Tenía que llegar una crisis así para que se liberaran los monstruos del prejuicio, la intolerancia, el revanchismo, la injuria, la acusación fácil y ramplona.
De repente "todos" nos hemos vuelto preclaros economistas. Habíamos previsto desde hace tiempo la llegada de esta crisis, veíamos en nuestra burbuja de cristal la burbuja inmobiliaria, incluso anticipamos que el paro aumentaría... Pero curiosamente seguimos invirtiendo en bonos basura, compramos alegremente el último piso y acudimos a cobrar nuestro sueldo con el ánimo próximo a la beatitud.
Y que bien viene tener un chivo expiatorio: La culpa la tiene Zapatero. Hasta en una obra escolar creada por las madres de los niños de infantil del cole aparecía la coletilla (y era varios años antes de la crisis).
¡Cuánto me gustaría observar a este hombre una tarde en la intimidad de su hogar, en las noches de insomnio que dejan su fruto en las ojeras y arrugas de su rostro!
Aguantar el tiro al blanco, el pin, pan, pun, ser monigote de feria contra el que todos disparan y permanecer ahí, sin torcer el gesto, siguiendo en tu puesto, tratando de hacer lo posible en medio de lo imposible. Consciente de que hay que estar a las duras y a las maduras. En el puente cuando el barco zozobra.
Todos nos llenamos la boca con recetas maravillosas. Desde Aznar a Rajoy, desde Jesús Neira hasta Esperanza Aguirre. Dede mi vecino hasta mi hermano Javi... ¿Será posible tanta unanimidad?
Sería cansado rebatir sus argumentos. No por difiíciles, sino por inutilidad. Símplemente necesitan una cabeza de turco:
"LA CULPA LA TIENE ZAPATERO."
viernes, 10 de septiembre de 2010
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