conformismo.
¿Acaso hay alguien que sea perfecto?
El diálogo entre el transformado Jerry y el condescendiente Osgoog provocan un delirio de carcajadas. La imagen de bobalicón con uniforme no se borra fácilmente de la memoria y la desesperada y surrealista lista de escusas del "bello" Daphne nos haces salir del cine con dolor de estómago por las contracciones del diagrafma provocadas por la risa. Yo llegué a hipar sin complejos.
En fin, yo personalmente nunca me conformaré con la muerte de ese genio que fue Bylli Wilder.
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