domingo, 2 de septiembre de 2012

Le pondrás por nombre Jesús

"... darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.  Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo..."

Cerámica  representando el versículo evangélico relativo a la anunciación (Lc 1, 31-32)
en el Santuario Mariano de Torreciudad

Cuando era niño bromeábamos a menudo sobre los nombres y en mi caso concreto con la casualidad de llamarme Jesús, ser Grande (de apellido) y haber sido llamado "Hijo del Altísimo" en alguna ocasión (lo hizo algún amigo para completar la profecía, a pesar de que mi padre es más bien bajito). Tomábamos así el nombre de Dios en vano con infantil inocencia y, quizás por un instante, llegaba yo a creerme tocado por algún soplo de divinidad.
El asunto del nombre tienen relevancia especial para el individuo. La Biblia cita el tema en varias ocasiones: "El nombre dado a una persona era de importancia vital en la antigüedad, venía a ser algo así como su esencia, “su yo”; allí donde estaba el nombre estaba la persona (Dt 12, 5). El nombre también implicaba “propiedad”. Cuando el nombre de una persona era pronunciado sobre algo o sobre alguien este quedaba sometido bajo el dominio de aquel cuyo nombre era pronunciado. Y es que para los antiguos el nombre no era sólo aquello que designaba, caracterizaba o distinguía a alguien, sino que constituía un elemento esencial de su personalidad (1 Sam 25, 25). Lo que no tuviera nombre simplemente no existía (Ecl 6, 10). Un hombre “sin nombre” era insignificante, despreciable (Job 30, 8)."

En la actualidad celebramos el nombre con la fiesta del "santo" (que tiene sus raíces en la costumbre de bautizar a los niños con el nombre del santo del día). Tengo una espinita clavada desde pequeño relativa a esta tradición: Mi nombre es Jesús y ¡No hay santo! ¡No existe San Jesús! Me quedaba siempre con una celebración menos, con un injusto déficit de regalos respecto a otros niños... Al principio pensaba que mis homónimos antecesores fueron malas personas pues ninguno alcanzó la santidad, De alguna manera tenía la sensación de pertenecer a una casta maldita. Luego me enteré de que llevar el nombre de Dios se consideraba blasfemo hasta llegado el s. XIX y para entonces ya se habían acabado los  buenos momentos para alcanzar la santidad: persecuciones cristianas en Roma, heroica resistencia ante los infieles sarracenos, martirios en tierras de misión... Santa Teresa (que de niña se fugó de su casa en Ávila para entregarse al martirio en manos de los moros) se sentiría muy frustrada en estos tiempos de "crisis" de santidades. Actualmente apenas me conforta saber que mi santo se celebra el 1 de enero: ¿Quién puede llamar la atención de sus conocidos con la celebración de su santo el día de Año Nuevo, tras la resaca de la Nochevieja?

Jesús, mi nombre, parece ser (hay discusiones y polémica en internet al respecto) es la forma latinizada del griego “Iesous”, término con el que Cristo es identificado en el Nuevo Testamento. Este nombre deriva del hebreo “Yeshú”, forma abreviada de “Yeshúa”, la variante más extendida del nombre “Yehoshúa”, que etimológicamente significa: “Yahveh salva" o “Yahveh es salvación”.

