- ¿Qué tal va la cosa?, le pregunto.
- Mal, estoy buscando pero no me llaman. En la última me denegaron el trabajo por "sobrecualificación".
Me quedé sorprendido con el argumento. El puesto era para reparación de electrodomésticos y su flamante título le aportaba el importante demérito de la "sobrecualificación".
- ¿Pues qué pretendían - comenté yo - alguien con los conocimientos "justitos", incluso un poco torpecillo, para poder bronquearle a gusto y endosarle reparaciones a destajo amparados en su poca preparación? ¿O quizá temieran enfrentarse a una cabeza más preparada que la suya que les pusiera en evidencia?
Al empresario posiblemente le interese emplear un trabajador panoli, ignorante y servil; a mi lavadora estropeada no. Pedí a mi sobrino la dirección de la casa de electrodomésticos para vetarla en adelante. Y pasé la información a mis amigos.
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