Publico la segunda parte de este ensayo humorístico sobre el WC. Podeéi encontrar la primera parte publicada en este blog en el enlace adjunto. Se trata de una exhaustiva investigación sobre las posibilidades de estudio de la ciencia en un habitáculo tan pequeño y con funciones tan humildes.
He de confesar que me lo he pasado muy bien investigando sobre el tema y haciendo mis pinitos en este tipo de literatura. No soy quién para juzgar, pero el resultado me gusta. Os recomiendo una lectura sin prejuicios.
Aporto una página documental en la que explico las notas al pie de texto. Muestran y describen las leyes y fenómenos citados. Proporcionan también accesos a internet donde se estudian esos temas en profundidad.
Ciencia en el retrete (2ª parte)
No siempre se usa el inhodoro para excrecciones intestinales. Las produciones renales tienen otra vía que, en el sexo masculino, permiten un cálculo de trayectorias(28) bastante preciso. La existencia de un apéndice más o menos largo (las ventajas del cañón largo sobre el corto son comunmente aceptadas pero no proceden al objeto de estudio de este tratado) permite un control de la trayectoria parabólica del fluído muy eficaz. Todo esto con la condición sine qua non de prestar atención visual al objetivo. Pero puede ocurrir que, el usuario no esté en lo que tiene que estar y desvíe el tiro, regando fuera del tiesto. La psicología nos ha echado una mano aplicando una de sus leyes para enfocar la mirada al objetivo.(29) El uso de realistas pegatinas de arañas pegadas a las paredes del urinario hace fijar la vista en el bicho y mantener el trayectoria sobre el objetivo.
Las leyes de la dinámica en los gases tienen demostradas manifestaciones en este peculiar laboratorio. La evidente expansión de un gas en una atmósfera libre (que en el nuestro ámbito de estudio llamaremos pedo, aires, ventosidad, flatulencia o cuesco) produce peculiares sonoridades al atravesar apretados esfínteres y temblorosas nalgas. (31) Este instrumento sonoro personalísimo (al que no dudo en clasificar entre los aerófonos (40)) puede interpretar variadas calidades de tono, timbre e intensidad hasta el punto de convertirse en espectáculo de feria por algunos individuos (Vease como ejemplo a Andrés Pajares, ganador del Goya ese año, en ¡Ay, Carmela! de C. Saura). Este fenómeno que a edades tempranas provoca hilaridad y buen humor, con el tiempo depara en vergonzantes situaciones. Los individuos son capaces de elaborados controles de tensión en las membranas para regular el flujo de salida insonoro (queda el efecto colateral del olor, pero ahí al menos queda el eximente de la duda).
El desagradabilísimo olor de estos gases (entre mantequilla rancia y huevos podridos) depende de los restos en aerosol de la ruptura de las proteínas en nuestro intestino. En concreto ácido butírico, sulfuro de hidrógeno y disulfuro de carbono. El resto de gases son inodoros y algunos de ellos inflamables, por lo que por lo que algunas flatulencias son susceptibles de encenderse con fuego (Curiosa experiencia que no recomiendo y que supone la base física del lanzallamas(39)). La demostración empírica de este fenómeno es muy popular y está sobradamente publicitada en YouTube, como podéis fácilmente comprobar.
Separado por un delgado tabique de madera girtorio llamado puerta, el servicio es una habitación especialmente diseñada para ser cerrada. El picaporte es un dispositivo de apertura y cierre en el que una palanca(32) de primer género permite desplazar un pestillo existente en el interior y que se embute en el marco que lo encuadra. Recurrentemente es utilizada a modo de habitación del pánico por los niños cuando temen una reprimenda paterna o, en situaciones más dramáticas, cuando la violencia de género se ceba sobre la persona más débil. Incluso es el refugio y escondite para actividades prohibidas o símplemente como huída del profesor en el colegio. Claro que este procedimiento de segura cautividad no se puede prolongar por mucho tiempo. La huída deslizándose desde una ventana en el segundo piso, por ejemplo, puede ser una salida necesaria pero lo normal es no disponer de cuerdas al efecto. Esto se puede solucionar con un poco de ingenio y bastante papel higiénico si tenemos la suerte de disponer de él en cantidad. Podemos fabricar una cuerda (42) sorprendentemente resistente con varias tiras de papel retorcidas longitudinalmente y entrelazadas. Pueden llegar a aguantar el peso de una persona.
