sábado, 29 de octubre de 2011

"No nos quieren"


No voy a entrar en el particular mundo de los afectos de mi persona. No seré el Tío de  la Vara (De dar la Vara). Voy a elevar la frase al rango de lo suprapersonal, de lo supralocal llegar a lo nacional e internacional.

La pobre España, (Escoña o Españistán como la motean algunos escritores) es ahora de las más feas del baile. El paso de décima potencia económica a apestoso deudor insolvente ha resentido nuestro orgullo patrio dejándonos escaldados y humillados mendigando a las puertas de le misa comunitaria.

Nuestra inicial forma parte del despectivo cerdo, el "pigs" franco-anglo-sajón, como nos apodan en esos países a Portugal, Italia, Grecia y España. La canciller alemana se despacha a gusto tildándonos de "vagos" y derrochadores. Las agencias de calificación nos suspenden con "cates" de escándalo. Diez presidentes iberoamericanos (la mitad) nos muestran su desdén en la cumbre de este año dándonos la espalda y mirando con sonrisa aduladora a los nuevos emergentes. Llamamos a las puertas de EEUU pidiendo parte del exiguo caldo que se reparta en Rota. Nuestros cinco millones de parados rompen las hechuras del traje hispano.

Y dentro de la península, se acelera la peninsularizaicón interior, casi ya insularización,  del País Vasco y Cataluña. Cuando la crisis aprieta cada cual protege su plato, sobre todo si es más nutritivo que el del resto. En economía, el País Vasco va bien. Siempre ha ido bien. Siempre mejor que sus vecinos (y no me creo que sean más trabajadores que ellos, he vivido muchos años a su lado para poder afirmarlo). En inversiones les ha ido muy bien. Han sido la envidia de Santander, Asturias, Castilla... En cuanto a señas de identidad, idioma, libertades, política... podríamos discutir sin apasionamiento, estoy dispuesto a admitir excesos bidireccionales. Pero ahora, a día de hoy, lo tienen todo. Sin embargo la perspectiva es un aumento del nacionalismo sin precedentes y una muy posible independencia. Al final de esta triste fiesta uno se queda con la imagen de que se llevaron a la mejor chica del baile y que ahora piensan: ¡Que me quiten lo bailao" y,  puesto que las hay mejores, ya no quieren bailar con "la más fea".

¿Y Cataluña? Istmo de España, lugar de paso y razón de ser de sí misma no puede prescindir de aquello que comunica. Hoy toca autonomía por conveniencia, mañana  independencia porque sea más rica, pasado tocará pertenencia porque nos necesite.
En el comercio de su descontento ganará siempre que España se debilite.

Y ahora esté muy débil... y ya no nos quiere nadie.

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