Tenemos entre nosotros un Wally español que aparece en todas las fotografías; aunque, en este caso, no cueste nada encontrarle: ya se encarga él solito de ponerse en primer plano y al lado de la figura más conocida. El fenómeno ha desencadenado una compulsiva tendencia a jugar al photosop; se cuentan por miles las composiciones y recortes de caras en torno a este personaje: está en la última cena, en los dibujos de los Simpson, en la Capilla Sixtina, en la famosa viga de «Almuerzo sobre un rascacielos», en el coche del papa... ¡Hasta yo mismo me he unido a esta cómica celebración del ridículo con un montaje sobre el cartel de la película "Le Petit Nicolás", de Laurent Tirard!
La rocambolesca historia de este hazmerreír universal da para tatos libros y películas como su homónimo; pero en realidad, mirado el asunto fríamente, la historia no tiene ni pizca de gracia. Puede empezar como una fiesta de payasos, pero al cabo de un rato acabamos todos llorando. Una inicial corriente de simpatía nos provoca una sonrisa amable al conocer al protagonista: un simple chico de barrio que consigue con su labia y picaresca embaucar a los círculos del poder. Su hazaña recuerda un poco al Dioni, sus métodos a Urdangarín, su look a Aznar, su carácter al "nota" de la clase que todos conocimos. Nos viene a la cabeza aquella lograda expresión a propósito de estos individuos que quieren ser siempre "el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro".
Este joven impostor que sufre, según el perito judicial, una "florida ideación delirante de tipo megalomaniáco", presenta todos los síntomas de un narcisismo incorregible. La definición de trastorno de la personalidad narcisista, según los criterios del manual diagnostico de enfermedades mentales DSM V, sería la siguiente: "Patrón dominante de grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de admiración y falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en diversos contextos. Algunas de sus características son: ser una persona segura de sí misma, arrogante, energética, de difícil adaptación a posiciones subordinadas, que a menudo muestra un aire general de indiferencia y fingida tranquilidad. Se deleita con las demostraciones de poder o acumulación de riqueza. Este tipo de personas lo que temen en realidad es que se les llegue a tachar de mediocres. Tiende a adoptar una actitud racional para justificar su comportamiento ocasionalmente inadecuado. A menudo son ingeniosos y su pensamiento fluye como un torbellino de ideas." ¡Se adapta como un guante: lo clava!.
Si asombrosas son las "hazañas" realizadas por este aprendiz de espía (se cuentan por docenas las suplantaciones, engaños, incursiones en las altas esferas, tráfico de falsas influencias ...) lo es aún más el haberlo hecho poco menos que con la ayuda de una fotocopiadora, en un tiempo tan breve (empezó en el 2010) y a una edad tan temprana (20 años): ¡pero si era un yogurín!.
Los periódicos rastrean ahora en su apretado currículum. Entre sus méritos destaca burlar a la experimentada policía de un país que ha luchado contra ETA durante decenas de años, moverse con desparpajo en coches de alta gama con escoltas y activando sirenas en los atascos, ejercer de ocupa consentido en un chalet de lujo de Kyril de Bulgaria, príncipe de Preslav; acceder a Secretarios de Estado, plantarse ante un Rey recién coronado, estafar a empresarios, fotografiarse con cuanto personaje notorio tenia a tiro... La propia juez que le juzga se declara sorprendida: «Vaya por delante que esta instructora no acierta a entender cómo un joven de 20 años, con su mera palabrería, aparentemente con su propia identidad, pueda acceder a las conferencias, lugares y actos a los que accedió sin alertar desde el inicio de su conducta a nadie, por muy de las juventudes del PP que manifeste haber sido».
Nos preguntamos atónitos si pudo hacerlo él solo. Si así fuera habría que declarar tontos de solemnidad a los habitantes de los "círculos" donde se toman las decisiones importantes del país y quizás, como proponen con ironía algunos ciudadanos, nombrarle ministro. El drama se nos muestra al comprobar que no ha hecho más que imitar los métodos y modos de personajes conocidos como Urdangarín traficando con sus influencias; Camps, con su fotomanía y sus trajes; Esperanza Aguirre y sus muecas sonrientes ... Lo que nos produce realmente pavor es comprender que dentro del mundo empresarial se piensa que solo se consiguen contratos con influencias.
Puto amo de los Veri Important Person, aprendiz de espía, bastardo de la Casta, Wally mediático, Gran Pícaro del Reino... Pequeño Nicolás, tú no me preocupas; los que de verdad me preocupan son tus amiguetes.
Efectivamente "Lo que nos produce realmente pavor es comprender que dentro del mundo empresarial se piensa que solo se consiguen contratos con influencias" éste es el núcleo de esta almendra. Nicolás es un producto, creado por sí mismo o por la magia de otro/s.
ResponderEliminarMuy bien detallado tu artículo, Jesús. Estoy totalmente de acuerdo en la verdadera raiz del problema, a la que pocos medios aluden, centrándose más en las hazañas de este singular veinteañero que no duda en emplear todo los medios más nefastos de los circulos políticos en los que se ha mezclado.
ResponderEliminarSi Nicolás fuera Schindler, si los políticos fueran los nazis (aunque alguno...), si el tiempo retrocediera setenta años atrás, si ocurriera en Alemania, si su arte teatral se hubiera orientado a salvar vidas en vez de arañar miserables comisiones... ¡Qué grande hubieras sido Nicolás!
ResponderEliminarGracias por vuestros minutos de teclado, comentaristas...
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