Había recalado, sin saberlo, en el monasterio de Santa María de Herrera aunque luego supo que los monjes que lo habitan lo llaman llamarlo "El Yermo" con el significado de "lugar solitario, lugar habitado por religiosos que consagran sus vidas a Dios y a sus hermanos, en la oración continua". Se detuvo ante la puerta y se le ocurrió pensar que en ese lugar, seguramente, podría encontrar agua para su garganta reseca. Al otro lado de la puerta apareció un monje. Su hábito parecía sacado del atrezo de una película de las cruzadas. Una larga y descuidada barba colgaba desde sus mejillas. El ciclista le hizo señas y el monje se acercó en silencio. El sudoroso visitante preguntó por alguna fuente en los alrededores. Añadió que no había bebido agua en toda la mañana y estaba muerto de sed. Él le miró largamente y, con un además lento y amable, le franqueó la entrada y le invitó a entrar. Casi con un gesto, y con algunas palabras contadas, le indicó una fuente junto al muro a unos 100 metros a la izquierda. Allí surgía un chorro de agua fresquísima que llenaba un pilón. El momje, con los brazos recogidos bajo el manto, se volvió pudorosamente al ver que el sofocado ciclista se quitaba la camisa para lavarse y esperó pacientemente a que terminara. El excursionista bebió y llenó su bidón. Luego volvió al lado del monje para darle las gracias. Él parecía haber estado meditando lo que iba a decirle. Le miró y en un tono solemne anunció: - "Yo sé quién te ha conducido hasta aquí... Ha sido Dios."
En el interior del visitante se encendieron todas las alarmas. Se accionaron resortes olvidados. Sonaba el tic-tac de una bomba a punto de estallar. - ¿Qué me ha traído Dios aquí? ¡Oh, no, por favor: otra vez, no!
Esbozó una sonrisa. Le dió apresuradamente las gracias asegurándole que sólo le había llevado allí la sed. Añadió que tenía prisa y, montando en la bici, se alejó de aquel remanso de paz. Demasiada paz, pensó para sí. Al salir echó un vistazo a las celdas de los monjes a la derecha de la entrada. No se imaginaba allí de por vida en absoluto. Y no le gustaba ni un pelo este proselitismo al asalto... Como huyendo de un rapto, como evitando una insinuada abducción, se alejó del allí pedaleando nervioso sin volver la vista atrás.
Esta historia está basada en una anécdota verídica y su relato se corresponde a la realidad hasta donde lo recuerdo pues ocurrió hace unos veinte años. Como uno es perro viejo, es difícil que pique nuevamente el anzuelo (ya piqué una vez). Ya son varias las veces que veo a algún monje presentarse en mi vida con afanes de rendención. En una ocasión, en el Monasterio de Samos (Camino de Santiago) al pedir ayuda para una joven alemana desorientada que había perdido a su grupo, el monje que me atendió la trató como si hubiera sido una víctima descarriada de la vida y se sintió en la obligación de prestarle los terapéuticos servicios de la orden. Y yo personalmente viví seis años de aspirante en una congregación religiosa. A otro perro con ese hueso. Sé la vida que me esperaba y estaba de vuelta.
Para los que no conocen el estilo de vida camaldulense (recalé en el único monasterio camaldulense de España donde vive una de las comunidades eremíticas más estrictas), dejo aquí constancia de algunas de sus normas y horarios. Vamos, para hacerse una idea de lo que le esperaba al ciclista sudoroso. Y si alguno siente la llamada con oídos más dispuestos que yo, que estoy un poco sordo la verdad, al final encontrará la reseña para contactar con la orden.
Siete días en el Termo camaldulense de Nuestra Señora de Herrera.
de Javier Onrubia Revuelta (fjonrubia@inicia.es)
"Cada eremita vive en una celda individual, situada simétricamente a corta distancia una de otra, de la cual sale para los actos comunitarios y para las necesidades espirituales y materiales tanto suyas como del Yermo…
Como cristianos que han recibido la llamada de encontrar a Dios en la soledad y el silencio, tanto exterior como interior, disfrutan de ello y hacen todo lo posible por conservarlos. No tendría sentido retirarse del mundo y luego dejar entrar su espíritu en el Yermo.
Por este motivo la radio, la televisión y cierta prensa no tienen cabida entre los eremitas… El Prior dispone de una radio para estar informado de lo que ocurre fuera del Yermo.
Dentro del yermo reina habitualmente el silencio, pero es un silencio sereno, tranquilo, sin olvidar que el silencio es simplemente una observancia y por lo tanto un medio, no un fin; el silencio no es algo absoluto, pues absoluto solo es Dios.
Así, aún en días sin dispensa de silencio, si es estrictamente necesario hablar podrá hacerlo, aún más si es necesario para vivir la caridad…
El eremita trata de que su corazón esté siempre y en todo momento orientado hacia Dios, liberado de cualquier tipo de pasiones y egoísmos.
El solitario trata de convertir toda su vida en oración, esforzándose en mantener el “recuerdo” de Dios durante todas las ocupaciones que la vida monástica comporta.
Como cristianos que han recibido la llamada de encontrar a Dios en la soledad y el silencio, tanto exterior como interior, disfrutan de ello y hacen todo lo posible por conservarlos. No tendría sentido retirarse del mundo y luego dejar entrar su espíritu en el Yermo.
Por este motivo la radio, la televisión y cierta prensa no tienen cabida entre los eremitas… El Prior dispone de una radio para estar informado de lo que ocurre fuera del Yermo.
Dentro del yermo reina habitualmente el silencio, pero es un silencio sereno, tranquilo, sin olvidar que el silencio es simplemente una observancia y por lo tanto un medio, no un fin; el silencio no es algo absoluto, pues absoluto solo es Dios.
Así, aún en días sin dispensa de silencio, si es estrictamente necesario hablar podrá hacerlo, aún más si es necesario para vivir la caridad…
El eremita trata de que su corazón esté siempre y en todo momento orientado hacia Dios, liberado de cualquier tipo de pasiones y egoísmos.
El solitario trata de convertir toda su vida en oración, esforzándose en mantener el “recuerdo” de Dios durante todas las ocupaciones que la vida monástica comporta.
Horario de la Jornada en el Yermo Camaldulense
3,40 Levantarse
4,00 Maitines.
5,00 Lectio Divina.
6,00 Laudes- Santa Misa- Tercia.
7,30 Desayuno.
8,15 Inicio del trabajo.
11,30 Fin del trabajo.
12,00 Angelus – Sexta – Examen de conciencia.
Comida.
14,30 Nona – Letanía de la Madre de Dios.
17,30 Santo Rosario.
18,00 Vísperas.
18,30 Lectio Divina.
19,30 Cena
20,00 Lectura capitular – Completas
DOMINGOS Y SOLEMNIDADES MAYORES
6,30 Laudes – Santa Misa.Desayuno.
9,00 Tercia.
6,30 Laudes – Santa Misa.Desayuno.
9,00 Tercia.
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Temas vocacionales dirigirse a:
YERMO CAMALDULENSE DE NUESTRA SEÑORA DE HERRERA
APARTADO DE CORREOS 406. (09200) MIRANDA DE EBRO - BURGOS – ESPAÑA
tel. 941 74 40 04.
Mail : fjonrubia@inicia.es
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