ni para tí ni para mí...!
Él se deshizo en lágrimas de furia e impotencia. Yo sentí pena por su tristeza al tiempo que irritación por su inoportuna rabieta. Pero no albergaba ningún remordimiento por lo que hice. Mi peculiar sentido de la justicia me absolvía: - Yo le hice el encargo - argumentaba.
Cuando me pidieron explicaciones en casa nadie pareció entenderme. Esto me enfureció aún más. En el aire quedaron sonando ,implacables, las palabras:
-Eres un egoista. Egoista. Egoista...
.........
Y pasaron 30 años. Estamos en el mes de octubre de 2005. Un grupo de profesores estamos sentados a la mesa en el comedor escolar de un colegio de Alcalá. Mientras comemos el director del centro habla profusamente, alardea más bien, de sus experiencias en el mundo del teatro. Su mujer es representante de artistas. Me sorpendo al escuchar "...hemos cenado varias veces Concha Velasco...". Entonces me viene a la cabeza mi pequeño pecado adolescente y encuentro la forma de redimirme. Espero a que termine su narcisista exposición y le cuento brevemente el incidente del autógrafo. Le confieso que me gustaría saldar esa cuenta pendiente con mi desamor fraterno.
- ¿Podrías hablarla en alguna de esas cenas de este incidente y pedirla un nuevo autógrafo?. Estoy seguro de que a ella le gustaría concoer esta historia..
Él, que no parece muy interesado, contesta sin mucha convicción que lo hará.
Estamos en mayo de 2009... Últimamente Concha está tardando mucho en ir a su casa a cenar...
Mi hermano sigue esperando su autógrafo... y yo sigo sin expiar mi culpa.
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