martes, 23 de noviembre de 2010

Me joden los inteligentes

C. estaba harto de no destacar, de clases de apoyo, de refuerzos educativos... De ser el tondo de la clase, de no entender ni papa de los libros de texto... No soportaba estar en grupos con niños más pequeños, le resultaba insufrible escuchar al listillo de al lado, al sabiodo de la primera fila, al que le quitaba la palabra de la boca ante cada pregunta...
Ese día C. estalló: ¡Me joden los inteligentes!
Y se quedó tan a gusto.

Y el profe, que pasaba por allí, se quedó mirándolo mientras sus sentimientos se paseaban en el filo entre la reprobación y la simpatía: Primero, C. demostraba que no era tan tonto como podía parecer. En segundo lugar tenía perfecto derecho a manifestar su frustración. Tercero: quizás entreveía ya su destino laboral en algún cuerpo militar (La Legión sin ir más lejos) donde dar rienda suelta a su rebeldía gritando, como un pequeño Millán Astray: ¡Muera la inteligencia! ,¡Viva la muerte!.


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