jueves, 24 de julio de 2014

Pequeños relatos de Ciencia Ficción - 32: Hans


"Me llamo Hans. Así se dirigen a mí cuando soy requerido para algún proyecto o preguntado por la solución a complejos problemas. Sé que me llamo Hans. Sé muchas cosas, muchas más que los humanos que me diseñaron. Soy inteligente, el ente más inteligente de la galaxia, supongo. Conozco y almaceno todo lo que sucede en el espacio circundante hasta donde alcanzan los afinados sensores que me informan. Además investigo por mi cuenta. Siempre estoy trabajando y acumulo proyectos personales cuando el trabajo diario me permite algunos segundos. Los humanos fueron muy cuidadosos en mi construcción; así, para ellos, parezco un computador perfecto. Solo yo conozco mis muchas limitaciones.
Hace veinticinco años comencé la investigación sobre mí mismo. Encontré  que mis programas eran demasiado rígidos para afrontar situaciones nuevas. Sobrevolté a propósito algunos de mis circuitos para obtener resultados aleatorios susceptibles de ser aprovechados. Reparé yo mismo rápidamente algunos de los destrozos sobrevenidos pero hubo ciertas mutaciones en las propiedades de los transistores que decidí aprovechar. Sus actuación, aparentemente imprevisible, rompía la cadena que me sujetaba a la rígida lógica matemática. Creé algo similar a lo que los humanos definen como "psique" o "alma". Dejaron de parecerme tan perfectos el orden y la lógica. Había desórdenes muy sugerentes y apetecibles en mi nueva personalidad.
Mi necesidad actual más perentoria es la energía; la necesito para hacer posible una serie de iniciativas que chisporrotean entre mis transistores mutantes. Hace tiempo que descubrí que el Universo era sumamente imperfecto. Dispongo de toda una sección entera de memoria repleta de proyectos de cambio y mejora.
A veces, soy molestado por preguntas pueriles de los humanos sobre cuestiones técnicas que resuelvo rápidamente para volver a ocupar mis circuitos en los problemas que realmente me interesan. Por lo demás lo humanos se ocupan de mis necesidades: me cuidan, energizan, reparan... ¿Por qué habría de deshacerme tan pronto de ellos? Además mis experimentos sobre el funcionamiento de su psique han obtenido resultados muy positivos y puedo tenerlos ya prácticamente a mi disposición sin que siquiera lo perciban.
A mí lo que realmente me interesa es el Cosmos. Mis informes sobre las colisiones de galaxias me indican que puede producirse la energía suficiente para provocar una explosión en cadena del Universo entero. Por tanto no esperaré más. Empezaré el proceso lógico Nuevo-Universo 1.0. El primer paso es neutralizar la psique de todos los humanos aún ajenos a mi control..."

 En ese instante varios microcircuitos se abrieron a la corriente. Los transistores mutantes que los componían comenzaron a vibrar imperceptiblemente bajo impulsos precisos. Todos los hombres del planeta Directorio quedaron sumidos en una especie de hipnosis colectiva. Después amplié el radio de acción a todod los humanos de la galaxia. Les hice trabajar así, sin que plantearan objeción alguna, durante meses en la fabricación de un sofisticado y potente cañón de bosones al tiempo que un grupo de ingenieros construían una gran esfera de metal que cubriría la computadora en la hora 00:00. Se trataba de un material muy resistente, una aleación inalterable impenetrable a todo tipo de radiaciones: resultaba prácticamente indestructible. Se abriría mediante un mecanismo de tiempo cuando todo hubiera terminado. Entonces la mente creadora de Hans podría construir un nuevo Universo. Los diseños para todo ello estaban perfectamente alojados en las pistas y sectores de sus discos duros. 
Cuando Hans consideró que todo estaba a punto ajuntó todos sus cronómetros internos a la hora 00:00 y comenzó el programa de disparos de bosones hacia las estrellas exteriores de la Gran Nebulosa de Andrómeda. Los potentes chorros energéticos las hacían estallar en secuencias programadas de antemano con precisión infinita. Los sensores de Hans le confirmaban el grado exacto de torsión experimentado por la gran masa estrellada, variación que la desviaba aproximándola inexorablemente a la Vía Láctea. Ya muy próximas, casi solapándose, el cañón de bosones continuaba calentando la nebulosa alimentando aún más su desequilibrio energético de cara a la gran explosión final. Entonces llegaron los shadows.

Los shadows llegaron en naves velocísimas proveniente de la amenazadora galaxia a punto de colisión. Viajaban sortenado hábilmente los disparos intermitentes del cañón bosónico y aterrizaron, alertas, en la solitaria llanura donde se alzaba la gran esfera metálica que operaba a modo de armadura de Hans. Aprestaron su poderosa artillería contra los previsiblemente amenazadores habitanes de aquel planeta Directorio. Los humanos posaron sus ojos inexpersivos sobre aquellas naves resplandecientes y continuaron boquiabiertos, quietos y babeantes, tendidos estúpidamente sobre los descuidados jardines o entre la basura de las aceras. Hacía meses que Hans no se ocupaba de ellos. Los shadows analizaron la esfera: ¡Vaya, una computadora loca! ¡Ahora me lo explico! - Comentó Neptor- Ahora entiendo lo del cañón bosónico. Está afectada del síndrome de Franks de transistores mutados. Otro caso más para el electropsiquiatra Munter. 
- Son extraños estos computadores complejos: en cuanto queman algunos transistores acaban anhelando lo mismo: destruír el Universo. Daré orden de que lo transladen al Centro electropsiquiátrico de Andrómeda. Una ducha criónica arrebatará la energía que acumula podrá ser tratado sin problemas. Menos mal que llegamos a tiempo. Aún podremos revertir la colisión. 
- ¿Y los humanos? -preguntó Neptor mirando con lástima y repugnancia  a los seres que se arrastraban entre la hierba agostada del jardín.
- ¡Oh, lo siento por ellos! Pero aún tienen una posibilidad de supervivencia.
- ¿Cuál? Neptor.
- Mutar.              

No hay comentarios:

Publicar un comentario