Ventanas del alma, pozos de sentimientos, tormenta de colores, anzuelo del amor, lagos interiores, hipnótico poder... son los ojos.
A los ojos miramos, ante otros ajenos bajamos los nuestros, bajo ellos guardamos las lágrimas, con ellos las lloramos, contra ellos luchamos, de ellos dependemos, desde ellos gobernamos, para ellos escribimos el más bello poema, por ellos nos llega la luz del mundo, según nos miran reimos o lloramos, sobre ellos cerraremos las pestañas tras morir.
Unos ojos pares y felices fueron lo primero que vimos tras venir al mundo. Unos ojos apagados, de iris inerte, serán señal de que la vida nos abandonó.
Los ojos miran, juzgan, hablan y callan, acarician, juegan, coquetean, sugieren, ríen ... y lloran. Acaso también delatan, traicionan y mienten. Ellos guardan el verdadero secreto de la telepatía. Por ellos se asoma la locura y el amor. Los ojos están en las canciones, en las obras de arte, en los jeroglíficos, en los sueños... Para los ojos se diseñó el maquillaje más sofisticado, se escribieron mil metáforas, se alzaron monumentos...
Ojos de todas clases: ojos vacunos de mirada vacía, ojos biónicos de los replicantes, inertes ojos de cristal, convexo ojo de pez, ojo multifacetado de insecto, simple ocelo de los metazoos...
Machado nos recuerda su naturaleza:
"El ojo que ves no es
ojo porque tú le veas:
es ojo porque te ve."
Con ellas despido mi particular homenaje a estos órganos singulares.
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