martes, 11 de octubre de 2011

Pobrítica

En la prensa escrita, en los informativos radiados cada día, en la TV, en la calle, en el bar... últimamente sólo se habla de pobrítica.

El campo semático de la economía está siendo usado de manera compulsiva en los medios, en la calle, en la intimidad. Conceptos como crisis, burbuja financiera, ciclo, recesión, bonos basura, banco malo, activos tóxicos, hipotecas subprime, prima de riesgo, agencias de calificación... Palabras temibles como ajuste, recorte, ahorro, techo de gasto, reducción de salario, incremento de fiscalidad... llueven sobre nosotros y asistimos a este chaparrón indefensos, empapados hasta los huesos por este lodo negruzco producto de la licuefacción del euro.

Y la política se reduce a la pobrítica. Se apartan ideologías, se reprimen ideales, se entierra el estado del bienestar en aras del altar de la solvencia económica. Nuestros políticos se tornan contables, el gobierno se erige en banco sin fondos, los capitalistas (¡qué cruel ironía!) apelan a la solidaridad.

Y los mensajes se contradicen casi en cada frase: ¡hay que incrementar el consumo! - ¡hay que ahorrar!, ¡No habrá recortes sociales! - ¡Caos en la sanidad de Cataluña! -  ¡Despidos de docentes en Madrid! Nunca se mintió tanto aprovechando el revolutum económico. Ya lo dice el refrán: a río revuelto ganancia de pecadores". Podemos decirlo más claro aún,  podemos preguntar a Alessio Rastani que nos explicará que el Rey pescador es el grupo Goldman Sachs.

Hoy, bajo la luna llena que se asoma al horizonte tras mi ventana, como un euro de plata que sobrevuela el mundo; todo se condensa alrededor de la proximidad de la ruina, la miseria, la pobreza de mucha gente. Esta moneda lunar, en días no muy lejanos irá achicándose, decreciendo hasta oscurecerse completamente. La pobrítica entonces será completa.

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