Es frecuente que en lugares tan repetidamente visitados, y usados de tan despreocupada manera, la gente no se aplique a rematar correctamente sus apresuradas actuaciones. Así quedan tapas sin bajar, cadenas sin accionar, grifos sin cerrar completamente... No es extraño que mientras nos concentramos en las tareas de evacuación seamos acompañados por el goteo intermitente del grifo. Cual clepsidra(33) que se se vacía su el rítmico golpeteo de las gotas podría servirnos de excelente reloj.
Aunque también resulta útil como temporizador(34) la lenta combustión de un pitillo apoyado en la taza o portapapeles. Con asombrosa precisión una función matemática lineal(35) relaciona la longitud consumida con el tiempo. Cierto es que depende del tipo de cigarrillo (suponemos ausencia de viento y humedad constante), pero una vez calibrado el instrumento -en prueba previa- y colocado sobre un papel milimetrado podríamos alcanzar precisiones en torno a +/- 5 seg. De la falta de atención a esta mecha lenta quedan pistas evidentes en las numerosas quemaduras que observamos en repisas de plastico, cisternas y portarrollos en los inodoros.
Curiosos experimentos sobre el periodo del péndulo (41) se pueden realizar cuando el dispositivo de desagüe es accionado mediante "cadena". El movimiento pendular puede medirse con cierta precisión con los latidos del corazón (siempre que no padezcas la taquicardia de apresuramiento) o la frecuencia de las gotas en la clepsidra del lavabo.
Claro que el paso del tiempo es una percepción subjetiva (36) que, como muy bien explicó Bergson, no transcurre igual a un lado u otro de la puerta del retrete. Así que, por mucha precisión que tenga el cigarrillo milimetrado, nuestros 5 minutos serán percibidos como una insoportable media hora por el individuo que espera apurado su turno.
Los accidentes en este pequeño cubículo son más comunes de lo cabe suponer. Un incidente, relativamente frecuente, es el atasco del sifón. Ante la deseperación de no poder usar el wc para hacer lo que tanto se necesita la inventiva popular es capaz de improvisar un eficaz pistón (37) “coge una fregona, enróllale una bolsa de plástico, métela por el retrete y muévela hacia arriba y hacia abajo unas cuantas veces.” No son necesarios seis años estudiando ingeniería para esta solución tipo Blasa.
Una emergencia como el incendio del edificio hace que muchas personas se refugien en los lavavos , al fin y al cabo disponen de agua. Sin embargo puedes terminar axfisiado por el humo. Hay que recordar que muchos WC no disponen de ventana al exterior solucionando la ventilación con un simple extractor. Ante el peligro cierto de muerte también el ingenio humano ha ideado desagradables pero efectivas fórmulas de supervivencia. La patente US4320756 (38) en EEUU da cuenta de un dispositivo salvador. El autor propone usar un tubo respirador que atraviese el sifón del retrete hasta llegar al conducto del desagüe (que normalmente se extiende hasta el tejado del edificio) y así permitir el acceso a aire no viciado (?) a cualquier humano atrapado por el incendio. Idealmente, el agua del sifón actuaría como filtro evitando que el humo alcanzase el conducto del desagüe, garantizando el suministro de aire “fresco” (es un decir).
Aparte de estas manifestaciones científicas que surgen en el humilde retrete, otras disciplinas como el arte tienen su manifestación en las paredes a modo de grafitis y dibujos rupestres, o la literatura con la vulgaridad de su castellano macarrónico en poemillas, mensajes o comentarios casi siempre soeces. También entra en el campo de la cultura popular siendo tema de dichos y refranes. Otras áeras como la pornografía, el hétero o autoerotismo, también tienen su actividad en esta sencilla habitación.
En fin. He de terminar apresuradamente este exhaustivo ensayo sobre esta íntima estancia. Me ha entrado un apretón.
Muy buena entrada. !Qué de cosas se pueden aprender sobre el W.C!
ResponderEliminarQue si los estados de la materia: sólidos, líquidos y gasesos.
Que si podemos toparmos en algún conflicto bélico con la aparición del lanzallamas.
Los pensamientos que se pueden tener en la íntimidad del trono serían interminables.
Me ha quedado una duda:
En alguna ocasión estudié los distintos tipos de coordinación , que si la oculo-manual, la oculo-pédica.... pero no consigo saber como se llama la que consiste en apuntar con el aparato al centro del w.c. para que no se salga el chorrito de la diana planteada.
Evidentemente "óculo-mano-pénica"
ResponderEliminarMu bueno anónimo.
ResponderEliminarAnoto esta nueva coordinación.