    Este nombre no fue frecuente en España, en época medieval, al considerarse irreverente utilizar el nombre de Jesús. Posteriormente comenzó a utilizarse, normalmente en forma compuesta , tanto para hombre como mujer: Jesús María, Antonio Jesús, Pedro Jesús, María Jesús, etc. Desde entonces ha sido un nombre frecuente en España pues es el máximo representante de la tradición católica. Sus variantes más populares en castellano: Cuco/a, Chus, Suso, Chusa /Chusi (María Jesús) y en otras lenguas: Josu/Josune (vasco), Xesús (gallego), Jèsus (francés), Jesus (inglés, portugués, alemán), Gesù (italiano).
 En otros países de tradición cristiana se quedan a menudo sorprendidas con esta costumbre tan hispánica de bautizar a un niño con "Jesús". Que alguien se llame Jesús les resulta a ellos tan extraño como nos resultaría nosotros que un padre quisiera ponerle a su hijo Cristo o, incluso, Dios. Detrás de esta escasez del nombre Jesús hay una mezcla de devoción y temor religiosos. En Alemania llegó a estar prohibido dárselo a los niños porque se consideraba que podía herir los sentimientos de la comunidad cristiana. En 1998 el tribunal de Fráncfort del Meno lo autorizó argumentando que si nadie se escandalizaba porque hubiera personas llamadas María tampoco tendría por qué pasar nada si alguien se llamaba Jesús. La nota de prensa relativa a la sentencia se refería explícitamente a lo corriente del nombre en los países de habla española, de notoria tradición cristiana, como prueba de que nadie tenía por qué ofenderse.
Añado también para los curiosos un registro de popularidad (no es información contrastada, pero parece fiable): 

popularidad de Jesús





DécadaInscritos como JesúsTanto por mil de los nacidos
2000164907.55‰
19902563111.27‰
19803418110.96‰
19704446910.49‰
19605334014.29‰
19504708316.60‰
19403815617.19‰
19302570016.01‰
19201405915.49‰





Es interesante reflexionar sobre el uso de los nombres en los diversos  países. En España no se puede llamar a los hijos como a los padres les venga en gana. Hasta 1977 sólo se podían poner a los niños nombres en castellano. En 1985 se obligaba a traducir los nombres extranjeros a las lenguas oficiales de España. Actualmente se admite el registro de todo tipo de nombres aunque existen unos límites regulados por el artículo 54 de la Ley de Registro Civil y el 192 de su Reglamento. En ellos se prohiben los nombres que perjudican a la persona o afecten a su dignidad. Por otra parte se permiten los nombres de origen extranjero, de personajes históricos, mitológicos, artísticos o geográficos. Y, en general, nombres abstractos o de fantasía, como Libertad o África.
Por tanto, aún existen nombres prohibidos. No se puede llamar a un hijo Caín, Judas, Mierda Fernández o Renacuajo Sanchís (no valen peyorativos o diminutivos), tampoco JP-15 por impersonal (queda reservado para lavadoras o matrículas), también se rechazan aquellos como Pichurri (apodos). Se rehusan los que inducen a error en cuanto a identificar el sexo; por ejemplo, Mª del Carmen para un varón no cuela. También se evitan nombres interminables (sólo se admite uno compuesto o dos simples).
Algunas excepciones se han colado en el registro valiéndose de trucos o tradiciones; por ejemplo, Lola (apodo coloquial de Dolores) o Sadako (nombre de fantasía), Mar, Amor, Trinidad, Consuelo y Amparo son ambiguos en cuanto al sexo pero se aceptan para el varón si van solos y para la mujer si se refieren a la Virgen. Az (impersonal) fue admitido mediante el truco de que significaba principio y fin del alfabeto. Algunos diminutivos como Teresita o Josefina fueron admitidos por la presión popular ante el gran número de solicitudes. Hasta 1977 Iraultza (revolución en eusquera) o Libertad fueron reiteradamente rechazados.
Como curiosidad en elmundo el nombre más común no es Ching, ni Jhon, ni Francisco... como podría suponerse: es Mohamed. En España (hablo de estadísticas del año 2000 aproximadamente): Daniel, Alejandro, Javier, David y Álvaro son los nombres de niños más populares. Entre las niñas se llevan: María, Laura, Cristina, Marta y Sara. Los nombres tradicionales (Juanes, Josés, Franciscos, Anas, Pilares...) bajaban en esos tiempos en el ranking del Registro Civil. La selección de nombres tiene mucho que ver con los personajes populares del momento: en los años 60 aumentó espectacularmente el de Marisol (coincide con el éxito de Pepa Flores); en los 70 los Julios (Julio Iglesias en Eurovisión); en el 87 las Martas (éxito de Olé, Olé). Hacia el 2000 España se llenó de Claudias gracias al cuerpo serrano de la señorita Schiffer...

