miércoles, 13 de agosto de 2014

Cuentos de muchas mentiras: Polillita - 1: La araña de los desagües

Polillita

Capítulo 1: La araña de los desagües

Mi mamá, que me acostó en la cama sin cenar, se marchó tras cerrar la puerta y apagar la luz. 
Me quedé irritada y hambrienta, apretando los puños bajo las sábanas. Yo tenía tanta hambre que no podía dormir. Oía ruidos raros en el armario; ruidos pequeñitos como vocecitas de mosquitos. Al principio sentí mucho miedo, pero luego pensé que tal vez fuesen polillas devorando mis calcetines. Sin darme cuenta me dormí y empecé a soñar. Soñé que era una polilla que tenía mucha hambre y que volaba por la cocina buscando comida. Así, soñé que me  posaba encima de las manzanas del postre y las comía todas. Volé a la taza de leche y la bebí entera. Me zampé todo el mazapán bien espolvoreado de azúcar. Era ya una polilla tan gorda que volaba dando tumbos y chocaba como tonta por las pareces. Sin darme cuenta golpeé con el grifo y caí al fregadero. Resbalé sobre la sopa de los platos que estaban para fregar y me sentí arrastrada al desagüe. Rodé por un tubo largo y negro mucho tiempo. Luego tropecé con ocho patas largas y peludas: 
- ¿Quién osa molestarme? -se oyó una voz terrorífica en el fondo del tubo- ¡Soy la araña del desagüe y una polilla gorda como tú no tiene nada que hacer en mis dominios: te comeré!
Polillita empezó a correr tubo arriba, pero había tantas vueltas y revueltas que se perdió. Se sentó en un recodo del tubo y, tapándose la cara, se puso a llorar. De pronto se oyó un rugido enorme que parecía descender tubo abajo y Polillita se vio envuelta en un remolino de agua sucia y espuma que le dejó las alas arrugadas y la cara desgreñada. Cuando el agua pasó volvió a quedarse triste y lloró de nuevo ahora tiritando pues estaba empapada. Lloró y lloró amargamente mientras esperaba que se hiciera de día. La pobre no se acordaba de que en las tuberías es siempre de noche pues siempre está oscuro.  Después de mucho rato estiró sus alas ya secas y suspirando comenzó a caminar por el estrecho túnel. Cruzó tuberías grandes y pequeñas, largas y estrechas, lisas y abolladas... tantas y tantas recorrió que ya se encontraba, sin saberlo, en otra ciudad. Por fin vio la luz al final de la tubería. Trepó hasta la pequeña claraboya y vio con asombro que estaba en una habitación de una ciudad muy rara. Al principio no se dio cuenta pero poco a poco comprendió que en esa ciudad las cosas no eran como parecían. 

3 comentarios:

  1. Lloró y lloró...
    y sus lágrimas se deslizaron por el oscuro desagüe.
    Al final del tubo vio una lucecita, podría ser la luz al final del túnel que iluminase su nuevo camino.

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  2. Bueno... se verá la luz al final del túnel, pero allí todo será diferente...
    Saludos, Manuel.

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  3. Bueno será que explique un poco las nuevas entradas que van apareciendo. Se trata de contenido enlatado (las escribí hace más de 35 años, cuando empezaba a ejercer mi profesión de maestro).
    Tenía entonces veintipocos años y una clase encantadora de niños y niñas de 5-6 años. Había pasado un mal curso anterior en el que pagué mi insuficiente preparación y mis errores de novato. Aquel nuevo año, en Parla y en primero de EGB, el cariño y la ilusión de aquellos niños pusieron a flote mi autoestima y, la verdad, me impliqué totalmente en hacer unas clases originales y divertidas (el esfuerzo se le supone, como en la mili). Improvisaba, a veces, algún cuentecillo y empecé uno en el que se sucedían mentiras encadenadas que les gustaban mucho y les obligaban a mantener a atención y el juicio crítico... Durante varios días seguí este juego y les componía un capítulo que luego leía esperando sus comentarios críticos ante el mundo al revés que les presentaba.
    Así nació "Polllita".
    La publico en este mes de agosto en el que he tirado de relatos "en conserva" pues las vacaciones me alejan de mi domicilio y mis rutinas habituales (escribir un relato diario era una de ellas). Así que voy deshojando los viejos cuadernos y colgando entradas de un material casi escolar.
    Ahora, al transcribirlo, me doy cuenta de la mucha ingenuidad, la escasa calidad y la poca originalidad de mis invenciones (muchas quizás sacadas de películas de dibujos animados o de relatos existentes); pero no reniego de mis "ejercicios escolares". Nada hay nuevo bajo el sol; pero quizá haya aportado algo.
    A los posibles lectores les compete juzgar. Espero algo de piedad por su parte.

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