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domingo, 24 de marzo de 2019
Las cartas, un tesoro que se pierde

jueves, 9 de marzo de 2017
A todos mis escasos, pacientes y sufridos lectores ocasionales.
Hoy finalizo la edición de este blog y ¡qué paradoja! me despido con una entrada.
Me despido de esta pizarra digital, con su fondo negro como el encerado de una clase, dejando algunas reflexiones sobre esta bitácora que fui para mí diario, biografía, estudio, comunicación y reflexión. Desde el año 2009 perseveré en su edición continuada. Ahora, desde la perspectiva de los años, considero haber realizado un trabajo asombroso. Van editados más de mil artículos a los que hay que añadir otras publicaciones de menor calado también incluidas en el blog, material que adecuadamente recopilado dio para la edición de seis libros editados en la Editorial Bubook. También sobre esos libros accionaré el botón ERASER.
Desde aquí quiero agradecer a mis pocos, pero muy apreciados lectores, su interés. Presento mis disculpas por los sentimientos heridos, los argumentos errados, las paciencias consumidas. Pido perdón por mis reiteraciones, mi pobreza sintáctica, mis erratas, mis faltas de ortografía, mi pobre vocabulario... He intentado mejorar día a día, enriquecer el texto con las palabras exactas, las metáforas más luminosas, los juegos verbales más divertidos que se me ocurrían. He buscado la originalidad en el enfoque. el punto de vista diferente. He procurado, sobre todo, no aburrir.
Voy a citar personalmente a las personas que tuvieron en algún momento una vinculación más personal con el blog:
Gracias José Manuel, un día alumno mío y hoy posiblemente maestro (la vida te ha enseñado mucho más que yo con seguridad). Siempre valoré enormemente tus comentarios.
Gracias Manuel. La fidelidad en tus visitas y tus comentarios no dejó de sorprenderme. Te deseo lo mejor en tu actividad en los blogs. Ojalá ganes alguno de los premios a los que aspiras con ellos. Te prometo que seguiré visitándote de vez en cuando.
Gracias Liliana, mi última lectora y comentarista asidua. Tu constancia en el seguimiento de entradas y comentarios me enternece.
Gracias, Miguel Ángel, hermano y lector. Sé que no dispones de mucho tiempo para cumplir con "las obligaciones de hermandad" para con tu hermano mayor "el literato". Agradezco tus visitas y tus originales comentarios.
Gracias Estrella que de vez en cuando me sorprendes con alguna visita y acertadas intervenciones siempre desprendiendo optimismo en cada línea.
Y gracias a todos cuantos habéis leído, compartido o comentado alguno de mis artículos. He intentado conectar con vuestro corazón y muchas veces he sentido la emoción del roce. He querido responder siempre a vuestras opiniones y preguntas: lo hice sin ningún esfuerzo, como quién habla a un amigo. He expuesto mi alma, muchas veces desnuda, y siempre sentí el calor de vuestra comprensión. Os enseñé un poquito de mi mundo y sé que también os pareció extraordinario, al igual que lo es el vuestro. Mi reconocimiento por todo ello.
Aprovecho el privilegio que ofrece el medio para firmar mi defunción digital. Reclamo ahora el derecho al olvido. Y en breve: 5... 4... 3... 2... 1... DELETE
Me despido de esta pizarra digital, con su fondo negro como el encerado de una clase, dejando algunas reflexiones sobre esta bitácora que fui para mí diario, biografía, estudio, comunicación y reflexión. Desde el año 2009 perseveré en su edición continuada. Ahora, desde la perspectiva de los años, considero haber realizado un trabajo asombroso. Van editados más de mil artículos a los que hay que añadir otras publicaciones de menor calado también incluidas en el blog, material que adecuadamente recopilado dio para la edición de seis libros editados en la Editorial Bubook. También sobre esos libros accionaré el botón ERASER.
Desde aquí quiero agradecer a mis pocos, pero muy apreciados lectores, su interés. Presento mis disculpas por los sentimientos heridos, los argumentos errados, las paciencias consumidas. Pido perdón por mis reiteraciones, mi pobreza sintáctica, mis erratas, mis faltas de ortografía, mi pobre vocabulario... He intentado mejorar día a día, enriquecer el texto con las palabras exactas, las metáforas más luminosas, los juegos verbales más divertidos que se me ocurrían. He buscado la originalidad en el enfoque. el punto de vista diferente. He procurado, sobre todo, no aburrir.
Voy a citar personalmente a las personas que tuvieron en algún momento una vinculación más personal con el blog:
Gracias José Manuel, un día alumno mío y hoy posiblemente maestro (la vida te ha enseñado mucho más que yo con seguridad). Siempre valoré enormemente tus comentarios.
Gracias Manuel. La fidelidad en tus visitas y tus comentarios no dejó de sorprenderme. Te deseo lo mejor en tu actividad en los blogs. Ojalá ganes alguno de los premios a los que aspiras con ellos. Te prometo que seguiré visitándote de vez en cuando.
Gracias Liliana, mi última lectora y comentarista asidua. Tu constancia en el seguimiento de entradas y comentarios me enternece.
Gracias, Miguel Ángel, hermano y lector. Sé que no dispones de mucho tiempo para cumplir con "las obligaciones de hermandad" para con tu hermano mayor "el literato". Agradezco tus visitas y tus originales comentarios.
Gracias Estrella que de vez en cuando me sorprendes con alguna visita y acertadas intervenciones siempre desprendiendo optimismo en cada línea.
Y gracias a todos cuantos habéis leído, compartido o comentado alguno de mis artículos. He intentado conectar con vuestro corazón y muchas veces he sentido la emoción del roce. He querido responder siempre a vuestras opiniones y preguntas: lo hice sin ningún esfuerzo, como quién habla a un amigo. He expuesto mi alma, muchas veces desnuda, y siempre sentí el calor de vuestra comprensión. Os enseñé un poquito de mi mundo y sé que también os pareció extraordinario, al igual que lo es el vuestro. Mi reconocimiento por todo ello.
Aprovecho el privilegio que ofrece el medio para firmar mi defunción digital. Reclamo ahora el derecho al olvido. Y en breve: 5... 4... 3... 2... 1... DELETE
Un kiloartículo
Hay algo en la tercera potencia de diez, en la primera cifra donde el punto se hace necesario, que marca un cambio de ciclo, una sentencia de redención o de condena. Esa M alfabética, que para los romanos representaba la mayor cantidad posible con una sola letra, marca un punto de inflexión para mi historia. 1000 era el número a partir del cual los antiguos paraban de contar... "Más de mil" era la enormidad incontable. En el Medievo se predecía el fin del mundo y muchos pecadores empezaban una larga peregrinación hacia Jerusalén para redimirse; otros, sin embargo, se entregaron a la lujuria y la transgresión.
Me puse a mil: el número abundante, el número redondo, el de dieciséis divisores, el descompuesto en los cúbicos factores 2 y 5, el de dos manos con sus cinco dedos y en cada dedo otras tantas veces repetidos y de nuevo igualmente multiplicados, el primer número de cuatro dígitos... el guarismo de una fascinación matemática irresistible... Esa fue la cifra elegida para concluir la edición de esta bitácora. He terminado mis tareas de palotes literarios, mis escolares deberes de redacción, mi producción de artículos al peso: cosecho un kiloartículo de entradas en el blog.
La tarea fue terapia, anecdotario, autobiografía, reflexión, descubrimiento... requirió constancia, esfuerzo, compromiso, rigor, equilibrio... reportó iluminación, aprendizaje, autoestima, colaboración... y resultó valorada, ignorada, superflua y necesaria. Con un salario Van Gogh trabajé construyendo un mundo de equilibrios entre la intimidad y el exhibicionismo; entre la verdad y la imaginación, entre el sueño y la realidad...
Seis libros recogen el fruto de este aprendizaje. Media docena de volúmenes intimistas que contadas personas llegarán a leer. Un arduo trabajo sin deudas de mecenazgo, totalmente independiente. Al principio pensé: "no habrá blog que 100 artículos dure" pero llegué a la segunda potencia de 10 casi sin darme cuenta y me lancé enseguida a por la tercera. Ahora que consumo mi proyecto me siento tentado a elevarme a la cuarta potencia. Pero el dolor de espalda y la mente fatigada me devuelven al terreno de las humanas posibilidades.
Mil veces una imagen con sus mil palabras. El verbo elevado a la sexta potencia: un millón de vocablos. Más o menos ese conjunto de voces compuso mi torpe pluma de escritor. Ahora mi musa se derrumba en el sofá de la inspiración y duerme... ¿cómo será su despertar?
jueves, 26 de enero de 2017
Autorretrato
Autorretrato.
Esta boca está enmarcada por unos labios más bien pequeños siendo el superior algo más fino. Cuando se abren muestra unos dientes, no tan níveos como quisiera, pero que aguantan aún en formación, sin bajas. Uno de ellos resultó herido por una pedrada en la niñez que lo dejó mutilado largo tiempo. Ahora, reconstruido, aún acostumbra a ocultarse de las miradas ajenas y evita mostrarse con franqueza. En la actualidad este nacarado castillo sigue en pie, sin falsas torres postizas que rellenen roídos paredones, pero se sabe minado por la labor de zapa de bacterias que socavan sus cimientos y, a milímetro por año, ahondan el foso de las encías. Cuando se la deja crecer, asoma en el rostro una barba hirsuta, rasposa, que hiere sin intención las pieles delicadas que la besan. Las orejas grandes, salientes como de soplillo, con el lóbulo unido a los pómulos, rareza que comparto con muy pocos.
El cuello grueso, la nuez marcada, los hombros no muy anchos. Los brazos y el pecho velludos lucen su pilosidad sin vergüenza pues han aprendido que resultan atractivos, algunas espontáneas caricias se lo demuestran. Las manos cortas, de pulso firme, muestran dedos hábiles y flexibles. Son dedos acostumbrados a los instrumentos de escritura más que a las herramientas de los trabajos duros.
Un lejano partido fútbol está en el origen de una rodilla casi siempre hinchada. Aquel menisco roto sufrió, con injustificada urgencia, una fracasada operación a cargo de un galeno inexperto y me dejó en recuerdo una bolsa de líquido sinovial a un lado de la rótula que se llena apenas me esfuerzo un poco.
Todo el edificio corporal se sustenta sobre unas plataformas de sustentación desniveladas, que encajarían mejor en el parteaguas de un tejado. El pie izquierdo porta un juanete nacido en la madurez y que ha dejado obsoletos muchos pares de zapatos. Los cuatro dedos más pequeños se agazapan y retroceden ante el empuje del dedo gordo que se escora fuertemente hacia ellos. Todo ello hace que, desde niño, los pies tiendan a segar el suelo cual hoja de guadaña. Con voluntad férrea, dese muy pequeño, aquella personita se comprometió a realizar ejercicios y posturas de compensación y de esta manera se obligó a sí mismo a dormir separando las puntas de los pies hacia extremos opuestos.
