Un día, la mamá de Caperotwitter le encargó que hiciera una visita virtual a su abuelita para enseñarle unas preciosas fotos de la tarta que acababa de hacer. La niña subió contenta a su habitación y abrió la tablet entusiasmada. Mientras enrutaba el dispositivo hacia el perfil de su abuela se entretuvo embelesada en los apremiantes mensajes de su cuenta de tiwtter, y se distrajo con las llamativas fotografías del bosque digital que poblaban su facebook. Perdió la noción del tiempo mientras veía vídeos de animalillos graciosos, de grupos musicales y de bromas divertidas. En ese bosque fascinante muchos de sus habitantes habían solicitado su amistad y ella, generosa, aceptaba su demanda sin reparos. Era hermoso tener tantos amigos. Lobofacebook, que había observado los hábitos exploratorios de la niña, obtuvo así permiso para introducirse en su círculo de amistades y compartir su espacio de confianza. Como era muy astuto había creado una cuenta falsa a nombre de su abuelita clonando el contenido de la despreocupada anciana, así que ahora, estaba escribiendo mensajes en su nombre y publicando divertidas fotos que llamaban poderosamente la atención de la niña.
Caperotwitter, comentó asombrada una foto de su abuelita
- ¡Abuelita, abuelita! ¡Qué vestido más raro llevas! ¿Porqué vas en bañador, si no estás en la playa?
- Es porque hace calor, Caperotwitter.
Seguían llegando más fotos...
- ¡Abuelita, abuelita! ¿Porqué te quitas más ropa? ¿Vas a ducharte?
- Es porque así estoy más cómoda, Caperotwitter. Y tú deberías hacer lo mismo, verás que a gusto se está...
La última foto sí que era extraña.
- Abuelita, abuelita: ