lunes, 2 de diciembre de 2013

Sobrecompensación


¿Realmente somos libres? ¿Nada condiciona nuestros actos? Los escritores, grandes psicólogos, muestran en sus escritos los motivos ocultos de los personajes; lo hacen de manera que vemos, al fin, la causa del desconcierto que, con frecuencia, se produce en nuestras vidas. Esta es la pequeña maravilla que encierran los libros.

Los escritores también, intentan explicarse a sí mismos en sus relatos. Incluso el hecho de escribir puede ser una respuesta a algo inexplicable que los atenaza. Sus relatos se convierten así en un banco de pruebas, en un laboratorio donde realizar experimentos idealizados, donde buscar soluciones, donde encontrar respuestas.

Yo mismo lo hago ahora. Entre mis respuestas a las agresiones al yo; ante mi complejo de inferioridad, aparece un mecanismo de compensación. Vayamos a una definición de las que podemos encontrar por ahí (por ejemplo en Wikipedia):
"En psicología, la compensación es una estrategia por medio de la cual uno encubre, consciente o inconscientemente, debilidades,frustraciones, deseos, sentimientos de inadecuacidad o incompetencia en un área vital por medio de gratificaciones o (afán de) excelencia en otra área."

Estas estrategias, que tratan de compensar deficiencias reales o imaginarias, no abordan realmente la fuente de dicha inferioridad. A veces pueden ser una ayuda para sobreponerse a ellas (compensaciones positivas), pero otras no lo son y derivan en sobrecompensación: buscar un objetivo de superioridad, con sentimiento de poder, autoestima y autovaloración; o una subcompensación: demanda innecesaria de ayuda que conlleva una falta de coraje y temor a la vida.

Así pues, cuando fracasamos en algo o nos sentimos menos dotados de lo normal en algún aspecto, en muchos casos los mecanismos de defensa estimulan a triunfar en la misma dirección o en otra esfera sustitutiva. Por ejemplo, Demóstenes, tartamudo de nacimiento, logra, mediante ejercicios en la playa y en solitario, convertirse en uno de los oradores más famosos de la antigüedad. Beethoven, sordo como una tapia desde los 28 años, logra sus mejores composiciones a partir de su sordera. Pio Baroja no logra su triunfo como médico, pero en cambio logra ser uno de los mejores escritores de la generación del 98... Si hacemos nuestro propio examen de conciencia veremos que "compensar", compensamos todos. Que suspendemos en los estudios: intentamos destacar en deportes; que nuestros padres dictaron sentencia de inútil en la vida para nosotros: les demostraremos lo que valemos teniendo un éxito impensable en algún negocio... El cine está lleno de hermosas películas sobre la compensación: "Al Este del Edén", "Beau Geste", "Mi pie izquierdo"... (son las que se me ocurren a bote pronto).

El llevar la compensación a la patología también es frecuente. Puedo preguntarme ahora (se me supone ya alguna madurez) el porqué de tantos proyectos que emprendí y, cuyos motivos, ni la gente ni yo mismo, entendimos:
¿Porqué he realizado hermosas presentaciones para personas que conocí? Nadie me lo pidió, muy pocos las vieron y casi nadie me lo agradeció... ¿Por qué lo hice?
¿Porqué realicé un corto de dibujos animados que me obligó a manejar una compleja programación y dedicar más de un centenar de horas si apenas fue valorado?
¿Porqué realicé un periódico escolar digital y en papel durante un año entero con mis alumnos con necesidades educativas especiales si apenas fue leído y apreciado?
¿Porqué sigo publicando el blog de la biblioteca de mi cole si es más leído en Venezuela que en la comunidad educativa a la que pertenezco?
¿Porqué realicé y mantuve actualizada, durante más de 10 años, la página web de mi pueblo si, en realidad, a los paisanos apenas les importaba?
¿Porqué edito este blog con un número de seguidores mínimo y unas estadísticas tan escasas cuando llevo ya unas 360 entradas publicadas? ¿Porqué me he planteado llegar a las 1000 entradas?...

¿Porqué?, ¿porqué?, ¿porqué...?

Hubo de ser muy grande la herida en mi autoestima para que haya articulado semejantes artefactos compensadores: ¿Cuántas veces tuvieron que llamarme inútil?

Quizá haya encontrado por fin el origen de los capítulos inexplicables de mi biografía. ¿Conoce tú el de los tuyos? Yo he sufrido la penitencia de mi superioridad solitaria, mi inútil poder y la inflacción de mis valores. Me lo decían de pequeño: "Tienes muchas cualidades" y yo, me negaba a creerlo, pero recibía aquellos halagos como transfusiones en mi anémica existencia. Terminé gastando una fortuna para comprar un poco de cariño.

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