domingo, 23 de octubre de 2011

Recuerdo del amigo muerto

Jose Vicente, mi amigo, en el centro de la imagen. Arévalo, 1970.

Se llamaba José Vicente Del Val del Río y fue ametrallado por ETA el 5 de marzo de 1978. El 25 del mismo mes fallecía. Tenía 21 años. Fuimos amigos y vecinos del mismo barrio (Calle San Joaquín, en Burgos) cuando contábamos apenas 5 -6 años y terminamos siendo compañeros de estudios en los internados de Miraflores y Arévalo entre los 12 y 15. Luego nos habíamos visto ocasionalmente en Burgos.
Mientras yo hacía la mili en Almería, él ingresó en la Policía Armada. Llevaba 8 meses en el cuerpo y sólo tres de destino en Vitoria cuando el vehículo en que se encontraba con otros 4 policías fue ametrallado por dos miembros de la banda terrorista. Dos compañeros murieron en el acto y otros tres resultaron heridos graves. Jose Vicente murió 20 días después tras una intervención a vida o muerte. Estuve en su entierro.


Al volver a casa escribí una líneas,  un poema con pretensión de homenaje al amigo y de condena a los asesinos.


Has salido a matar y vuelves tarde,
oculta en tu valija la máquina asesina.
En la tarde caliente húmeda de sangre
expiran los cadáveres a tus espaldas,
vidas como mies segada en julio.

Niegas a tu corazón el permiso del espanto,
riegas tu cuerpo con la emoción del miedo,
revives en tus ojos la danza de los estampidos
mientras suenan las sirenas de la caza.

La policía y la culpa alientan en tu nuca,
corres y jadeas hasta encontrar tu cueva
donde enroscas y abrazas la serpiente.

Con el frio del amanecer y de la muerte
gotas de sangre resbalan por los periódicos,
algún animal ferozmente humano
las sorbe poco a poco, las saborea.

El jueves, 20 de noviembre, ETA anuncia tras 43 años el cese definitivo de la violencia terrorista.

Con una escenificación estudiada incluyendo conferencia internacional, mediadores de postín, comunicado con capucha y optimismo post (por Bildu) y pre (por el grupo Amaiur) electoral. Con ese tejido de declaraciones lleno de ambigüedades, olvidos, manipulaciones lingüísticas se nos presenta la nueva etapa tan esperada en el País Vasco (Euskadi si se prefiere) y España. Las víctimas, las grandes ausentes -es una obviedad en lo físico, que no en lo espiritual-, desconfían. De cómo se maneje este proceso dependerá su sosiego o su rabia incrementada.

En un clamor de partidos, asociaciones, políticos y personajes varios se pide "no olvidar" y evitar la manipulación de los que quieren "reescribir la historia". Vaya por mi parte mi recuerdo y mi testimonio del amigo muerto.

Una tríada rítmica y trágica resume la historia de ETA:
"Primero la estola,
después la pistola
y ahora la trola."
pues cierto es que podemos rastrear sus orígenes en un grupo de jóvenes de la universidad jesuíta de Deusto (algunos afirman incluso que su origen estuvo en los seminarios), que la pistola ha sido su "instrumento" de diálogo y que, en lo que se refiere a negociaciones y comunicados, la mentira y la manipulación han sido constantes.

Es el momento por tanto de recordar, dar fe, enfrentar la sangre derramada contra los carteles de presos y "héroes" etarras. Y perdonar, sí, pero sólo a aquel que se confiese y cumpla la penitencia. Como devotos cristianos, por lo que se tienen muchos, saben que sólo puede ser así.
Os lo reclaman 829 víctimas.

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