No puedo imaginar quién fue el hermano marista que inesperadamente un día nos llevó a toda la clase a una sala de audición en el colegio Liceo Castilla de Burgos. Pero sí recuerdo que escuchamos unos cortes de un álbum de Pink Floid.
Me quedé pasmado. Se sucedían los sonidos con una precisión matemática, con ritmos y escalas sorprendentes. Límpio y estruendoso a un tiempo, armónico, místico, mágico... En ese momento experimenté el nirvana, gocé el vahhalla, accedí al paraíso.Yo no había experimentado hasta entonces más que la vieja radio Askar de la cocina. La sensación de entonces para mí nunca fue superada. Ni los modernos surround consiguen hoy impresionarme como entonces.
Ahí quedó reverberando en mi cerebro la música psicodélica de la banda. Pink Floid es desde entonces una palabra alerta para mí. Siempre sigo con interés sus noticias y nuevas creaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario