El padre le replicó: - Pero, hijo, siempre quieres chorizo: en el plato de lentejas un chorizo entero, con los huevos fritos: chorizo, para merendar, chorizo... ¿No te apetece este jamón? Está muy bueno...
La voz juvenil se reafirmó levemente irritada: - Yo ¡de chorizo!
El padre apeló una vez más a la pedagogía: - Pero escucha, siempre comes lo mismo; tienes que diversificar tus gustos, tienes que aprender a comer de todo.. Piensa que cuando seas mayor y busques trabajo puede que tengas que decidirte por uno que no te guste. Quizás tengas que aceptar un empleo de albañil, o de cartero, o de funcionario... lo que te ofrezcan.
El hijo le contestó retador: - No, yo de chorizo.
Pequeño relato inspirado en una conversación que escuché hace algunos días.
ResponderEliminarLa pequeña broma semántica se me ocurrió como metáfora de lo que puede ocurrir cuando dejamos que los niños elijan sobre aspectos que no les competen y se imponen tiránicamente a los padres. Al final, creamos pequeños monstruos.
Muy bueno.
ResponderEliminarEl chorizo protagonista de la entrada con ese doble significado.
¡Feliz semana!