De constitución llamada "atlética", este cuerpo mío difícilmente ganaría olimpiada alguna. Se conformaría con participar sin brillo en las competición de mantenerse en forma día a día. El último trayecto de ricos platos y cervezas tienen parada en la barriga donde se van almacenando poco a poco los frutos de la gula. De vez en cuando, esos depósitos se aligeran con sesiones de ejercicio, pero cada vez es más difícil vaciar estas reservas innecesarias.
El cuerpo en el que habito aborrece los adornos y añadidos: no tolera anillos, pendientes ni relojes; abomina de piercings y tatuajes... Odia embadurnarse de crema alguna. Tolera malamente desodorantes por deferencia a los semejantes y raramente se perfuma. Usa jabones en justa proporción, nunca exagerando su uso. Le gusta cubrirse con ropa cómoda y poco llamativa. Admite, apenas, unas gafas y un par de audífonos porque no le queda más remedio.
He auperpuesto la máscara de Dimitros sobre mi fotografía. Así posado contra este patrón de perfección mi rostro se comporta como un traje desajustado, fuera de talla, producto de mercadillo; donde las costuras aparecen a la vista en vez de escondidas en los pliegues naturales. No me acerco al canon de belleza, ni mis medidas se ajustan a la sección aúrea. Enfoco el móvil de mis sobrina con su celebrado programa de "adivinar años" y hago un selfi a mi cara: tras activar su software me asigna 65 (seis más de los cumplidos); ni siguiera la caritativa resta de años introducida en sus algoritmos para agradar el ego del usuario, logra bajarme de los 55 hasta el cuarto intento.
Ya no me gusto en las fotos. Cada vez me hago menos. Empiezan a irritarme. Evidentemente he comenzado a deconstruirme.
martes, 27 de diciembre de 2016
Una palabra por mil imágenes 37: Surrealismo
Érase una vez una pareja de amigos, antiguos compañeros en la residencia de estudiantes de Madrid donde estudiaron con otros jóvenes llenos de inquietudes y con los que realizaron muchos y originales juegos y actividades. En aquella residencia masculina nació la amistad, incluso floreció el amor entre algunos de sus miembros. Años más tarde, aquellos dos jóvenes se reunieron en Figueres, se contaron sus sueños y decidieron escribir el guión de una película a partir de dos sueños recientes y con la única regla de no aceptar ninguna idea ni imagen que pudiera ser interpretada de una manera racional, psicológica o cultural. Así nació una película mítica en la historia del cine; un film que fue calificado por el gran psiquiatra Carl Gustav Jung cuando la vio como un caso claro de "Demencia precoz". Luis Buñuel y Salvador Dalí, que así se llamaban aquellos viejos conocidos habían creado la película más representativa de un revolucionario movimiento llamado
surrealismo.
Una de las escenas más impactantes de la historia del cine tiene lugar del minuto 1 al 2 de esta cinta. La imagen nocturna de una nube afilada avanzando hacia la luna llena encadenada inmediatamente con el primer plano de un ojo seccionado por una navaja de afeitar provoca en el espectador, ya en los comienzos de la proyección, sentimientos de repulsión y atracción a un tiempo que es, justamente, lo que pretendía su director (actor protagonista además en esta escena).
A partir de ahí se suceden las imágenes aparentemente inconexas, incoherentes, oníricas, delirantes, ambiguas, provocadoras, amorales, atemporales... pero siempre impactantes, transgresoras y plagadas de símbolos inconscientes. La película bebe de las fuentes del psicoanálisis cuya larga sombra se deja notar en planos e imágenes; también se nutre de recuerdos de la juventud de ambos guionistas; se alimenta de críticas veladas a los convencionalismos sociales, la represión sexual, etc. La misma escena inicial expresa la idea motriz del film: hay que cambiar la manera de ver la realidad, es decir hacerlo con ojos nuevos. De hecho "es peligroso asomarse al interior" era uno de los títulos barajados para el corto.
Hay publicados elaborados estudios sobre la simbología y el significado de las diversas escenas de la película pero los autores siempre han defendido que no tenían propósito alguno más que dejar fluir las ideas que les iban surgiendo sin censura alguna. Cada espectador debía interpretar (o no hacerlo en absoluto) según su subjetividad los contenidos proyectados. Sin embargo es difícil no percibir metáforas y alusiones en rincón del film; desde el título (interpretado correctamente por el aludido, García Lorca, a mi entender como una provocación), hasta la presencia de "los maristas" (relativa a la educación tradicional en la Residencia de estudiantes). En todas y cada una de las escenas surgen posibles interpretaciones sobre las que no me quiero extender.
He vuelto a ver la cinta y reconozco que, sin estas guías interpretativas que he consultado, me pierdo irremediablemente. Hasta podría resultar terriblemente aburrida la película. Pero una vez que te aclaran el contexto, te explican las referencias ocultas, te revelan las complicidades... resulta entretenidísimo verla con "ojos nuevos". Puesta así, en modo sobrerrealista, te explicas hasta el título (falsamente argumentado por Buñuel en que "no tenía nada que ver" con lo que pasaba en la cinta), Quizá si pudiéramos hablar con García Lorca, nos revelaría detalles y complicidades que tornarían la película clara, meridiana, luminosa...
Etiquetas:
cine,
escritores,
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transgresiones
sábado, 12 de noviembre de 2016
¡Que me dices, cantautor de las narices! ¿Que te han premiado?
Son las 5:30 de la mañana del viernes. Desvelado, he encendido mi tablet. Recorro las noticias que me selecciona Prensa Española. Incrédulo leo un titular que me impacta: Leonard Coahen acaba de morir esta madrugada... De un golpe acuden a mi memoria todas sus melodías; las canciones que tantas veces escuché y canté a coro por las autopistas madrileñas desde que lo conocí... Rescato en su homenaje esta entrada de hace cinco años, cuando le concedieron el Premio Príncipe de Asturias.
¡Va por tí, Leonard, viejo bribón!
En los largos viajes de la madrugada, oigo la radio. En días como hoy una notica me sorprende. Un premio literario, tan español y real como un Príncipe de Asturias, ha recaído sobre un cantautor de 77 años. Un vejete de edad capicúa con mi número favorito.
Y recreo en mi memoria sus melodías hipersensibles, la belleza hipnótica de su voz grave, el tantra de sus estrofas que canto entusiasmado. Pongo mi CD más preciado. Y acompaño los coros a voz en grito y emocionado: ¡Hallelujah!.Poeta, novelista underground, cantautor, judío, budista, lorquiano, estrella del pop culto, canadiense menospreciado en su tierra, admirado por Sabina y muchos otros cantantes poetas, estafado y arruinado por su manager, poseedor de una voz personalísima, artesano de canciones...
Leer su biografía, escuchar sus poemas musicados, descubrir la influencia que ha tenido en tres generaciones distintas... saber algo más de autor se vuelve necesario. este premio viene a recordárnolo.
No deja de sorprederme que una institución "tan seria" haya dado el premio a un personaje así. Parece que "un cantante" no puede hacer literatura seria y hermosa. Me sorprendió tanto como el aplauso que sonó (en un reparto de profesores entre los colegios de Madrid, en 1981) cuando se ecuchó por los altavoces el nombre de un nuevo colegio: "El Jhon Lennon". Todos sonrieron con simpatía.
He intentado encontrar alguna traducción de sus canciones que pudiéra poner en este bloc. Pero Cohen escribe sus temas en torno al amor, el sexo, la religión, la depresión y la música. Mi opción ha sido traer hasta vosotros, mis queridos y escasos -lo sé-lectores, esta bella melodía que compuso inspirado (dedicó muchas horas a traducirlo) en un poema de su admirado poeta español: Federico García Lorca.
Take this Waltz Now in vienna theres ten pretty women Theres a shoulder where death comes to cry Theres a lobby with nine hundred windows Theres a tree where the doves go to die Theres a piece that was torn from the morning And it hangs in the gallery of frost Ay, ay, ay, ay Take this waltz, take this waltz Take this waltz with the clamp on its jaws Oh I want you, I want you, I want you On a chair with a dead magazine In the cave at the tip of the lily In some hallways where loves never been On a bed where the moon has been sweating In a cry filled with footsteps and sand Ay, ay, ay, ay Take this waltz, take this waltz Take its broken waist in your hand This waltz, this waltz, this waltz, this waltz With its very own breath of brandy and death Dragging its tail in the sea Theres a concert hall in vienna Where your mouth had a thousand reviews Theres a bar where the boys have stopped talking Theyve been sentenced to death by the blues Ah, but who is it climbs to your picture With a garland of freshly cut tears? Ay, ay, ay, ay Take this waltz, take this waltz Take this waltz its been dying for years Theres an attic where children are playing Where Ive got to lie down with you soon In a dream of hungarian lanterns In the mist of some sweet afternoon And Ill see what youve chained to your sorrow All your sheep and your lilies of snow Ay, ay, ay, ay Take this waltz, take this waltz With its Ill never forget you, you know! This waltz, this waltz, this waltz, this waltz … And Ill dance with you in vienna Ill be wearing a rivers disguise The hyacinth wild on my shoulder, My mouth on the dew of your thighs And Ill bury my soul in a scrapbook, With the photographs there, and the moss And Ill yield to the flood of your beauty My cheap violin and my cross And youll carry me down on your dancing To the pools that you lift on your wrist Oh my love, oh my love Take this waltz, take this waltz Its yours now. its all that there is. | Pequeño vals vienés En Viena hay diez muchachas, un hombro donde solloza la muerte y un bosque de palomas disecadas. Hay un fragmento de la mañana en el museo de la escarcha. Hay un salón con mil ventanas. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals con la boca cerrada. Este vals, este vals, este vals, este vals, de sí, de muerte y de coñac que moja su cola en el mar. Te quiero, te quiero, te quiero, con la butaca y el libro muerto, por el melancólico pasillo, en el oscuro desván del lirio, en nuestra cama de la luna y en la danza que sueña la tortuga. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals de quebrada cintura. En Viena hay cuatro espejos donde juegan tu boca y los ecos. Hay una muerte para piano que pinta de azul a los muchachos. Hay mendigos por los tejados, hay frescas guirnaldas de llanto. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals que se muere en mis brazos. Porque te quiero, te quiero, amor mío, en el desván donde juegan los niños, soñando viejas luces de Hungría por los rumores de la tarde tibia, viendo ovejas y lirios de nieve por el silencio oscuro de tu frente. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals, este vals del “Te quiero siempre”. En Viena bailaré contigo con un disfraz que tenga cabeza de río. ¡Mira qué orillas tengo de jacintos! Dejaré mi boca entre tus piernas, mi alma en fotografías y azucenas, y en las ondas oscuras de tu andar quiero, amor mío, amor mío, dejar, violín y sepulcro, las cintas del vals. |
CBS publicó in 1986 el album “Poetas en Nueva York” (Poets in New York) para conmemorar el 50 anniversario de la muerte de Lorca. La primera canción es “Take this Waltz”, seguida de otras canciones basadas en poemas de Lorca.
martes, 6 de septiembre de 2016
Largos aullidos a la luna
¡Pues va a ser que no! Seguiré escribiendo "testamentos" cuan largos quiera. Agotaré al cantero que esculpa el epitafio sobre mi tumba. Algún día sobre el cacareo de las gallinas se oirá, bien alto, el largo aullido del lobo.
sábado, 28 de mayo de 2016
Fascinantes historias de la ciencia 16: Nostalgia de Uruk
En la inmensa llanura de Irak los arqueólogos miran la colina. Ese montón de tierra imposible en medio del horizonte, significa necesariamente una ciudad enterrada. La lenta e inexorable acción de los elementos hubiera arrasado cualquier elevación natural hace tiempo. Sólo la presencia de una ciudad elevada artificialmente hace algunos miles de años, aún no habría tenido tiempo de descomponerse totalmente.
- Hay una ciudad ahí, seguro.
Y el equipo escava pacientemente en la colina, quitando toneladas de arcilla molida, apartando ladrillos cocidos, conservando cuidadosamente restos cerámicos, atesorando las pequeñas tablillas de arcilla que aparecen amontonadas...
Aún pueden verse las huellas del alquitrán adherido a los muros en la parte baja, para evitar las humedades. Los pozos naturales del aceite de piedra abastecían de pez a muchas naciones. Pero también servían para calafaterar los muros, los canales y las terrazas... eso permitía cultivar plantas en los tejados aportando frescor belleza a sus edificios. Aunque la mayor parte se la llevaban los centenares de hornos con que cocían los ladrillos, los recipientes de cerámica y las tablillas de los escribas.
Cuesta imaginar en el terreno reseco el horizonte feraz de la antigua Babilonia. Los sauces (sauces llorones, precisamente) del Éufrates que dieron sombra a los israelitas en su llegada desde el obligado destierro que les impuso Nabucodonosor II. No quedan ni las sombras de la inmensa red de canales que cubría el territorio. La Biblia, en la bella Balada del Desterrado, nos muestra a los apasionados judíos negándose a cantar ante el pueblo opresor pero entre líneas se adivina su admiración por aquella nación grandiosa y lo que se propone como un canto de indignación y de venganza es una prueba en realidad de un trato mucho más humanitario y civilizado del que intentan transmitir: "les piden", no les obligan; "se sientan a descansar bajo los sauces del río", luego no son tan inhumanos; les permiten "llevar sus cítaras con ellas", no les roban sus posesiones... De hecho, durante este tiempo los judíos prosperaron en Babilonia alcanzando altas posiciones entre los mesopotámicos (así lo atestiguan los libros de Daniel y Ester). Al cabo de algunas generaciones (49 años) después el conquistador persa de Babilonia, Ciro, les permiterá volver.
Hoy en día, se dispone de pruebas suficientes como para afirmar que los judíos recibiron una influencia del "Inperio" que cambió su concepción del mundo: muchos de los textos bíblicos se escribieron entonces y es irrefutable la influencia de los textos y leyendas babilónicas (el diluvio, Noé, la historia de Moisés, el Paraíso, la creación de Adan y Eva...). Cuanto más se investiga, más pruebas se acumulan en este aspecto. Las tablillas que van apareciendo han de producir sensaciones ambivalentes a los padres de la Iglesia Católica: por un lado certifican ciertos pasajes descritos en la Biblia y, por otro, prueban que muchos textos sagrados tienen una clara influencia de los textos babilónicos negando así la revelación por Dios al pueblo elegido de esos secretos.
Mesopotamia me fue revelada en época tardía. No solo porque el contenido de sus miles de tablillas aún no se habían traducido en mi niñez (por lo que su estudio se hacía muy someramente) sino porque probablemente aún no habían sido desenterradas muchas de ellas. Además ¿Le interesaba a la iglesia publicitar que muchos de los textos sagrados estaban influenciados, a veces incluso copiados, de antiguas leyendas escritas miles de años antes por los sumerios?
Actualmente se conservan en los museos de todo el mundo unas 120000 tablillas (la mitad ya están disponibles digitalizadas en internet). Hacia el 2700 a.C. ya había en el Sumer grandes bibliotecas. En las de Babilonia las tablillas estaban clasificadas en tinajas colocadas en anaqueles. Cada tablilla tenía indicado en el borde a qué tratado pertenecía. De las ruinas de Nínive se exhumaron, en 1872, más de 30.000 tablillas, de las que todavía no se ha descifrado la mitad. Son obras de medicina, astronomía, matemáticas, historia, diccionarios, poemas, etc., que integraron la biblioteca de Asurbanipal (669 – 626 a.C.). A mediados de siglo XIX los arqueólogos descubrieron la antigua capital Asiria de Nínive (hasta entonces sólo conocida por el Antiguo Testamento) y hallaron en las ruinas del palacio de Assurbanipal una biblioteca con los restos de alrededor de 25.000 tablillas de arcilla inscritas.
Muchas de las tablillas tenían función administrativa: recibos de pago de impustos, tratos comerciales, inventarios... pero, además, existe una variedad de temas científicos (matemáticas, astronomía, medicina...) e histórico-religiosos. Algunas de las traducciones realizadas de los mismos atribuyen la aparición del hombre a la influencia de de seres superiores (anunakis) o dioses venidos de un planeta extrasolar (Niburu). Los sumerios fueron los primeros en plasmar por escrito los anales y relatos de estos dioses y hombres, de los cuales, todos los demás pueblos incluidos los hebreos, obtuvieron los relatos de la Creación, Adán y Eva, Caín y Abel, el Diluvio Universal, la Torre de Babel, etc. Los historiadores saben ahora que la civilización sumeria floreció en lo que ahora es Irak casi un milenio antes de los inicios de la época faraónica en Egipto, y que ambas serían posteriormente seguidas por la civilización del Valle del Indo.
Y siguen apareciendo tablillas. Y se siguen traduciendo. Y no cesan de sorprendernos. Hay algunas incluso que son trabajos escolares de los aprendices de escriba.
La invención de la escritura (¡Ay que difícil resulta fecharla con claridad!) se relaciona con la aparición de símbolos gráficos de tipo claramente lingüístico; pero el uso de signos ideográficos tiene un origen antiguo: 7000 años a. C. en el neolítico ya se usaban símbolos para representar objetos y animales. Los sumerios empezaron a utilizar pictogramas que, debido al aumento de la complejidad en los conceptos a escribir y en la necesidad de simplificación, terminaron sustituyéndose poco a poco por estructuras gráficas más abstractas llegando hacia el 3500 a.C. a configurarse la escritura cuneiforme realizada con punzones de punta triangular sobre arcilla blanda que luego era cocida. Mil años después los sumerios pasaban de la escritura logográfica a una logosilábica donde ya se utilizan principios fonológicos para representar el habla.
En Irak, bajo las botas de algún miliciano del DAESH, duermen aún millares de tablillas. Muchas de ellas guardan secretos científicos de los antiguos mesopotámicos. Muchas, quizás, revelen historias inéditas que aclaren un poco más nuestro origen. Así, paso a paso, desentrañamos los misterios de nuestra especie, contestamos a dos de las grandes incógnitas del ser humano: ¿Quienes somos? ¿De dónde venimos? y su respuesta de que nos ayude a responder a la tercera: ¿Adónde vamos?
He comprado en uno de esos supermercados asiáticos de todo a un euro varios bloques de arcilla. Me he arremangado y manchado las manos para amasar uno de ellos y extenderlo sobre la mesa. Luego, en el extremo de un punzón realizado con el mango un viejo pincel he tallado un pequeño triángulo prolongado por una línea fina. Me dispongo ahora a copiar algunos párrafos del código de Hamurabi, los más llamativos relativos al "ojo por ojo y diente por diente" que tanto impresionan a mis alumnas. Quizás cuando acabe pase el rolo babilónico construido de manera casera con un tapón de corcho y un relieve de caucho con motivos florales. Después probaré a endurecerlo en el horno de la cocina. Los anteriores experimentos (directamente sobre los quemadores) hicieron saltar la arcilla en pedazos. Espero tener más suerte esta vez.
Será mi particular homenaje a la historia de la escritura, a este maravilloso invento que nos ilumina la realidad pasada, pero que también da luz a nuestra fantasía.
- Hay una ciudad ahí, seguro.
Y el equipo escava pacientemente en la colina, quitando toneladas de arcilla molida, apartando ladrillos cocidos, conservando cuidadosamente restos cerámicos, atesorando las pequeñas tablillas de arcilla que aparecen amontonadas...
Aún pueden verse las huellas del alquitrán adherido a los muros en la parte baja, para evitar las humedades. Los pozos naturales del aceite de piedra abastecían de pez a muchas naciones. Pero también servían para calafaterar los muros, los canales y las terrazas... eso permitía cultivar plantas en los tejados aportando frescor belleza a sus edificios. Aunque la mayor parte se la llevaban los centenares de hornos con que cocían los ladrillos, los recipientes de cerámica y las tablillas de los escribas.
Cuesta imaginar en el terreno reseco el horizonte feraz de la antigua Babilonia. Los sauces (sauces llorones, precisamente) del Éufrates que dieron sombra a los israelitas en su llegada desde el obligado destierro que les impuso Nabucodonosor II. No quedan ni las sombras de la inmensa red de canales que cubría el territorio. La Biblia, en la bella Balada del Desterrado, nos muestra a los apasionados judíos negándose a cantar ante el pueblo opresor pero entre líneas se adivina su admiración por aquella nación grandiosa y lo que se propone como un canto de indignación y de venganza es una prueba en realidad de un trato mucho más humanitario y civilizado del que intentan transmitir: "les piden", no les obligan; "se sientan a descansar bajo los sauces del río", luego no son tan inhumanos; les permiten "llevar sus cítaras con ellas", no les roban sus posesiones... De hecho, durante este tiempo los judíos prosperaron en Babilonia alcanzando altas posiciones entre los mesopotámicos (así lo atestiguan los libros de Daniel y Ester). Al cabo de algunas generaciones (49 años) después el conquistador persa de Babilonia, Ciro, les permiterá volver.
Hoy en día, se dispone de pruebas suficientes como para afirmar que los judíos recibiron una influencia del "Inperio" que cambió su concepción del mundo: muchos de los textos bíblicos se escribieron entonces y es irrefutable la influencia de los textos y leyendas babilónicas (el diluvio, Noé, la historia de Moisés, el Paraíso, la creación de Adan y Eva...). Cuanto más se investiga, más pruebas se acumulan en este aspecto. Las tablillas que van apareciendo han de producir sensaciones ambivalentes a los padres de la Iglesia Católica: por un lado certifican ciertos pasajes descritos en la Biblia y, por otro, prueban que muchos textos sagrados tienen una clara influencia de los textos babilónicos negando así la revelación por Dios al pueblo elegido de esos secretos.
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
(Salmo 136, Junto a los canales de Babilonia)
Mesopotamia me fue revelada en época tardía. No solo porque el contenido de sus miles de tablillas aún no se habían traducido en mi niñez (por lo que su estudio se hacía muy someramente) sino porque probablemente aún no habían sido desenterradas muchas de ellas. Además ¿Le interesaba a la iglesia publicitar que muchos de los textos sagrados estaban influenciados, a veces incluso copiados, de antiguas leyendas escritas miles de años antes por los sumerios?
