miércoles, 18 de enero de 2017

Una palabra por mil imágenes 44: "Fénix "

La solución está en nosotros mismos, pero hay que saber encontrarla. Esta parece una de las lecciones que nos ofrece la vida, pero que solo algunos aprenden. Tanto en los problemas de índole psicológica como en los  puramente materiales. Quizá la salvación del pasaje del Titanic estaba en el mismo barco como ya sugerí una vez (al fin y al cabo ese buque era una gigantesca caja de herramientas) o las más terribles tragedias tenían la solución al alcance de la mano: sólo hace falta tener unos ojos que miren "y vean". Dicen que había  un pájaro que resucitaba a partir de sus cenizas. Quizás las cenizas tienen su utilidad y su importancia. Quizás las cenizas permitan la supervivencia del 
Fénix. 


El Fénix, según cuenta las leyendas, era un ave fabulosa que era consumida por el fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas. Según algunos mitos, vivía en una región que comprendía la zona del Oriente Medio y la India, llegando hasta Egipto, en el norte de África. Su figura es un mito muy presente en la poesía árabe. Los escritores de la antigüedad lo describen así: "Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años." 
No se puede negar un componente místico y religioso a la leyenda pues el Fénix muere para renacer con toda su gloria. Tampoco podemos evitar una sensación de perogrullada revestida con envoltorio  poético: ¿Acaso no "resucita", es decir "se prepetúa",  cada ave en el huevo que desarrolla e incuba? Al fin y al cabo nuestros padres, de alguna manera, resucitan en nosotros.

Aprovechando este mito, Robert Aldrich filma una película en 1965 de la que luego se realiza un remake en 2004 a cargo de Jhon Moore. Ambas tienen un argumento similar y están basadas a su vez en la novela de mismo título de 1964, escrita por Elleston Trevor). El film cuenta la historia de un vuelo que, tras una tormenta, ha de realizar un aterrizaje de emergencia en el desierto. El avión sufre daños que lo dejan inutilizado y los supervivientes se disponen a sobrevivir. Los espectadores reconocemos esa situación pues ha dado pie a numerosas películas ("Viven" sin ir más lejos). Incluso existen precedentes reales de situaciones parecidas. Como en todas ellas, se suceden los intentos por escapar: agotadoras expediciones hacia algún oasis lejano, intentos de solicitar ayuda a beduinos hostiles... todas ellas acabadas en tragedia. Cuando la apatía y la resignación se van imponiendo, uno de los pasajeros pasajeros, un diseñador aeronáutico alemán que se había mantenido al margen, propone construir un pequeño avión, utilizando para ello partes útiles del avión siniestrado. La tarea es titánica, pero entre la carga del avión encuentran algunas herramientas y equipos que pueden servirles para este propósito. Al principio la idea es rechazada por el capitán pero,al no existir otra alternativa, finalmente se aprueba y todos deciden colaborar para salvar sus vidas. El grupo entiende que el autor intelectual de la idea es un ingeniero de aviación, pero estalla la crisis al revelarse que, en realidad, es un constructor de aparatos de aeromodelismo. Ante la perspectiva de que un diseñador de "juguetes" les ha infundido falsas esperanzas se indignan con él. El ingeniero finalmente logra convencerles de que diseñar un aeromodelo no difiere sustancialmente del diseño de cualquier avión: los requisitos de ingeniería son los mismos, y aún mayores. Finalmente, el engendro de aeroplano monomotor, de aspecto bastante primitivo, es terminado y bautizado Phoenix, en honor a la leyenda del ave Fénix que resucita de sus cenizas.

Por supuesto, el avión logra elevarse y, en unas secuencias emocionantes, alcanza su objetivo: llegan a una zona habitada.

La idea de la película es factible. Los productores construyeron realmente un monomotor a partir de piezas de un avión real desguazado para la ocasión. El ajuste a la realidad fue tal que durante el rodaje, el extra y piloto de pruebas Paul Mantz se mató al intentar un aterrizaje de prueba del Phoenix original, hecho de los restos de un C-82. La filmación continuó, ya que estaba casi terminada, usándose un avión ensamblado sustituto, un North American O-47A para terminarla.

Interesante película, ejemplo de buen cine, que tuvo un considerable éxito de taquilla. La idea argumental es aprovechada en muchas otras "Seis días y siete noches", por ejemplo. Ejemplo de MacGyver de esos que como dice Anne Heche en la película citada es capaz de montar un supermercado con una navaja multiusos. Me ayuda a creer que la máxima que propongo al principio de la película es cierta: En nosotros mismos está la solución: sólo hay que saber encontrarla.

2 comentarios:

  1. Vaya, por fin conozco una película que mencionas!!! =)))) la de "Seis días y siete noches"! jeje y me gustó mucho.

    La solución siempre está en nosotros, ya que nadie hará por uno lo que uno mismo no haga.

    Besos =)))

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  2. Me alegro de esta primera coincidencia... Para mañana he preparado una que estoy segura de que revonocerás. Coincidirá con la toma de posesión del Todopoderoso Trum. Ese hombre que aprecia tanto su Anillo de Poder, su Tesoro...

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