Hola, Daved soy tu profe.
Hoy me he enterado de que has muerto. Tu cuerpo no pudo soportar la intensidad de la quimio que te administraron antes del trasplante del jueves. Parece que llegaste muy débil y tu cuerpo ya no podía más. No estuve allí, pero estoy seguro de que luchaste hasta el final.
Sé que este mensaje, como los que te he enviado estos últimos meses no podrás abrirlo en tu ordenador. Ese ordenador que tanto te acompañaba y que entendías tan bien. Pero allá donde lleguen los mensajes perdidos, en el cielo quizás, espero que lo recibas, que lo leas y sepas que te recuerdo triste y risueño, con tus angustias, tus dudas y también con tus bromas.
Siento no haberte visto desde hace cuatro largos meses. Siempre pensé que saldrías adelante. La noticia de tu muerte ha sido un mazazo que me ha alterado el sueño. Me siento culpable por no haberte visitado, por no preguntar más por ti. Me pregunto ahora si no fui demasiado exigente contigo, si no llegué a comprender la gravedad de tu enfermedad... Pero me reconforta que, por momentos, te sinceraras y expulsaras toda la rabia, todos los demonios que llevabas dentro... Me alegro de haber participado entonces en ese exorcismo liberador.
Tengo delante,e n la pantalla, tu foto en facebook: levantas una copa con la alegría del campeón. Abro tu lista de amigos. Busco las fotos de tus padres,:¡Unos padres maravillosos, Daved!. Te veo ahí con tu madre, una madre valiente, que sabía sufrir en silencio como hacen las madres por sus hijos... Sus ojos desprenden energía (asombra que aún quede energía en esos ojos hermosos que han sufrido tanto). Hay más fotos junto a ti, con tu hermana, de cuando eras un bebé lleno de risas y luces en los ojos... y tambien fotos de un Daved cansado, hinchado por los corticoides, débil pero decidido a afrontar la última batalla.
Hoy visité a tus padres. La pena y la rabia embargan su corazón. Tienen la duda de si se pudo hacer algo más, algo mejor... No encuentran las respuestas, Daved. La pena les ahoga cuando piensan que no pudieron despedirse de ti: cuando les dejaron acercarse a tu lado, tú ya no estabas... Volvieron a casa con el corazón helado: todo fue tan frío... Veo a tu madre inclinada sobre ti para protegerte de las corrientes heladas del maldito aire acondicionado que no quisieron quitar, contemplo a tus padres solos en la frialdad de los pasillos, profundamente heridos ane la fría actitud de los médicos y enfermeras... mucho hielo sobre sus corazones de lava.
Anoto en mi memoria el número de tu tumba. Te iré a ver pronto. Ante tu nicho enviaré mi mensaje por la línea infinita de los pensamientos. No desconectes, Daved. Mantente a la espera.

Ayer, David, fui a ver tu tumba. Un nicho reciente, cerrado con una aséptica placa blanca. Aún no está cubierto con la placa de granito rosa que corresponde a tu bloque. Tus amigos te han dejado algunos recuerdos: varias velas aún encendidas, un dibujo, flores... en diagonal una cinta blanca con recuerdos de tu familia... Pegado sobre la placa un pepel de la funeraria anuncia que el lugar te pertenece, si algo puede pertenecer ya a los muertos.
ResponderEliminarMe gustan las vistas. A tu izquierda se divisa Madrid. Destacan las cuatro torres, cual mesa invertida, de la Castellana.
Me ha fijado en tus compañeros. Tus vecinos, Daved, son gente mayor. Algo desentona en esta distribución de vidas acabadas. Tu juventud no cuadra con la pauta general de los cementerios. A tu izquierda, dos o tres nichos más allá, está enterrado un chico de color. Parece simpático. Será más o menos de tu edad y, como muestra uno de los exvotos adheridos a su placa era fan del Barcelona. Quizás hagáis buenas migas en el más allá. Mucha gente pone recuerdos, fotografías, objetos del difunto sobre su tumba... Daved, yo pensaba que sería oportuno dejarte tu Xbox.
Bajo el sol del mediodía, pasé un ratito contigo. Sigo acordándome.
Ánimo Jesús. Creo que es la parte más dura de tu trabajo, perder a los alumnos con los que uno se encariña y lucha por ayudar. ¿Cómo explicarnos que precisamente los niños llenos de ilusión y deseos de vivir experiencias, repletos de curiosidad... sean los que se marchan?
ResponderEliminarDel mismo modo, será el momento más dificil al que tendrán que enfrentarse los padres. Mi madre nunca ha llegado a superarlo.
Un abrazo fuerte
Gracias, Estrella.
ResponderEliminarSiempre admiré tu sensibilidad.