Como un maestro del ajedrez, que traslada su estrategia a la pluma, me propongo editar entradas de forma simultanea. Dejaré tareas a medio acabar esperando la siguiente ronda y ejecutaré los movimientos de la pluma tras pasar por otros temas donde la mente se oxigene y tome alas para volar donde antes no pudo despegar. En otras latitudes quizá encuentre sustento en cálidas corrientes que asciendan desde el suelo. Allí la visión del horizonte se agranda y contemplaremos la realidad con la perspectiva de los ángeles.
Y, si caigo en un plano descendente, deprimido por un atmósfera ciclónica del pensamiento, donde las ideas son tan tenues que la razón decae, buscaré el aire que asciende, el espíritu que emerge de suelo de la banalidad. No dejaré que el vuelo circular de los buitres termine en una espiral de descensos y que acabe devorando la carroña a ras de tierra. Emprenderé un viaje emergente hacia las nueva ideas. Y quizás, en lejanas tierras, acabe estrellado contra el suelo.
Destino de héroes, el morir en el intento.
Esta obra de Jesús Marcial Grande Gutiérrez está bajo una
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