A la tristeza su une la decepción: Descubrir que los éticoparlantes europeos se refugian en su egoismo y miran para otro lado, encontrar que Haití ha sido completamente olvidada, comprobar estupefactos que Japón no estaba tan honestamente preparado para controlar sus plantas atómicas (¿dónde está su famoso bushido ahora), leer asombrados en wikileaks que los políticos y diplomáticos viven en medio de un mundo de mentiras y miserias, sufrir cada día la tiranía de las agencias de calificación jugando al rumor y a la especulación...
Europa pierde la virginidad violada por la realidad de una crisis ingobernable (según para quién, que siempre se enriquecen -ahora más- los mismos), la energía manipulando la moral y la ética mundial, la seguridad como molesta imposición a la economía a la que intentamos regatear...
Haítí está olvidado. Libia abandonada a su suerte. Japón a la espera de un apocalipsis silencioso.
Como un reflejo de los estertores de la madre tierra escribo esto aquejado por una fuerte lumbalgia. Todo se conjura en el dolor y el miedo.
¡Qué paren el mundo que yo me bajo!
ResponderEliminarQue te mejores.