hacia el año 2000 hice un pequeño estudio para la revista del cole sobre los nombres de los casi 700 alumnos de nuestro centro en Alcalá y encontré algunos datos curiosos: La gran mayoría de los alumnos (ESO, III ciclo de EP) nacidos antes de 1998 tenían nombres castellanos o adimitidos en las diversas autonomías. Los nombres más exóticos: Cristhopher, Libni Teresa, Maciej... habían sido registrados en el extranjero. En II ciclo de EP empezaban a aparecer nombres como Jennifer, Alexandra, Coral, Edgard... (nacidos hasta 1990). En I ciclo de EP se abren las listas a todo tipo de nombres: Alba, Kevin, Fyama, Mikel, Ainhoa, Jonhatan, Mireya, Jessica Eder... Diseminados entre las listas resultaba estimulante contemplar el mosaico cultural que se amalgamaba en ellas: aún quedan nombres clásicos de origen egipcio Isidoro (adorador de Isis), Diana (Diosa griega y romana), Héctor (héroe de Troya), Julio (emperador romano)... hermosos nombres bíblicos (Esther, Miriam, Shara, David, Rebeca, Jáiro, Judit, Aarón) junto a otros nombres contundentes como los rusos (Tania, Iván), musicales como los franceses (Desireé), sugerentes como los árabes (Zaida, Zoraida)...
Era curioso observar que teníamos un Abel pero, lógicamente, ningún Caín; dos hermanos gemelos homónimos de los fundadores de Roma: Rómulo y Remo... Algunos nombres no encontraban significado en mi cabeza como Daía, Mireya... pero seguro que lo tenían y sería hermoso. Para otros nombres se me ocurrían posibles orígenes: Kevid (protagonista de "Bailando con lobos", la película de Kevin Constner), Ayla (la protagonista de la conocida novela "El clan del oso cavernario").  Como colegio repleto de inmigrantes teníamos un buen repertorio internacional: Viktor (Bulgaria), Kiavakoko (Zaire), Sen Sen (China), Maciej (Polonia), Libny Teresa y Agnie Sofía (Peru), Chistofer (USA)... También resultaba curiosa la existencia de una clase de "nombres repes", en 2º de ESO. Preguntar en ese aula debía suponer un aunténtico lío para su tutor, José Andrés: casi la mitad de los alumnos repetían nombre: José Luis (3), Jonathan (3), David (3), Iván (2), Natalia (2), Beatriz (2), Sandra (2)...

Doce años después encontramos nombres inverosímiles. Las normas se han relajado tanto que en algunos países podemos encontrar en el Registro Civil nombres como Dios, McGyver, Judas, Hitler, Rambo,  Rocky, Sting, Cisco, Excel, Shaquille Oneil, Alien... y muchos más debidamente documentados (Costa Rica).   En México aparecen registradas muchas personas que se llaman, textualmente, "Aniv. de la Rev."; porque el 20 de noviembre, casi todos los calendarios en lugar del nombre de un santo ponen la abreviatura de "Aniversario de la Revolución". Y es que hay gente que se lo toma todo al pie de la letra. En ese mismo país bautizaron a un niño Yotuél porque fue el mayor de sus hermanos y sus padres dijeron algo así como "ya somos yo, tu y él"... 

Dejo aquí este recorrido por los nombres mientras vamos preparando la nueva remesa: Crisis, Rescate, Subprime, Brote Verde... y si no, al tiempo, queridos maestros: me lo confirmaréis al pasar lista dentro de unos años.


1 comentario:

  1. Buena lección con los nombres.
    También se han dado casos curiosos de nombres con apellidos que dan resultados llamativos.
    Aquí te dejo el que encontré haciendo referencia al nombre que más aparece en el post.
    Jesús Tomeas Dado

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