sábado, 11 de diciembre de 2010

299.999.999 perdedores

Dice nuestro oráculo digital online Wikipedia que la densidad de espermatozoides en el semen varía de 50 a 150 millones por mililitro, por lo que cada eyaculación (algo superior en volumen a los 2 cm cúbicos) contiene entre 200 y 400 millones de ellos. Poniéndonos en el promedio una eyaculación del montón tendría unos 300 millones de espermatozoides. De ellos uno solo llega a fecundar el óvulo. Estamos pues ante la mayor prueba olímpica de resistencia y orientación existente.


Examinemos el reglamento de la prueba:

Una vez depositados en la vagina, el camino que han de recorrer los espermatozoides para alcanzar el óvulo, es largo y difícil. Largo porque, dada su pequeñez, los 15 cm. que les separan del óvulo, equivalen a un viaje de centenares de kilómetros para nosotros. Y difícil porque, aparte de que existen una serie de dificultades y barreras a su ascenso a través de los genitales de la mujer, han de efectuar este desplazamiento en muy breve tiempo. Esta carrera puede durar hasta tres días y los corredores derrotados morirán irremisiblemente.

La relación de obstáculos que deben salvar es impresionante: desde la presencia de sustancias cáusticas para el espermatozoide como elevadas concentración de fosfatasa ácida y ácido cítrico en los fluidos previos de la eyaculación, a la presencia en la vagina de un medio ácido que elimina a la mayoría. Únicamente los que consiguan refugiarse en el cuello del útero sobrevivirán. Allí les espera una barrera de extrema densidad y viscosidad que sólo se franqueará si es el momento preciso de la puesta ovular lo que la hará más fluida.  Cuando abandonen el momentáneo refugio en el moco cervical, muchos de ellos perderán el rumbo y perecerán. Sólo unos pocos miles conseguirán encontrar el camino de las trompas de Falopio y penetrar en ellas. Pero solamente una de ellas contiene el óvulo, lo que significa que para la mitad el esfuerzo les resultará inútil. Finalmente, poco más de una docena, los más fuertes y mejor dotados de todo aquel colosal ejército, llegarán hasta las inmediaciones del óvulo. Al encuentro con el ovulo solo se  presentarán unos doscientos espermatidos de los millones que tomaron la salida, quienes rodearánn al ovulo y liberarán una enzima que romperá las capas que forman el gameto femenino. El espermatozoide ganador se abrirá paso a través de las diferentes capas que recubren el óvulo, perderá su cola y avanzará triunfante hacia el encuentro con el núcleo.

Así que en esta extenuante carrera los "atletas" han de cubrir etapas larguísimas donde tienen que superar difíciles obstáculos físicos y químicos sustentados por chutes de glucosa (presente abundantemente en el semen), resolver difíciles problemas de orientación, prevenir posibles pájaras en el camino, luchar a brazo partido con millones de competidores e incluso asociarse con algunos de ellos para el ataque final al alcanzar la meta.  En esta pueba no hay medallas de plata de plata y bronce. es carrera de vida o muerte. Cada uno de nosotros fuimos vencedores. Dejamos en la cuneta 299.999.999 de proyectos fallidos.
 
Desde la macroescala de nuestros cuerpos adultos repetimos la experiencia. Organizamos nuestras particulares carreras bajo el lema: "Citius, altius, fortius". Premiaremos al más rápido, más alto, más fuerte; y organizaremos todo tipo de pruebas para seleccionarlo. El óvulo primigenio se torna en  un pequeño disco dorado. Por él seremos capaces de orientar toda nuestra actividad vital a conseguirlo: renunciaremos a nuestra infancia, entrenaremos durísima y constantemente,  modificaremos horarios y costumbres, restingiremos contactos y amistades, seleccionaremos rigurosamente nuestra alimentación, acotaremos nuestras actividades, tallaremos nuestro cuerpo a molde con la prueba ... y seremos incluso capaces de utilizar la pocción mágica de Obelix, la que nos permitirá ganar con más facilidad a nuestros adversarios.

Nos sorprenden en el día de hoy con la dentención de Marta Domínguez. Esta palentina, paisana cercana y entrañable, ha sido un ejemplo para todos. Una atleta de la que nos sentíamos orgullosos y cuya foto buscábamos. 

Con la salvedad de la investigación aún en curso, todo parece indicar que nuestra heroína particular no pudo resistir la tentación de llegar la primera "por todos los medios". Para mí, que sentí como su mayor hazaña la dignidad ante la caída, la valentía de levantarse y continuar; esta noticia de confirmarse, la despojará públicamente de la gloria de los vencedores y también, privadamente -a mis ojos-; de la gloria de los vencidos.

2 comentarios:

  1. Yo también tuve la oportunidad de saludarla en la milla alcalíana. Me ha impactado esta noticia puesto que nadie,o casi nadie podría pensar tal situación. Nunca te acostarás sin aprender algo nuevo. Estupenda crónica la que has puesto acompañada de una foto que le viene como anillo al dedo. Estaremos orgullosos de haber sido el espermatozoide más rápido. Saludos

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  2. Es una noticia que invita a la reflexión, Manuel. Se siente uno apesadumbrado ante una situación así. No puedo dejar de pensar en todos los que, como tú, vivís intensamente el deporte y la competición. El auténtico premio para los deportistas debe ser competir. Nadie puede practicar el deporte con la única mirada de llegar el primero. Sería demasiado frustrante para todos menos para uno.
    La fórmula matemática:
    1 = éxito
    N-1 = fracaso
    no funciona. Aquí ganamos todos.

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