No encuentra piso José. Su compañera María está embarazada. Inexplicablemente falló el preservativo y ahora espera un hijo... No es que no le deseen, es que la situación está muy mal. Encima el tetrarca de Galilea ha ordenado revisar el censo y hay que empadronarse.
María, a punto de romper aguas, ha tenido que instalarse en una vieja nave abandonada. Es la primera vez que ejercen de ocupas y lo lleva fatal. Su suegra, con la puerta blindada en su piso, defiende la propiedad privada con uñas y dientes y ¡míranos ahora: ocupando una propiedad ajena!
Sentado en una caja José mira al vacío y piensa en silencio... La crisis de los denarios ha arruinado a mucha gente. Los prestamistas tuercen el gesto cuando les pides un poco de oro. Alguno de ellos se ha atrevido a insinuar que hipoteque a su mujer...
María se desespera. A la soledad del viejo edificio destartalado se une el silencio de José. Ella necesita hablar, desahogarse y José parece noqueado por las circustancias. No es cuestión de hablar con el viejo perro pulgoso que ha aparecido por la nave.
Nosotros aquí, se queja María, y las inmobiliarias de Belén con cientos de casas vacías, sin vender... Dios mío, con el sueldo de mi marido ebanista no tenemos ni para una sola habitación. ¡Ah, si no nos hubiera despojado el Sanedrín de nuestra pequeña casita! Perdimos el pleito. Los jueces estaban comprados. Todos los saben y nada se puede contra ellos. Si tuviéramos dinero para comprar un regalo al tetrarca de Galilea otro gallo nos cantaría. Quizás podría tejerle una hermosa túnica. Otros lo han hecho ya...
La cosa está muy mal. Hay muchos políticos comprados. El partido de los saduceos y el de los fariseos se insultan y critican públicamente. Los separatistas samaritanos van armados con dagas asesinas. Han atentado contra más de un centurión. No hay forma honrada de conseguir una concesión para arreglar los techos del palacio. José le ha intentado y le pidieron una comisión del 15%.
La horas pasan. María da a luz un bebé precioso. José ha buscado comadronas en el cercano Belén. No hay ginecólogo de guardia en el pequeño consultorio. Falta personal. Han privatizado el servicio. Ahora se pagan buenos denarios porque acuda un médico de Nazaret. En el pueblo le han contado que, nadie sabe como, un grupo de pastores se ha congregado en las proximidades de Belén. Parece que se comunican rápidamente mediante hogueras en el monte. Se llaman "El Libro de las caras" y han transmitido una convocatoria de reunión a la puerta de una nave de las afueras donde aseguran ha habido un nacimiento portentoso: un bebé mejorado genéticamente, una evolución de la especie trascendental.
Se ha dado aviso a los grupos de ángeles y cohortes celestiales, pero no llegan. Hay huelga de controladores de vuelo de arcángeles. Exigen más denarios y clepsidras más pequeñas para medir su tiempo de trabajo.
Entre los pastores se rumorea que existe una organización secreta "La Red que fisga" que tiene en su poder numerosos mensajes secreteos de Herodes a los Reyes de Oriente presionándoles para que no visiten al Niño del Futuro so pena de represalias en el comercio de oro, incienso y mirra. Amenaza con una subida de aranceles que hunda el comercio con oriente.
María se aflige. ¿Que haremos, José? ¿Cómo va a estudiar el niño en la sinagoga de Belén? Los rabinos no saben enseñar. Salen los niños como asnos asiros. El oráculo APIS ha dicho que apenas saben leer papiros. Ni siquiera llegarán a saber jurar en hebreo. Sería más sabio llevarlo a Oriente a estudiar. Allí aprendería bien las matemáticas y con estos tiempos se ganaría bien el pan. Miedo me da, la verdad, dejar solo al niño a la puerta del templo. Se dicen cosas horribles de los sacerdotes...
José vuelve a soñar. Ni siquiera las carreras de cuadrigas alivian su mente atormentada. Se dice que el campeón laureado tomaba hierbas, se ayudaba de pocciones para ganar. Ni siquiera en los juegos del circo
puedes fiarte.
Pasa la noche. Despierta el día. El eterno ciclo se repite. El mundo gira. Exactamente 2010 paseos planetarios después estamos en el mismo sitio.
martes, 21 de diciembre de 2010
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Gracias por esta crónica tan genuina en el día de la lotería.
ResponderEliminar¡FELIZ NAVIDAD!