viernes, 18 de enero de 2013

Ministerio de competitividad


Sobre la fachada del 162 del Paseo de La Castellana, aún se percibe la huella de las letras metálicas de antiguos letreros que colgaban palabras como trabajo, economía, hacienda... Los políticos de los diversos gobiernos que los ocuparon se encargaron de poner el énfasis en las palabras más representativas de sus ideas, colgando y descolgando letras en un ritual que se ha escenificado recientemente con el gobierno del PP. 
Asombra la prepotencia y seguridad con que luce el segundo sustantivo: COMPETITIVIDAD. Todo un ministerio fomentando, alentado, un pretendido valor. 

Desde hace años, estos señores tan competitivos (ojito no te claven un cuchillo en la espalda por medrar a tu costa) hablan y hablan de competitividad. Hablan de educación y cargan las tintas sobre los mediocres resultados en las pruebas estandar internacionales... ¿Porqué callan que España ocupa el número uno en integración de desfavorecidos en el ámbito educativo? Esa buena puntuación no interesa. Elaboran una reforma y citan hasta cinco derivados de "competir" en el primer párrafo del preámbulo. Pontifican sobre competitividad los que, se demuestra judicialmente, fueron estafadores, ladrones, corruptos...

Pero lo que muestran sobre todo es su incompetente ignorancia: como malos estudiantes, como aquellos que no entendieron la lección, se han quedado con una visión simplificada de de la teoría de la Evolución: "Sólo sobreviven los más fuertes, los más preparados...". A los señores del PP que nos gobiernan se les ve el plumero ideológico hasta en los bautizos de ministerios recientes. Me tienta analizar las posibles connotaciones fascistas, aristocráticas o antisocial que insinúa esta palabra. ¿Qué pasa con los que no son "competitivos"? - me pregunto -  y pienso en los enfermos, los pobremente preparados, los torpes...? - 

Recuerdo un libro revelador que leí hace tiempo: "El Gen Egoísta" (1976) de Richard Dawkins. En esta obra el  heterodoxo evolucionista inglés, explica las relaciones sociales: la agresión, la guerra de sexos, el racismo, el conflicto generacional e, incluso, la plausibilidad del altruismo como una pauta de supervivencia. Sí incluso el egoísmo es, analizado a nivel genético, una conducta egoísta de supervivencia. Para Dawkin, una conducta anticompetitiva, a la larga, deviene en un mayor éxito para la  especie. El suicidio, por ejemplo, aparentemente es un fracaso evolutivo del individuo, pero puede ser vital para la supervivencia de la especie (recordemos las hormigas suicidas (Camponotus saundersi) que literalmente explota para defender el hormiguero rociando con veneno a sus atacantes.) Sus descripciones de las aventuras de los seductores pero promíscuos palomos que intentas aparearse con el mayor número de hembras (siendo selectivamente rechazados  por ellas)  es esclarecedora de que la supervivencia para las palomas tiene mucho que ver con no dejarse engatusar  por estos galanes tan competitivos.

A estos seductores palomos del PP que quieren llevar al huerto (por segunda vez) a la paloma España, habrá que enseñarles que a base de competir no vamos a mejorar, ni a salir de la crisis; que lo que nos hará prosperar será la cooperación. Cooperación en la familia, en la escuela, en el trabajo; cooperación entre españoles, cooperación internacional...
Los profesionales de la educación, en cualquier programación escolar, escribimos decenas de veces aprendizaje cooperativo, cooperar para jugar, ayudar en la tarea, puesta en común, colaboración de todos...  ¿Habrá que cambiar también esto en el currículo?

A todos estos que preconizan las excelencias de una economía ultraliberal en la que medren los más preparados, "los que más trabajan"... les puede deparar el destino la desagradable sorpresa de que "no son precisamente ellos" los más preparados. Son legión los humildes funcionarios cuya preparación es manifiestamente mayor que empleados en empresas privadas, maestros cuyo currrículo podría apabullar al maestro contratado en el colegio privado,  médicos con mayor dedicación y méritos que los del hospital relumbrón de fama... 

No se equivoquen señores del PP, que bautizan ministerios y filosofan sobre educación: el éxito de nuestro país estaría en un MINISTERIO DE HACIENDA Y COOPERACIÓN.

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