En nuestra mirada el rectángulo arrasa. La visión se apantalla sobre los dispositivos multimedia. Nuestros ojos redondos, desconcertados, apenas dominan el estrabismo a que les obliga la cuadratura del círculo para el que fueron originalmente diseñados. La bola de cristal se tornó tableta. Medimos los tamaños de los dispositivos en largo por ancho, describimos su superficie por las pulgadas de su diagonal. Miramos la vida a través de infinitas ventanas.
Los hombres construimos una enorme colmena de celdas rectangulares. El paralelogramo rige nuestros diseños. Y en cada celda proyectamos nuestras vidas. Lo hacemos desde los ventanales de nuestra vivienda, desde las terrazas de las casas, desde la TV, el cine, el ordenador, la táblet, el móvil, las paginas de los libros... la realidad cuarteada en un picadillo perpendicular. Nos sumergimos en el batiburrillo de la colmena urbana, nos perdemos en el menudeo de los blogs.
Las bitácoras proliferan en los cinco continentes. Existen en el mundo más de 200 millones de blogs y su número se duplica en menos de un año. Se da una sobreexposición de experiencias, opiniones y creencias. Ofrecen, al que sepa mirar, una extensa información forense del estado actual de la humanidad. Algunas, entre las que se encuentra el presente blog exponen a veces, sin pudor, intimidades más o menos veladas; lo suficientemente crípticas como para solo ser comprendidas por iguales. Pero, por si acaso, me guardo muchos borradores en la nube y espero que nunca lluevan.
Alma gemela, has de saber que aquí, desde la ventana abierta del alma, te espero. Depredador social, desde la ventana indiscreta de mi pantalla, te vigilo. Viajero del ciberespacio, desde la hospitalidad de mi blog, sé bien recibido. Compartamos sentimientos.
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