"Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción
yo amo los mundos sutiles
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón."
(Cantares. Antonio Machado.)
De todos los poetas, de los ilustres escritores de versos, de los vates ejemplares... me quedo con Antonio Machado. Lo elijo por su humildad, por su pobreza, por su honrado trabajo de profesor de instituto, por su éxito, por su fracaso.
Antonio "El Manchado" le decían porque sólo tenía un traje y, a veces, lleno de lamparones. Anodino Antonio de la aborrecida escuela. Antonio de la insignificancia: morador de pensiones y trabajador de la tiza. Antonio, peregrino por caminos sin hollar y trazador de efímeras estelas marinas. Antonio el poeta, creador de ilusiones en verso. Desconocido Antonio que yace muerto en una sepultura de Colliure. Antonio inmortal que venció al olvido.
Porque en sus poemas encuentro la mirada del que sabe de la grandeza de lo pequeño, desde las moscas insignificantes a los brotes de un olmo centenario; descubro la mística de una adoración adolescente por Leonor, su amor de quince años; escucho la armonía de la canción en que se convierte cada poema.
Amigo de los grandes, admirado por genios: a tu trabajo acudes, con tu dinero pagas y cambias en cuanto puedes la rutina del francés por la pintura de un poema. Desde tu pensión hasta las riberas del Duero pasas haciendo caminos; en cada recodo un verso, en cada árbol un poema, una reflexión a la orilla del agua... apenas frágiles mariposas del lenguaje que vuelan breves en el aire de Castilla. Y sin embargo, tan modesto que te ves, tus notas hacen resonar como nadie la música en las cuerdas de mi arpa corazón.
Nunca conseguí la gloria, lo reconozco. Sí que la perseguí, lo admito. Y confieso también querer ocupar un pedacito en la memoria de los hombres. Pero de no haber podido ser así, me conformo con los réditos del fracaso. Nadie es primero todo el tiempo y también hay mérito del segundo en adelante.
En la gran escalera del mundo es tan importante el último peldaño como el primero. Al fin y al cabo, y citando a Kiplin, tanto el éxito como la derrota son sendos impostores.
Hoy, Antonio, escuché tu canción. "Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar..."
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ResponderEliminarMe gusta este poema y la cancioncilla .
Este verano, como buen caminante, el camino me llevó por los caminos de Soria y tuve la oportunidad de visitar el Instituto donde Don Antonio Machado impartía sus clases. También leí algunos versos a orillas del Duero y visité el cementerio en los que se encuentran los restos de Leonor.
Tarea pendiente la de hacer una ruta Machadiana y visitar esos lugares significativos: desde los caminos a la orilla del Duero hasta el Alto Espino donde está enterrada su querida Leonor. Faltan los restos del insigne escritor que aún siguen reposando el Coillure, ciudad que se niega a cede su traslado. La tumba del poeta sigue siendo visitada como si de un santo se tratara y sobre ella y un buzón puesto al efecto, la gente escribe versos.
EliminarPues ya tienes tarea pendiente. Yo realicé un cursillo de verano dedicado a la poesía y por eso visité diversos lugares relacionados con poetas sorianos o que escribieron a esta provincia. Antonio Machado, Gerardo Diego, Bécquer. También puedes visitar casa dedicada a Bécquer en Noviercas. Saludos
ResponderEliminarAnotado queda. en cuanto se presente la ocasión...
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