Actualmente se conservan en los museos de todo el mundo unas 120000 tablillas (la mitad ya están disponibles digitalizadas en internet). Hacia el 2700 a.C. ya había en el Sumer grandes bibliotecas. En las de Babilonia las tablillas estaban clasificadas en tinajas colocadas en anaqueles. Cada tablilla tenía indicado en el borde a qué tratado pertenecía. De las ruinas de Nínive se exhumaron, en 1872, más de 30.000 tablillas, de las que todavía no se ha descifrado la mitad. Son obras de medicina, astronomía, matemáticas, historia, diccionarios, poemas, etc., que integraron la biblioteca de Asurbanipal (669 – 626 a.C.). A mediados de siglo XIX los arqueólogos descubrieron la antigua capital Asiria de Nínive (hasta entonces sólo conocida por el Antiguo Testamento) y hallaron en las ruinas del palacio de Assurbanipal una biblioteca con los restos de alrededor de 25.000 tablillas de arcilla inscritas.
Muchas de las tablillas tenían función administrativa: recibos de pago de impustos, tratos comerciales, inventarios... pero, además, existe una variedad de temas científicos (matemáticas, astronomía, medicina...) e histórico-religiosos. Algunas de las traducciones realizadas de los mismos atribuyen la aparición del hombre a la influencia de de seres superiores (anunakis) o dioses venidos de un planeta extrasolar (Niburu). Los sumerios fueron los primeros en plasmar por escrito los anales y relatos de estos dioses y hombres, de los cuales, todos los demás pueblos incluidos los hebreos, obtuvieron los relatos de la Creación, Adán y Eva, Caín y Abel, el Diluvio Universal, la Torre de Babel, etc. Los historiadores saben ahora que la civilización sumeria floreció en lo que ahora es Irak casi un milenio antes de los inicios de la época faraónica en Egipto, y que ambas serían posteriormente seguidas por la civilización del Valle del Indo.
Y siguen apareciendo tablillas. Y se siguen traduciendo. Y no cesan de sorprendernos. Hay algunas incluso que son trabajos escolares de los aprendices de escriba.
La invención de la escritura (¡Ay que difícil resulta fecharla con claridad!) se relaciona con la aparición de símbolos gráficos de tipo claramente lingüístico; pero el uso de signos ideográficos tiene un origen antiguo: 7000 años a. C. en el neolítico ya se usaban símbolos para representar objetos y animales. Los sumerios empezaron a utilizar pictogramas que, debido al aumento de la complejidad en los conceptos a escribir y en la necesidad de simplificación, terminaron sustituyéndose poco a poco por estructuras gráficas más abstractas llegando hacia el 3500 a.C. a configurarse la escritura cuneiforme realizada con punzones de punta triangular sobre arcilla blanda que luego era cocida. Mil años después los sumerios pasaban de la escritura logográfica a una logosilábica donde ya se utilizan principios fonológicos para representar el habla.
En Irak, bajo las botas de algún miliciano del DAESH, duermen aún millares de tablillas. Muchas de ellas guardan secretos científicos de los antiguos mesopotámicos. Muchas, quizás, revelen historias inéditas que aclaren un poco más nuestro origen. Así, paso a paso, desentrañamos los misterios de nuestra especie, contestamos a dos de las grandes incógnitas del ser humano: ¿Quienes somos? ¿De dónde venimos? y su respuesta de que nos ayude a responder a la tercera: ¿Adónde vamos?
He comprado en uno de esos supermercados asiáticos de todo a un euro varios bloques de arcilla. Me he arremangado y manchado las manos para amasar uno de ellos y extenderlo sobre la mesa. Luego, en el extremo de un punzón realizado con el mango un viejo pincel he tallado un pequeño triángulo prolongado por una línea fina. Me dispongo ahora a copiar algunos párrafos del código de Hamurabi, los más llamativos relativos al "ojo por ojo y diente por diente" que tanto impresionan a mis alumnas. Quizás cuando acabe pase el rolo babilónico construido de manera casera con un tapón de corcho y un relieve de caucho con motivos florales. Después probaré a endurecerlo en el horno de la cocina. Los anteriores experimentos (directamente sobre los quemadores) hicieron saltar la arcilla en pedazos. Espero tener más suerte esta vez.
Será mi particular homenaje a la historia de la escritura, a este maravilloso invento que nos ilumina la realidad pasada, pero que también da luz a nuestra fantasía.
miércoles, 11 de mayo de 2016
Comer, Joder, Caminar.
Me empuja a ello la mezcla de admiración y repulsa que me inspira el personaje.
En algún punto de nuestras biografías pisamos lugares comunes. A los 15-16 años yo estudiaba en Tuy (Pontevedra). Residía en el Juniorado Marista de Tuy, en una finca llamada Lagarateira que fue propiedad de su abuelo. CJC vivió allí algunos momentos de su infancia. Él recuerda esa época en sus escritos. Por ejemplo desde esa misma finca en la que yo he plantado algunos manzanos con mis propias manos, jugado al fútbol o merendado caquis, nísperos y uvas cogidos directamente del árbol; él compartía confidencias y aventuras con su primo:
El abuelo tenía dos huertas, la de arriba y la de abajo. La de arriba era donde estaba la casa (daquela na rúa do Rollo 1, hoxe Maristas) y la bodega y los gallineros, que eran dos. En la de abajo también había una casa y un almacén. La casa la tenía el abuelo alquida a un capitán del ejército portugués, emigrado político. El portugués tenía una noble prestancia, un hermoso bigote y un ford, parecido al de Lozano. Era monárquico “paivante”, partidario de Paiva Couceiro, y había andado a tiros en defensa de sus ideas. En la familia de mi madre, eso de que la gente tratara de propagar sus ideas corriendo la pólvora, como los moros cuando se ponen contentos, era tenido como propio de razas inferiores. Alguno de los descendientes de aquel tronco (yo, por ejemplo) heredó esa manera de pensar. El almacén, que también estaba alquilado, ardía todos los años; parece ser que eso de los seguros contra incendios, si se saben hacer las cosas con algo de discreción, es rentable, muy rentable. Como es lógico, yo ignoraba –y sigo ignorando- quién era el dueño de los fósforos y de la anual lata de petróleo.
La huerta de arriba estaba separada del cementerio por una alta tapia, toda llena de nichos por la parte de allá. De noche, subiéndose a los árboles de la huerta de arriba, podían verse los fuegos fatuos paseando por entre las tumbas, los ángeles de piedra y las cruces de hierro como fantasmas. Mi primo Manolito era muy entendido en fuegos fatuos.
- ¡Mira, mira –me decía con voz susurrante, desde los alto del cerezo-, aquel fuego fatuo debe ser Montes, el confitero, que siempre estaba hinchánodse de cañas y bartolillos!
- Ya, ya –le respondía casi sin poder respirar.
- ¡Y aquel otro, seguramente es el canónigo Freijomil, que murió de viruelas!
En 1989, estando yo impartiendo 8º de EGC (actual 2º de ESO) en Arganda del Rey, le fue concedido el Premio Nobel. Aproveché el acontecimiento para trabajar el autor con los alumnos y realizar un libro sobre el escritor. Al final, el trabajo, con más ilusión por mi parte que por mis alumnos, se plasmó en un ejemplar encuadernado por nosotros mismos con muchos recortes de prensa y algunas aportaciones propias o resúmenes de los chicos (especialmente de las chicas). Hice dos copias: una, quizás, aún se conserve en el centro, con encuadernación casera a lomo pegado, y la otra aún la guardo. La tengo ante mí. Entre otras cosas le escribimos una carta. Teníamos la vana esperanza de que nos respondiera. Pero Cela nunca fue un sentimental y, además, no creo que la leyera siquiera. La transcribo aquí:
"Nuestro querido amigo Camilo José Cela: Somos los alumnos de 8º curso del colegio público Rosalía de Castro. Llevamos un rato discutiendo la manera como deberíamos saludarte y pensando como y qué te diremos en esta carta. Hemos pensado tutearte, creemos que no te enfadarás. Nos hace ilusión escribirte porque nos caes simpático y además has ganado el premio "gordo" (no te lo tomes a mal). Levamos una semana trabajando sobre tu persona y tu obra. Con los folios de nuestro trabajo haremos un libro para el colegio. No se nos olvida, no creas, el felicitarte por el Nobel: ¡Enhorabuena!Nos gustaría que nos contestaras pero sabemos que estás muy ocupado. Como somos de Arganda sentimos curiosidad p or saber más cosas del personaje "El Mierda" que describes en tu "Viaje a la Alcarria". ¿Puedes enviarnos algún dato más? Nos gustaría investigar sobre su atropello por nuestro tren, el llamado: "Tren de Argandaque pita más que anda"Tenemos que despedirnos. ¿Imaginas lo difícil que es escribir una carta entre dieciséis personas? Así que un saludo de toda la clase."
Firmamos todos: Pablo, Joaquín, S. caballero, Mª Eugenia, Patricia, Gema, Leonor, Raúl, Juan, Raquel, José Manuel N., Mª José, Dulce, Silvia, José Manuel E. y el profe: Jesús.
Leí alguna vez "La familia de Pascual Duarte" allá, creo, por los años setenta, cuando estudiaba magisterio. También, por aquella época, Viaje a la Alcarria y, probablemente, La Colmena (aunque de esta última novela no estoy completamente seguro). Como su lectura era amena y sugerente me atreví incluso con sus experimentos formales: "Oficio de tinieblas" y algo de "Cristo versus Arizona". Muchos años después, viviendo yo en Guadalajara, me interesé por su Regreso a la Alcarria y lo leí de los tres tomitos que publicó el diario El País en su momento. Vivía por entonces CJC ya en Fontanar, en compañía de Marina
Castaño. Sentía yo cierto morbo por esa boda de un señor tan mayor (con imagen de viejo verde) con una señora tan joven y guapa. Juzgué aquello probablemente como lo que era: una pulsión sexual por la carne joven y la necesidad de autoafirmarse de un enorme ego.
En Guadalajara, tan cerca de Torija donde está el "Museo del Viaje a la Alcarria" me apliqué a seguir sus pasos por algunos de los parajes más singulares del libro. Visité Torija, me llegué hasta Gárgoles de Arriba y de Abajo, paseé por Cifuentes, caminé desde Trillo a las Tetas de Viana (él lo hizo en carro) y superando la vaguería del maestro ascendí hasta la teta derecha, la única accesible. Allí se perdió un momento que hubiera sido memorable en su libro, pues el paisaje y las sensaciones son extraordinarias. En el segundo viaje a la Alcarria intentó alcanzar sus cimas en globo, pero el viento es caprichoso y hubo de desistir. A lo largo de estos años he recorrido muchos de los pueblos por los que transcurre su viaje y todos conservan recuerdos de su paso y placas conmemorativas.
