Jerusalén. 30 D.C.
Cerca de Betfagé y de Betania, al pie del monte de los Olivos, los apóstoles buscaron el burro que El Maestro les había indicado, pusieron sus capas encima, se lo trajeron y Jesús montó en él. Muchas personas extendían sus capas a lo largo del camino, mientras otras lo cubrían con ramas cortadas en el campo. Y tanto los que iban delante como los que seguían a Jesús gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Ahí viene el bendito reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!»
Burgos. 1967. D.C.
Una madre lleva de la mano a sus cuatro hijos pequeños. Entre 3 y 7 años se reparte la edad de los chiquillos. Los palmeros reparten sus puestos por la Plaza Mayor. Se ofrecen ramos primorosos, llenos de rizos y trenzados. Bellas filigranas con la celulosa dorada de la palma. La madre compra cuatro ramos secillos de palma amarilla y brillante, ella se conforma con un ramo de olivo o de boj que ofrecen en el atrio de la iglesia. La procesión prosigue luminosa y alegre. La sonrisa ilumina el rostro de los niños y estos blanden orgullosos las palmas que sobresalen entre los congregados. Estas es la procesión de los niños, del júbilo, de la alegría, del juego...
Tuy, 1973. D.C.
El joven avanza entre la larga fila de juniores que han sido convocados a la Procesión. Tuy es un hervidero de paisanos, cofrades y turistas. Se siente incómodo expuesto de este modo entre las hilera de seminaristas y postulantes. Se pregunta avergonzado porqué ha de estar ahí, avanzando con falsa altivez en la de juniores maristas. No tienen atuendo clerical, van con sus trajes de domingo. A lo sumo siguen un humilde estandarte. La gente los mira. Ellos se sienten observados, raros, extraños...
Alovera, 1 de abril de 2012. D.C. 11:30 A.M.
El ciclista pedalea lentamente entre las calles de Alovera. Ha venido desde el cercano pueblo de Cabanillas del Campo a sentir el primer beso de la primavera en forma de brisa fresca sobre su rostro. Se acerca a la Plaza del pueblo donde está la iglesia parroquial, enfrente del ayuntamiento. En los jardines, en los parques, los seres nuevos se se mueven empujados por la vida nueva que resurge: los primeros brotes, los afanosos insectos, los niños liberados de la pasividad de un invierno cruel... El ciclista pasa al lado del soportal de la iglesia. Un montón de ramos de olivo se alza en el porche porticado. Una devota mujer coge uno de ellos y penetra en la penumbra del templo. El ciclista, de pronto, cae en la cuenta: ¡Ah, pero si es el Domingo de Ramos!
La máquina del tiempo se detiene. El resorte del reloj de la vida comienza la marcha atrás:
Jerusalén. 30 D.C.
Cerca de Betfagé y de Betania, al pie del monte de los Olivos, los apóstoles buscaron el burro que El Maestro les había indicado...

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