Otra vez, de nuevo, una más, reincidiendo; encontramos la forma violenta de resolver las disputas "con huevos", con agresividad y violencia. Y, esto encima, en el deporte (ideario de valores) y ante las cámaras (receptáculo de modelos) y con políticos (ejemplos a imitar). En este caso Evo Morales, presidente de Bolivia, esencia del indigenismo, preclaro ejemplo del advenimiento de los desfavorecidos. Las imágenes nos lo muestran mediocre en el juego pero caudillo en las órdenes deportivas (también en estas), rencoroso (con premeditación y alevosía), muy macho (atacando los machos ajenos)... Evidentemente no come hormonada carne de pollo, no se ha amariconado... por eso responde, tras un acercamiento disimulado, con un contundente rodillazo en las partes de la parte opositora (del partído y de la política).
Y nosotros seguimos en el cole... ¡Niños, portaros bien!, ¡No se pega!, ¡Arreglad las cosas hablando!, ¡Practicad el juego límpio!...
Cuando los clásicos escribieron sobre los trabajos de Hércules, olvidaron el cíclico y decorazonador trabajo de los maestros sobre las buenas maneras. ¿Será relmente inútil?
martes, 5 de octubre de 2010
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