COMER
Quizás hoy, el orondo Camilo José Cela de antaño, no aguantara ni un par de cucharadas de gachas en cualquier restaurante de Guadalajara, una provincia a la que tenía afición. Esto más bien por la edad que por la mórbida obesidad a la que era propenso; de esto último salió al paso al parecer cortándose un trozo de intestino, con lo que la ingesta sería la misma, pero la "gesta" menor.
Era muy conocida su pasión gastronómica y su afición al buen yantar. Recuerdo un anuncio de TV en que le preguntaban: ¿"Unas Migas Don Camilo? - Hace -respondía, con indisimulada gula-.
Cuando su mujer, Marina Castaño, le mandó los fines de semana a correr por los montes de El Pardo para hacer deporte, el obeso literato se enfundaba el chándal y las deportivas y cumpliendo órdenes de su cónyuge se iba a hacer deporte y, de paso, a ver a un guarda encargado de una manada de jabalíes que por el monte habitaban. Iba acompañado de su escolta. Pero, tras los primeros pasos, cambiaba su ruta y terminaba apareciendo en el Restaurante Asador Casa Ricardo u otros conocidos restaurantes de la zona. Allí acababa engullendo raciones de callos, lacón y caza bajo la mirada del vigilante. Acabado el festín persuadía a su fiel vigilante para que guardara el secreto bajo pena de baja laboral. Marina, su mujer, nunca se explicó su falta de apetito tras aquellas sesiones deportivas: "¿No te habrás pasado haciendo deporte?" -le decía. "No mujer, es cansado, pero...".
Alguno de sus biógrafos aseguraba que le provocaba repulsión la "coca-cola, la moqueta, la comida basura, los que se pasean en Chándal,...". No obstante, forzado por Marina a vestir esta prenda que repudiaba evitaba pasearse con ella y acababa recalando en algún restaurante.De este modo alimentaba su cuerpo y su inspiración literaria con un buen yantar. En su despensa, contaba, siempre había un buen jamón, queso y un cuchillo.
Fue llamativa su metamorfosis corporal: de un Cela delgado, huesudo más bien, pasó con el tiempo a colgar papada y adelantar tripa. Llegó a pesar 111 kilos según confesión propia y bien pudo saberlo pues durante más de veinticinco años subía a la báscula nada más levantarse y apuntaba su peso. A medida que olvidaba la primera de sus aficiones alimentaba la segunda: abandonó los paseos, los viajes a pie y se dedicó a hacer segundos viajes "con choferesa", viajes que eran sobre todo "parada y fonda".
JODER
Según nos cuenta él mismo y su propia mujer y heredera, Marina Castaño, tuvo encuentros sexuales con innumerables mujeres. De resultas de aquellos "polvos" vinieron varios "lodos" en forma de hijos (reconocidos o no) muchos de los cuales fueron bautizados como "Camilo José". Yo pienso, más bien, que la mayor parte de las hazañas sexuales de las que presumía el autor no eran en realidad más que "sexo oral" o, según el contexto "escrito".
Sus libros de viaje, que incluyen Viaje a la Alcarria (1948), el más célebre, y Del Miño al Bidasoa (1952), le dieron cierta fama de hombre andariego, fornicador y tragaldabas.
Es CJC el más notable recolector de términos de cuantos vocablos se rozan con el sexo. Estas expresiones fueron objeto de rigurosos estudios por su parte e incluso forman el contenido de completos diccionarios que escribió al efecto. El intento más riguroso en Lengua Castellana en este sentido le corresponde a él. Cela pretendió hacer un extenso diccionario de todas las palabras así consideradas, pero finalmente sólo pudo terminar tres volúmenes: "Serie Pis- y afines" sobre los nombres del pene, "Serie Coleo- y afines" sobre los testículos y "Voces relacionadas" donde trata de incluir otras palabras. En estas series se analizan estos términos de forma precisa desde el punto de vista lingüístico y literario, los orígenes, el uso y los significados de palabras consideradas por algunos como "malsonantes".
Hoy día se sabe que el joven Cela, el autor de "La Colmena" se autocensuró muchos párrafos en su edición por temor a no pasar la censura de la época. Una iniciativa trata de editar la obra con todo el contenido original coincidiendo con este centenario.
En realidad nunca tuvo amores con mujer alguna (el amor y el cariño le parecían una cursilería). Él sólo se amaba a sí mismo.
CAMINAR
Cela describe su Viaje a la Alcarria como "el cuaderno de bitácora de un hombre que se aburría en la ciudad, cogió el morral y salió al campo a que no le pasase nada». Sería algo así como un escritor de blogs, pero con más profesión literaria y con la libertad que da no depender de la inmediatez. Bien se pueden así recomponer los relatos, embellecerlos, incluso inventar lo necesario. Me gustaría comparar sus cuadernos de notas con las ediciones finales de la obra (según me consta existen ediciones facsímil en, por ejemplo, el museo del Viaje a la Alcarria de Torija, Guadalajara). Él mismo reconoce que hubo personajes de los que no escribió (por tener estos problemas con la justicia), y sucesos que le ocurrieron que calló.
Aunque a mí me parece que cada libro de viajes de Cela es una cacería. No quiero dejarme engañar por el camuflaje de sus sentimientos (a veces, pura ficción, sospecho). Él va a lo suyo: a vampirizar expresiones populares, costumbres sorprendentes, sucesos vitales de los que se apropia y, eso sí, los recompone con maestría, con profesional eficacia.Y también pienso que en el resto de su obra, y de su vida, se comportó del mismo modo.
Pero estoy mirando la foto que encabeza la entrada, esa en la que le veo decidido y risueño caminando por los resecos caminos de la Alcarria y allí me reconozco. Caminar (en eso opino como él) es vivir: ayuda a pensar, a valorar el presente, a dejar atrás el pasado, a soñar el futuro...Como dijo otro escritor y gran poeta: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar", es decir: La meta es el camino. Y eso, por entonces, lo sabía bien. ¿En qué momento pareció olvidarlo?
Era muy conocida su pasión gastronómica y su afición al buen yantar. Recuerdo un anuncio de TV en que le preguntaban: ¿"Unas Migas Don Camilo? - Hace -respondía, con indisimulada gula-.
Cuando su mujer, Marina Castaño, le mandó los fines de semana a correr por los montes de El Pardo para hacer deporte, el obeso literato se enfundaba el chándal y las deportivas y cumpliendo órdenes de su cónyuge se iba a hacer deporte y, de paso, a ver a un guarda encargado de una manada de jabalíes que por el monte habitaban. Iba acompañado de su escolta. Pero, tras los primeros pasos, cambiaba su ruta y terminaba apareciendo en el Restaurante Asador Casa Ricardo u otros conocidos restaurantes de la zona. Allí acababa engullendo raciones de callos, lacón y caza bajo la mirada del vigilante. Acabado el festín persuadía a su fiel vigilante para que guardara el secreto bajo pena de baja laboral. Marina, su mujer, nunca se explicó su falta de apetito tras aquellas sesiones deportivas: "¿No te habrás pasado haciendo deporte?" -le decía. "No mujer, es cansado, pero...".
Alguno de sus biógrafos aseguraba que le provocaba repulsión la "coca-cola, la moqueta, la comida basura, los que se pasean en Chándal,...". No obstante, forzado por Marina a vestir esta prenda que repudiaba evitaba pasearse con ella y acababa recalando en algún restaurante.De este modo alimentaba su cuerpo y su inspiración literaria con un buen yantar. En su despensa, contaba, siempre había un buen jamón, queso y un cuchillo.
Fue llamativa su metamorfosis corporal: de un Cela delgado, huesudo más bien, pasó con el tiempo a colgar papada y adelantar tripa. Llegó a pesar 111 kilos según confesión propia y bien pudo saberlo pues durante más de veinticinco años subía a la báscula nada más levantarse y apuntaba su peso. A medida que olvidaba la primera de sus aficiones alimentaba la segunda: abandonó los paseos, los viajes a pie y se dedicó a hacer segundos viajes "con choferesa", viajes que eran sobre todo "parada y fonda".
JODER
Según nos cuenta él mismo y su propia mujer y heredera, Marina Castaño, tuvo encuentros sexuales con innumerables mujeres. De resultas de aquellos "polvos" vinieron varios "lodos" en forma de hijos (reconocidos o no) muchos de los cuales fueron bautizados como "Camilo José". Yo pienso, más bien, que la mayor parte de las hazañas sexuales de las que presumía el autor no eran en realidad más que "sexo oral" o, según el contexto "escrito".
Sus libros de viaje, que incluyen Viaje a la Alcarria (1948), el más célebre, y Del Miño al Bidasoa (1952), le dieron cierta fama de hombre andariego, fornicador y tragaldabas.
Hoy día se sabe que el joven Cela, el autor de "La Colmena" se autocensuró muchos párrafos en su edición por temor a no pasar la censura de la época. Una iniciativa trata de editar la obra con todo el contenido original coincidiendo con este centenario.
En realidad nunca tuvo amores con mujer alguna (el amor y el cariño le parecían una cursilería). Él sólo se amaba a sí mismo.
CAMINAR
Cela describe su Viaje a la Alcarria como "el cuaderno de bitácora de un hombre que se aburría en la ciudad, cogió el morral y salió al campo a que no le pasase nada». Sería algo así como un escritor de blogs, pero con más profesión literaria y con la libertad que da no depender de la inmediatez. Bien se pueden así recomponer los relatos, embellecerlos, incluso inventar lo necesario. Me gustaría comparar sus cuadernos de notas con las ediciones finales de la obra (según me consta existen ediciones facsímil en, por ejemplo, el museo del Viaje a la Alcarria de Torija, Guadalajara). Él mismo reconoce que hubo personajes de los que no escribió (por tener estos problemas con la justicia), y sucesos que le ocurrieron que calló.
Si su declaración de intenciones al emprender el viaje a La Alcarria es cierta está claro que no pretendía escribir una obra popular, sino más bien se trataba de un ejercicio de aprendizaje. La verdad es que le salió de matrícula. Él mismo fue el primero que se sorprendió por el enorme éxito de este libro sencillo y llano que narraba las andanzas de un viajero sin rumbo ni propósito por una comarca reseca y gris de la áspera Castilla. Importantes editores se hicieron eco inmediato de su aparición y se apresuraron a incluirlo en la selectiva Colección Austral.
El caso fue que le salió, con facilidad, un personalísimo libro de viajes. De su maestría dan fe el que ni la zona, ni los personajes, ni los motivos tienen la grandiosidad que podría esperarse de un viaje. No se trata de parajes espectaculares, ni sus personajes son héroes o grandes hombres, ni tenía una finalidad comprensible a los paisanos (que siempre sospechaban intenciones ocultas en su aparente vagabundeo). Esa despreocupación por los valores que la sociedad tasa en muchos quilates le hace fijarse en pequeñas joyas que suelen pasar desapercibidas y que él pule como nadie acumulando un tesoro literario impensable.
Aunque a mí me parece que cada libro de viajes de Cela es una cacería. No quiero dejarme engañar por el camuflaje de sus sentimientos (a veces, pura ficción, sospecho). Él va a lo suyo: a vampirizar expresiones populares, costumbres sorprendentes, sucesos vitales de los que se apropia y, eso sí, los recompone con maestría, con profesional eficacia.Y también pienso que en el resto de su obra, y de su vida, se comportó del mismo modo.
