En estos días me he acercado a la frustrante experiencia de iniciarme en este SO. Me aproximé al nuevo windows, es verdad, con los prejuicios de tantas opiniones negativas desde lo público y lo privado: "Es una mierda", sentenciaban mis conocidos... Pese a eso me planté delante de la pantalla con la excitación de probar una novedad, que al primer pantallazo, me sorpendió con una amigable presentación parecida a la de las tabletas: ¡Es como el Android! -pensé-. Luego vi que la pantalla de leds no me respondía al tacto -juro que sin darme cuenta lo probé- y seguía necesitando el viejo ratón o la incómoda pastilla de posar y arrastrar de los portátiles. Poco a poco empecé a sobrevolar con el puntero por sus múltiples iconos y gachets encontrando un poco atosigantes los procesos de zoo, desvanecimiento y submenús continuos a su paso. Intenté despejar los iconos y fotografías del escritorio y empecé a desesperarme: ¿Cómo diablos accedía a mis archivos? ¿Por qué aparecían ventanitas sin cuento a poco que me desplazase, rozara un margen, o me posara sobre un un icono? Incluso un leve apoyo sobre el teclado, un leve toque del ratón me apartaba de mi tarea. ¿Dónde iban a parar mis textos escritos segundos antes y que desaparecían como por ensalmo?.. Me pasé minutos intentando deshacerme de ventanitas que (para colmo) no tenían la consoladora pestañita en X de la esquina superior derecha. ¿Y esa manía en utilizar pantallas de alta resolución en la que caben tantas distracciones? Empezaba a añorar el prehistórico windows 3: allí todo era sencillo y diáfano... Ahora hay que tener la vista de un lince y la precisión de un cirujano para operar semejante máquina. Si encima el sistema se instala en un ordenador que iba a servir para facilitar su uso a un joven tetrapléjico el desmadre es mayúsculo. Menos mal que mi alumno y yo optamos por reírnos ante cada pifia, cada salto incomprensible de pantalla o la búsqueda imposible de botones de retroceso...
De momento windows ocho ha sido adquirido por 100 millones de usuarios. De estos 100 millones de cabreados muchos están pagando 50 € por hacer el cambio a windows 7 (a los que hay que añadir los 100 € del precio de la versión 8, de origen). Esta compañía parece deslizarse por una montaña rusa: tras el windows XP, potente y fiable, vino el mayor desastre de su historia con el Windows Vista al que tuvo que socorrer el windows 7. Ahora será necesario un Windows 9 que venga a rescatar al usuario frente a la desesperante experiencia del Windows "chocho".
Sólo un 1,72 por ciento de los usuarios utilizan actualmente el nuevo sistema operativo de Microsoft, sin embargo la cuota de mercado del Windows XP es del 40% (Y hay que considerar que en abril de 2014 dejará de prestar soporte a esta versión). Que Microsoft esté solamente "peocupado " por este hecho da idea de que sigue en la inopia: no se entera de que su sistema es un desastre (algunos fabricantes de software le califican de "catástrofe" sin paliativos)
Los progenitores de la criatura recomiendan tener paciencia: podrás dominarlo y personalizarlo y entonces comprenderás su agradable uso - dicen-; pero yo me encuentro sin ganas de continuar con su empinada "curva de aprendizaje" y ¡ya está bien! de pasarse la vida estudiando instrucciones.
Windows 8 es, como dice Philip Greenspun, conocido emprendedor y profesor del Instituto Tecnológico de Massachuttses, "Un regalo de navidad para alguien que odias".
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