Flor de cactus es el título una vieja película estadounidense de 1969. Es una comedia y está dirigida por Gene Saks y protagonizada por Walter Matthau, Ingrid Bergman, y Goldie Hawn. La película fue la séptima más taquillera en 1979 y Goldie Hawn obtuvo el Óscar a la mejor actriz de reparto por su papel representando a la caprichosa e infantil Tonie Simons.
"Julian Winston (Walter Matthau) es un soltero cuarentón que va por la vida de seductor. Su última amante es la caprichosa e infantil Tonie Simonsd e 21 años (Goldie Hawn), a la que hace creer que está casado y tiene tres hijos, es decir, que no es libre para casarse con ella. Cuando Tonie recibe la noticia intenta suicidarse y entonces Julián decide replantearse el matrimonio pero necesita invetarse una esposa y decide acudir a una conocida. Julian es dentista y tiene una recepcionista sueca llamada Stephanie Dickinson (Ingrid Bergman), que lleva diez años desviviéndose por él y que en realidad está enamorada de su jefe desde todo ese tiempo. La comedia se enreda a medida que avanza la trama y se resuelve con el descubrimiento por parte de Julián de la secreta belleza de su empleada y enamorándose de ella.
El nombre de la película hace referencia a un cactus que la señorita Dickinson tiene sobre su escritorio en la oficina del dentista. Similar a Miss Dickinson, el cactus es frío e inhóspito. Sin embargo, al final, tanto los cactus y Miss Dickinson han florecido."
Ayer, paseando por la histórica ciudad de Molina de Aragón, encontré en una de sus callejas este cactus florecido colgando desde la maceta de una ventana. Se trata de una opuntia (chumbera) y fue introducida en nuestro país por los conquistadores pues es oriunda de América y de sus hermosas flores amarillas saldrán sabrosos los higos chumbos tan apreciados en ciertas regiones mediterráneas.
Hay algo de justicia poética en que una planta espinosa, con hojas tan poco agraciadas que parecen palas con púas, tengan también una floración esplendorosa. Siempre ha sido una metáfora de mi carácter: brusco, rudo, cortante... y, sin embargo, accesible a la ternura, sensible, instrumento abierto a interpretar en la caja de resonancia del corazón la música de las sensaciones. El cactus frío, coriáceo, hiriente... también florece.
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