Pero estoy mirando la foto que encabeza la entrada, esa en la que le veo decidido y risueño caminando por los resecos caminos de la Alcarria y allí me reconozco. Caminar (en eso opino como él) es vivir: ayuda a pensar, a valorar el presente, a dejar atrás el pasado, a soñar el futuro...Como dijo otro escritor y gran poeta: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar", es decir: La meta es el camino. Y eso, por entonces, lo sabía bien. ¿En qué momento pareció olvidarlo?
martes, 26 de abril de 2016
El folio.

He de cumplir la promesa que me hice hace tiempo y que mantengo con más perseverancia que un diario. Tengo que llegar a mil entradas en este blog. Mil entradas que digan algo, que cuenten cosas de interés, que cuando me siente a releerlas me permitan la satisfacción de exclamar:
- ¡Jesús, muy buena! ¡Me ha gustado!. ¿Realmente escribí yo esto?
No me puedo abandonar en los momentos de vacío. Usaré, si es necesario, el vacío como argumento y lo haré de tal forma que, a los ojos de algún lector, esté lleno, que le ofrezca pequeños tesoros por los que merezca la pena seguir leyendo. He de atraparlo en la delicada red de las palabras antes que las otras redes, las poderosas y robustas redes que cubren los espacios virtuales, le atrapen en algún momento de descuido de su lábil atención.
A estas alturas del artículo ya muchos habrán saltado hacia la enorme telaraña facebook: allí se alegrarán de encontrarse muy juntitos con sus "amigos" de la red, muy contentos de estar al lado de tantos otros; pero con el cuerpo seco, sin sangre, porque una gigantesca araña se la sorbió. Los grupos de amigos en facebook no son más que una magnífica colección de carcasas vacías diseminadas por una enorme tela trampa.
Para los que sigáis aquí, os contaré un pequeño secreto. No voy a usar una imagen poderosa; no pondré emoticono alguno que pinte emoción donde, acaso, ni se perciba; no insertaré un video impactante que te atraiga, no colgaré en tu muro la noticia... solo para tus ojos y los míos, para los que hasta aquí hemos llegado -quizás con esfuerzo- te diré cual es el secreto del buen escritor (y del buen lector, por extensión): escribir y leer, hacerlo a menudo, dedicar diariamente un rato a estas actividades. Mi referente literario, el genial Tusilata (contador de historias en samoano) Robert Louis Stevenson se propuso desde muy joven escribir unas cuartillas a diario. Al principio no conseguía gran cosa, fracasaba en su intento de redactar algo bello, bien construido, emocionante... pero perseveró y, como él mismo refiere: "... gracias a aquellas inútiles tentativas, adquirí cierta práctica con la cadencia, la armonía, la construcción y la coordinación de las partes". He aquí pues el segundo pequeño secreto que te regalo, es un consejo: persevera. Y, como no hay dos sin tres y necesito terminar este folio, te cuento de propina otro más: no te vendas, sé fiel a ti mismo; no dejes que el desánimo, las prisas, la necesidad de éxito acabe con la frescura que hay en ti. Todo llegará a su debido tiempo. Y recuerda: siempre tendrás un lector en el escritor que eres, y este puede releerte muchas veces; te aseguro que serán siempre lecturas nuevas.
viernes, 22 de abril de 2016
Carta póstuma a Don Alonso Quijano.
De un tiempo a esta parte, se le ve perplejo. Su señor, hasta la época de sus desafortunadas aventuras tan discreto, despierta ahora un interés inusitado. Se le acercan gentes de países lejanos a preguntar por sus andanzas.
- ¡Mi señor, si tu pudieras ver esto...! Creo que te gustaría saber que, al final, tú tenías la razón. Eres el más grande caballero conocido y tus hazañas se cuentan en lejanas tierras.- Y una lágrima surca su mejilla colorada y curtida por el sol. Luego busca a la sobrina de su señor y, despacio, se llegan a la humilde tumba donde yaces y depositan un ramito de humildes flores, que en abril hasta la Mancha florece.
- ¡Mi señor, si tu pudieras ver esto...! Creo que te gustaría saber que, al final, tú tenías la razón. Eres el más grande caballero conocido y tus hazañas se cuentan en lejanas tierras.- Y una lágrima surca su mejilla colorada y curtida por el sol. Luego busca a la sobrina de su señor y, despacio, se llegan a la humilde tumba donde yaces y depositan un ramito de humildes flores, que en abril hasta la Mancha florece.
miércoles, 27 de enero de 2016
Marcialem y sus epigramas
Protegido de Séneca, amigo de Plinio en Joven, Silio, Juvenal y Quintiliano; se ganó a menudo el favor de emperadores como Tito y Domiciano (a los que alababa en sus escritos) y vivió del halago de diversos patrones que le pagaban para verse favorecidos en sus versos, o al menos, para no ser víctimas de sus mordaces epigramas. Cuando perdió el favor del emperador (ya en época de Trajano) ser retiró a una propiedad rural cerca de su Bílbides añorada y terminó sus días en la tranquilidad del campo.
Su obra completa (quince libros en verso, todos ellos epigramas) pueden leerse hoy en día en su totalidad. Destaca por su sátira, su penetrante observación social, el valor documental sobre la época, su agudo ingenio y su concisión. El tono de sus obras oscila entre la más pura lírica y la obscenidad más abyecta estando afectadas por la más absoluta indiferencia moral.
Genio de la fórmula poética del epigrama, podemos acercarnos a este concepto desde el propio epigrama que el fabulista español Juan de Iriarte dedicó al mismo:
A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante.
He recopilado algunos de los más famosos que, por alguna razón que comento, me han llamado especialmente la atención:
"Créeme, no es de sabios decir: "Viviré". Mañana ya es demasiado tarde: vive hoy."
Es una clara invitación a vivir la vida, al Carpe Diem que Horacio Flaco escribió en uno de sus versos cuarenta años antes.
"Siempre, Emiliano, serás pobre, si ya pobre fueres;
que no se dan los haberes
sino a los que tienen más."
Esto podría firmarlo el mismo Jesucrito. Es una versión del denominado "Efecto Mateo": (el rico se hace más rico y el pobre se hace más pobre) "Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará"(Mt 13,12).
Esto podría firmarlo el mismo Jesucrito. Es una versión del denominado "Efecto Mateo": (el rico se hace más rico y el pobre se hace más pobre) "Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará"(Mt 13,12).
Es sincero el dolor
del que lo lleva en secreto.
¿Leísteis la entrada anterior en este blog? En ella se habla de un divertido cuento de Julio Cortázar (publicado en su obra: "Historia de Cronopios y de famas" en el que aludía a la hipócrita conducta de algunos familiares en los velatorios... Pues eso.
¿Leísteis la entrada anterior en este blog? En ella se habla de un divertido cuento de Julio Cortázar (publicado en su obra: "Historia de Cronopios y de famas" en el que aludía a la hipócrita conducta de algunos familiares en los velatorios... Pues eso.
"(..) que a nosotros que nacimos de celtas e iberos, no nos cause vergüenza, sino satisfacción agradecida hacer sonar en nuestros versos los broncos nombre de la tierra nuestra (...)"
En la época de crear un "ministerio de plurinacionalidades", donde la autoestima patria está por los suelos, nos viene Marcial a defender el orgullo de nuestros orígenes.
En la época de crear un "ministerio de plurinacionalidades", donde la autoestima patria está por los suelos, nos viene Marcial a defender el orgullo de nuestros orígenes.
"Hay cosas buenas, hay algunas medianas, son malas la mayoría de las que lees aquí: un libro no se hace, Avito, de otra forma"
Cita introductoria de mi último libro, es una invitación a intentar poner en práctica los sueños, a burlar el fracaso y domesticar la ambición.
"Cuando todos gritan, Névolo, sólo entonces hablas y te crees un defensor y un abogado. De esta forma cualquiera es elocuente. Mira, ahora están todos callados. Névolo, di tu algo."Pobre Névolo, este, al que Marcial dispara numerosos dardos envenenados en varios epigramas. Acaso fuera un mal pagador del poeta, o un crítico imprudente del mismo... Por el contexto se diría que es un abogado o senador exaltado... En mi mundo conozco muchos y muchas "Névolos": personas pretendidamente elocuentes entre la algarabía de las voces, pero que pierden el habla y las razones ante el silencio expectante de los demás.
No es conveniente enemistarse con un escritor de epigramas, uno de estos puede destruir por completo tu reputación. En este, dedicado a este mismo personaje, Marcial hace alarde de un lenguaje soez pero demoledor contra el pobre Névolo:
"Cuando a tu esclavo le duele la minga, a ti, Névolo, te duele el culo. No soy adivino, pero sé lo que haces." Delatora relación causa-efecto.
"Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces." Elijo esta frase para los que me emplazan a explicar porqué escribo este blog. Se explica sola.
Y, como curiosidad, un ejemplo de la importancia documental de sus escritos: ¿Sabías que los romanos ya jugaban al glof y Marcial lo había descrito en uno de sus epigramas? El poeta Marco Valerio Marcial se refirió en alguna ocasión al juego "paganica":
"Esta pelota aldeana que está repleta de plumas fáciles es menos blanda que un balón y menos compacta que pelota común"
(Libro "Apophoreta" de los Epigramas de Marco Valerio Marcial).
La paganica tenía las mismas características del juego actual: se jugaba en un campo de hierba golpeando la pelota con un garrote. Esta estaba hecha con plumas. Las legiones romanas se entretenían con este juego en sus destinos por todo el vasto Imperio así que es más que probable que lo introdujeran en Britania y evolucionara hacia lo que hoy es el golf moderno.
http://www.redsafeworld.net/news/los-romanos-jugaban-al-golf/
Cita introductoria de mi último libro, es una invitación a intentar poner en práctica los sueños, a burlar el fracaso y domesticar la ambición.
"Cuando todos gritan, Névolo, sólo entonces hablas y te crees un defensor y un abogado. De esta forma cualquiera es elocuente. Mira, ahora están todos callados. Névolo, di tu algo."Pobre Névolo, este, al que Marcial dispara numerosos dardos envenenados en varios epigramas. Acaso fuera un mal pagador del poeta, o un crítico imprudente del mismo... Por el contexto se diría que es un abogado o senador exaltado... En mi mundo conozco muchos y muchas "Névolos": personas pretendidamente elocuentes entre la algarabía de las voces, pero que pierden el habla y las razones ante el silencio expectante de los demás.
No es conveniente enemistarse con un escritor de epigramas, uno de estos puede destruir por completo tu reputación. En este, dedicado a este mismo personaje, Marcial hace alarde de un lenguaje soez pero demoledor contra el pobre Névolo:
"Cuando a tu esclavo le duele la minga, a ti, Névolo, te duele el culo. No soy adivino, pero sé lo que haces." Delatora relación causa-efecto.
"Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces." Elijo esta frase para los que me emplazan a explicar porqué escribo este blog. Se explica sola.
Y, como curiosidad, un ejemplo de la importancia documental de sus escritos: ¿Sabías que los romanos ya jugaban al glof y Marcial lo había descrito en uno de sus epigramas? El poeta Marco Valerio Marcial se refirió en alguna ocasión al juego "paganica":
"Esta pelota aldeana que está repleta de plumas fáciles es menos blanda que un balón y menos compacta que pelota común"
(Libro "Apophoreta" de los Epigramas de Marco Valerio Marcial).
La paganica tenía las mismas características del juego actual: se jugaba en un campo de hierba golpeando la pelota con un garrote. Esta estaba hecha con plumas. Las legiones romanas se entretenían con este juego en sus destinos por todo el vasto Imperio así que es más que probable que lo introdujeran en Britania y evolucionara hacia lo que hoy es el golf moderno.
http://www.redsafeworld.net/news/los-romanos-jugaban-al-golf/
viernes, 22 de enero de 2016
Equivocación constructiva
(George Sand)
La creación es una equivocación constructiva. Yo parto de una idea casi evolutiva en el proceso artístico. Puedo ser un relojero ciego y, a veces, construir un magnífico reloj. Puedo ascender, tullido, el monte improbable. Puedo encontrar un manjar entre las miasmas del estercolero. Puedo hallar el raro diamante en la mina de carbón, la escasa pepita de oro en la grava del río.
Hacen falta pensamientos innovadores, no meramente repetitivos; suprimir las teclas de corta y pega de nuestros teclados. Olvidar los refranes, destruir las plantillas, eliminar los patrones, ignorar los modelos, usar el sentido incomún.
Hacen falta pensamientos innovadores, no meramente repetitivos; suprimir las teclas de corta y pega de nuestros teclados. Olvidar los refranes, destruir las plantillas, eliminar los patrones, ignorar los modelos, usar el sentido incomún.
Ando a vueltas con mis pobres escritos, mis intentos fallidos. ¿Cuándo sonará la flauta de la casualidad? . Persigo la obra maestra, el texto definitivo. Humildemente lo confieso: busco perdurar, constar en el libro de los hombres. Pretendo dejar un legado original. Un aporte a la cultura de mi especie.
Tarde me vienen estas aficiones: ser escritor a los cincuenta y tantos, con lecciones perdidas, acumulando vicios de estilo. Ahora que la memoria flaquea, cuando las palabras juegan al escondite y las ideas rompen filas en el desfile de la lógica.
Pero la flauta, alguna vez, sonará por casualidad. Mi música asnal llegará quizás algún día a sorprender al mundo con una melodía insospechada y hermosa. La creación es una equivocación constructiva: por eso insisto. Alcanzaré la obra de arte apelando a la fuerza bruta. En mi caso es una lotería tan perseguida que al final obtendré el premio.
jueves, 7 de enero de 2016
"Las horas muertas": Nuevo libro con los artículos del blog del año 2015
“La contemplación es una asignatura sin aprobar porque se cree que el curso de la vida es solamente agitación e inquietud, necesarias tensiones interiores y exteriores que nos fatigan y nos llevan a soñar con el reposo, pasear los ojos sobre la naturaleza, pasear los oídos sobre la melodía, pasear el tacto sobre la arena.”
(José Julio Perlado)
"Se necesita un montón de holgazanería para escribir un libro."
(Gertrude Stein)
ENTRE LA ESPALDA Y LA PARED
"Se necesita mucho tiempo para ser un genio. Usted tiene que sentarse mucho, sin hacer nada, realmente no hacer nada." Un día leí esta frase de la singular y personalísima escritora estadounidense y se me quedó grabada. Ha sido como un lema que alzo contra los hacendosos que me miran con ojos acusadores e irritados. Desde que me comprometí conmigo mismo a escribir unos cuantos libros me amparo también en esta otra frase suya: "Se necesita un montón de holgazanería para escribir un libro."
Así
que me siento en el suelo, apoyo mi espalda contra la pared y no hago
aparentemente nada. A veces cojo mi agenda y escribo. En ocasiones se me
ocurren genialidades del estilo "Una rosa es una rosa es una
rosa",
pero nadie aprecia estas tautologías, al menos en mis círculos.
Me paso horas construyendo mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón. Paso largos ratos realizando experimentos idealizados en mi cabeza, operando con las piezas de un set de neuronas. En este laboratorio de sueños obtengo un PIB de primera potencia, pero mi renta es pobre, exigua como ayuda a dependiente.
Soy como la pequeña María de Betania, siempre escuchando palabras divinas, espirituales proyectos... Y Marta me mira, me echa ojos de ira y desprecio. Y pasa ante mí exhibiendo su actividad, mostrando sus quehaceres infinitos.
Yo
soy el indolente, el perezoso, el ausente... el que nada vale. Paso la vida
entre la espalda y la pared. Quizás mi apoyo, aparentemente ocioso, soporte el
peso de un edificio extraordinario.
280 PÁGINAS DE HOLGAZANERÍA
Un libro más. Otra nueva obra impresa fruto de mi trabajo en este blog. Una nueva curiosidad para mis íntimos y conocidos. A estas alturas ya van por ochocientas las entradas publicadas. Mil me propuse y a mil llegaré. En ese momento cesaré esta producción casi compulsiva. Pero la escritura, a más de creadora de mundos extraordinarios, es una terapia necesaria.
Como en los anteriores volúmenes borraré las entradas previas y dejaré en blanco el lienzo virtual de la ventana de este blog. Poco a poco lo iré llenando de nuevo hasta llegar a las mil imágenes y un millón de palabras que me he propuesto. Este ejemplar que termino está dedicado a vosotros:
"A los que saben perder el tiempo que es ganarlo cuando contemplan los acontecimientos desde el reposo, cuando pasean la mirada sobre la naturaleza, prestando oídos a la melodía o pasando la mano sobre las mil texturas de la vida.
A los que matan el tiempo para que viva eternamente en los textos escritos, a los que pasan las horas muertas en la lectura que es una nueva vida, muchas veces más hermosa; a los que saben no hacer nada y no se aburren nunca porque cultivan en ese tiempo los sueños, satisfacen los deseos y disfrutan de la humana cualidad del pensamiento.
Para vosotros, que llenáis vuestro tiempo con las horas serenas (Horas·non·numero·nisi· serenas)."
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Carta para ti en mi cumpleaños.
En el día de mi santo quiero publicar esta carta. Mi santo nunca se celebra, una fiesta intrusa se apropia de mi celebración. Es lógico, pues no puedo competir con el cumpleaños de un Dios. Mi pequeña onomástica, mi sencilla fiesta y mis felicitaciones resultan eclipsadas por la magnitud de este aniversario. Uno llega a acostumbrarse a que nadie tome en serio su santo (nadie, aparte de Dios mismo, ha sido santo con ese nombre que durante siglos resultaba blasfemo como elección en cualquier bautizo). Así que no tengo ningún santo bajo cuya advocación protegerme, excepto el hijo de Dios mismo, que seguramente estará muy ocupado intentando resolver los múltiples problemas que surgen como setas en su querida creación. Por eso, al menos, me gustaría que se celebrase su cumpleaños. Pero es que tampoco. El homenajeado, que cumplirá hoy 2016 años, también es sistemáticamente olvidado año tras año.Os invito a leer este sentido reproche a la humanidad.
Como sabrás nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños, todos los años se hace una gran fiesta en mi honor y creo que este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en el radio, en la televisión y por todas partes no se habla de otra cosa, sino de lo poco que falta para que llegue el día.
La verdad, es agradable saber, que al menos, un día al año algunas personas piensan un poco en mí. Como tú sabes, hace muchos años que comenzaron a festejar mi cumpleaños, al principio parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día nadie sabe para qué lo celebran.
La gente se reúne y se divierte mucho pero no saben de qué se trata. Recuerdo los años pasados, al llegar el día de mi cumpleaños hicieron grandes fiestas en mi honor. Pero ¿sabes una cosa? no tuvieron la delicadeza de invitarme. Yo era el invitado de honor y ni siquiera se acordaron; la fiesta era para mí y cuando llegó el gran día me dejaron afuera, me cerraron la puerta. ¡Y yo quería compartir la mesa con ellos!
La verdad no me sorprendió, porque en los últimos años todos me cierran las puertas. Como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido, entré y me quedé en un rincón. Estaban todos bebiendo, había algunos borrachos contando chistes, carcajeándose. La estaban pasando en grande, para colmo llego un viejo gordo, vestido de rojo, de barba blanca y gritando: "JO, JO, JO", parecía que había bebido de más, se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él, diciendo "SANTA CLAUS".
¿SANTA CLAUS? ¡Como si la fiesta fuera en su honor! Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse, yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara. ¿Y sabes? Nadie me abrazó. Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré.
Tal vez crean que yo nunca lloro, pero esa noche lloré, me sentía destruido, como un ser abandonado, triste y olvidado. A veces encuentro consuelo en algunas familias que tienen un gesto amable conmigo. En sus casas colocan pequeños nacimientos donde los niños son felices representando mi natividad. Pero ¿sabias que hay países en que sé esta prohibiendo poner nacimientos? Hasta lo consideran ilegal. ¡A donde ira a parar este mundo!
Otra cosa que me asombra es que el día de mi cumpleaños en lugar de hacerme regalos a mí, se regalan unos a otros. ¿Tú que sentirías si el día de tu cumpleaños, se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada?. Cada año que pasa es peor, la gente sólo piensa en las compras y los regalos, y de mí ni se acuerdan.
Yo no quiero ni necesito tus regalos, pero te pido tu recuerdo: ya ves que presente más barato. Para los que creéis en mí os pido ser consecuentes con vuestra fe y para los que no, os pido que no me utilicéis como pretexto.
Es un deseo que espero podáis cumplir.
Gracias.
Fdo: Jesús (Tu Dios)
Etiquetas:
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martes, 10 de noviembre de 2015
Imbécil
Martes, 10 de noviembre de 2015. 19:48 horas.
Me dispongo en estos momentos a coger el tomo número 12 de la GEL (Gran Enciclopedia Laouse), una excelente enciclopedia que dormita desde hace años arrinconada en el estante superior de la librería de mi estudio, justo a mi derecha. Lo abriré por el medio, en una página al azar, y sobre la primera palabra que encuentre escribiré una entrada...
Y la palabra es.... "imbécil" (pág. 5682, mediado el tomo, casi encabezando la primera de las tres columnas, tras las dos últimas líneas de la definición de "Imbauba" y bajo una bucólica foto de "Imerina", que es, por lo visto, una zona de arrozales en las cercanías de Ambatolampy, en Madagascar). Al leer la palabra que me cayó en suerte no puedo contener una carcajada tan sonora que Charo, que subía por la escalera en ese momento, se asoma a la puerta sorprendida para preguntar qué me pasa. Yo le cuento excitado:- Pues mira, me había propuesto un reto. Buscaba una palabra al azar para escribir una entrada sobre ella e "Imbécil" apareció por casualidad al separar con mis pulgares la mitad del bloque de páginas del volumen 12, el central de la enciclopedia. ¡Juro por Dios que no hice trampa!
La verdad es que había sentido cierta inquietud ante esa lotería semántica: ¿Y si me toca una palabra rara de significado extraño y de la no tuviera conocimiento alguno?... Pero de "imbécil" tengo referencias sobradas: podría escribir un tomo entero basándome en mis propias experiencias... y en las ajenas, porque todos tenemos algo de imbéciles, que en román paladino es lo mismo que "gilipollas".
Leamos...
IMBÉCIL. adj. y n. m. y f. (lat. imbecillem, débil en grado sumo). 1. Desp. Dícese de la persona poco inteligente: Si eres tan imbécil que te dejas explotar por tu madre no cuentes con el cariño de tu tío (Blasco Ibáñez.) 2. Desp. Dícese de la persona que molesta por lo que hace o dice: Muchos imbéciles me piropearon al pasar (Jardier Poncela).
- Psiquiatr. Afecto de imbecilidad (déficit intelectual profundo).
- adj. P. us. Flaco, débil.
Si necesitara un largo discurso, y para salir del paso, podría divagar largamente escribiendo sobre los distintos elementos de la definición: hablaría de los diccionarios en general y luego de los enciclopédicos en particular, de su sistemática ordenación alfabética, de la centrada posición de la "i" entre las letras del abecedario, de la categoría de los adjetivos, de su grado superlativo (el grado sumo), de las diversas acepciones, de las abreviaturas utilizadas en la definición: adjetivo (ad), nombre (n), masculino (m), femenino (f), despectivo (Desp.), psiquiatría (Psiquiatr) y "poco usado" (P. us); del ejemplo de uso en bastardilla extraído de la obra del escritor valenciano Blasco Ibáñez con esa frase que previene contra el chantaje materno (material para un libro entero); del ejemplo a pie de calle de Jardier Poncela que nos hace visualizar escenas por todos contempladas; de su empleo en psiquiatría para etiquetar a personas poseedoras de un CI muy bajo (probablemente sustituido hoy por algún eufemismo); de su empleo como adjetivo de escaso uso para calificar algo flojo y, si me apuran, de las reglas ortográficas "m antes de b" o la tilde en las llanas... Pero lo que realmente me apetece, lo que me hace teclear ahora con una sonrisa en los labios, es hablar de imbécil como el adjetivo que todos utilizamos cuando nos encontramos con el estúpido de turno, con el gilipollas de cada ocasión... (y a veces ese turno nos toca a nosotros). ¿Quién no ha exclamado alguna vez ante una pifia: "¡Soy un imbécil!" o ¡Mira que soy gilipollas!...?
(Querido lector, es el momento de un descanso musical con una canción de ambiente para este erudito discurso... activa los altavoces y escucha la canción del vídeo, el poema a un auténtico gilipollas.)
¡Y yo con mi artículo como un gilipo-o-o-o-llas, madre...!
Sin embargo vamos a dejar este popular sinónimo (palabra cuyo significado tiene un origen curioso del que podéis informaros rastreando la red en busca de sus diferentes interpretaciones) y nos centraremos en el término literal: "Imbécil", usado para describir a alguien poco inteligente. Esto vale para todos. Podríamos extendernos aquí sobre el concepto de "inteligencia" y su significado: ¿Qué es esa inteligencia negada al imbécil? Muchos psicólogos la reducen estrictamente a "lo que miden los test de inteligencia", es decir la capacidad de responder a unas cuestiones específicas; otros se fijan en las muchas facetas del término, así se refieren a inteligencia emocional, social, espacial, verbal, práctica, numérica... serían tantas y tan diversas que raro será aquel que supere todas holgadamente: podemos ser un genio de la informática y, a la vez, un auténtico zopenco en nuestras relaciones con los demás (imbécil social) o ser ingeniero titulado pero no tener ninguna capacidad para afrontar los problemas del día a día (imbécil práctico). Sería posible también estudiar ese adjetivo en su acepción de insulto, con su doble carga peyorativa: "tonto y molesto"; y en ese sentido se emplea en la mayoría de las ocasiones. A veces moderando su agresividad debido a los lazos familiares o de amistad del insultado: es el "No somo novios, imbécil" que dice la hermana mayor al pequeño demasiado perspicaz; otras resulta terriblemente agresivo y desvalorizante: "Es usted un imbécil" del jefe a su subordinado, o el irritado "Déjame en paz, Imbécil" de la chica al pesado de turno. El término también se constituye en una de las armas arrojadizas de los compañeros abusadores en el instituto o uno de los martillazos de algunos maestros en la autoestima de los alumnos...
Sería largo comentar la extensa colección de sinónimos de esta palabra (lista amplia y variada debido a su elevado uso). Imbécil puede ser sustituido eficientemente por estúpido, lelo, bobo, idiota, memo, tonto, patoso, ridículo, engreído, presuntuoso, cargante, deficiente, estúpido, cretino, simple, inculto, ignorante, cateto, estulto, estúpido, tonto, subnormal, torpe, zopenco, mentecato, majadero, engreído, presuntuoso, petulante, fantasma, gaznápiro, necio, pelele, gilí, sandio...
Para finalizar dejaré aquí constancia de la inquietante sensación que me invade a estas altura del artículo: se trata de la incómoda sensación de ser un tanto "imbécil" por escribir a estas horas de la tarde un artículo que nadie me pide, sin pretexto alguno; sólo alimentado por el puro placer de jugar con la escritura, por entrenar la redacción bajo condiciones imprevistas: ¿Seré imbécil...?
lunes, 9 de noviembre de 2015
Bla, bla, bla...
Uno de lo peores ratos de mi vida lo pasé tras un atril, ante un auditorio de medio centenar de compañeros de 14 años, en Arévalo, y en presencia de nuestro profesor de lengua. Estudiábamos la oratoria y debía realizar un discurso de unos minutos sobre un tema que debíamos preparar con antelación y llevar algunas notas (o el discurso completo) como hizo la mayoría. En un alarde de autenticidad (la oratoria debería ser algo improvisado, ¿no?) y de suficiencia me propuse y así lo declaré ante mi público que mi oratoria consistiría en comentar un texto encontrado al azar en un libro elegido aleatoriamente de la pequeña biblioteca que había en una de las paredes. Así que teatralmente me dirigí a los abarrotados estantes y, casi sin mirar, extraje un pequeño ejemplar. Luego volví a mi atril y delante de todos lo abrí por la mitad, después leí un párrafo. Entonces me di cuenta horrorizado de que se trataba de un texto religioso sobre la Virgen María y el dogma de la Inmaculada Concepción.
A lo hecho, pecho; me dije. Y empecé una disertación sin pies ni cabeza poniendo en práctica todas mis habilidades perifrásticas, apelé a nociones metalingüísticas (analicé sintácticamente alguna de la frases del texto), incluso expliqué algunos términos (los que pude) y establecí relaciones semánticas (busque sinónimos, hablé de categorías gramaticales...), resumí el texto, busqué formulaciones alternativas... en fin; produje todos los artefactos posibles para que transcurriera el tiempo suficiente como para que el ridículo diera paso rápidamente al pasmo y, éste se viera finalmente aliviado por el asombro.
Así llené un discurso vacío con todo tipo de truculencias. Pero a lo largo de la vida he realizado otras apuestas arriesgadas y, al final casi siempre, he salido de apuros. No me prodigo en los retos pero sí me he propuesto algunos parecidos.
Durante mis años de opositor escribía poesía. Una de las fórmulas, inspirada por el método psicoanalítico de las asociaciones libres, consistía en buscar en diccionario una palabra al azar y escribir un poema sobre el término. Así elaboré un pequeño "diccionario semántico" con algunas soluciones realmente originales a aquel despropósito. Resultó útil como entrenamiento literario y me hizo pensar que, como cita L. E. Aute en una de sus entrevistas, se puede hacer un poema maravilloso incluso con las páginas amarilla de la guía telefónica.
En otras ocasiones, durante alguna de las sesiones de logopedia, apabullé (literalmente) a alguno de mis parlanchines alumnos con un discurso larguísimo e ininterrumpido para demostrarle que hablar sin parar durante horas podemos hacerlo todos incluso con un discurso coherente y dotado de contenido. Todo era cuestión de ponerse en el papel de un locutor de radio y largar, y largar... El bla, bla, bla... aún correcto, termina por hacerse realmente odioso. A veces me veo tentado a este "filibusterismo" pedagógico para evitar diálogos en los que, por mi hipoacusia, no puedo participar adecuadamente.
En la entrada de hoy me someto de nuevo a este experimento. En este momento me dirijo a mi enciclopedia Larousse de 24 tomos. Tomaré un volumen centrado, por ejemplo el 12, y lo abriré por la mitad. La primera palabra que aparezca será el tema de mi nueva entrada. Espero no aburrir.
A lo hecho, pecho; me dije. Y empecé una disertación sin pies ni cabeza poniendo en práctica todas mis habilidades perifrásticas, apelé a nociones metalingüísticas (analicé sintácticamente alguna de la frases del texto), incluso expliqué algunos términos (los que pude) y establecí relaciones semánticas (busque sinónimos, hablé de categorías gramaticales...), resumí el texto, busqué formulaciones alternativas... en fin; produje todos los artefactos posibles para que transcurriera el tiempo suficiente como para que el ridículo diera paso rápidamente al pasmo y, éste se viera finalmente aliviado por el asombro.
Así llené un discurso vacío con todo tipo de truculencias. Pero a lo largo de la vida he realizado otras apuestas arriesgadas y, al final casi siempre, he salido de apuros. No me prodigo en los retos pero sí me he propuesto algunos parecidos.
Durante mis años de opositor escribía poesía. Una de las fórmulas, inspirada por el método psicoanalítico de las asociaciones libres, consistía en buscar en diccionario una palabra al azar y escribir un poema sobre el término. Así elaboré un pequeño "diccionario semántico" con algunas soluciones realmente originales a aquel despropósito. Resultó útil como entrenamiento literario y me hizo pensar que, como cita L. E. Aute en una de sus entrevistas, se puede hacer un poema maravilloso incluso con las páginas amarilla de la guía telefónica.
En otras ocasiones, durante alguna de las sesiones de logopedia, apabullé (literalmente) a alguno de mis parlanchines alumnos con un discurso larguísimo e ininterrumpido para demostrarle que hablar sin parar durante horas podemos hacerlo todos incluso con un discurso coherente y dotado de contenido. Todo era cuestión de ponerse en el papel de un locutor de radio y largar, y largar... El bla, bla, bla... aún correcto, termina por hacerse realmente odioso. A veces me veo tentado a este "filibusterismo" pedagógico para evitar diálogos en los que, por mi hipoacusia, no puedo participar adecuadamente.
En la entrada de hoy me someto de nuevo a este experimento. En este momento me dirijo a mi enciclopedia Larousse de 24 tomos. Tomaré un volumen centrado, por ejemplo el 12, y lo abriré por la mitad. La primera palabra que aparezca será el tema de mi nueva entrada. Espero no aburrir.
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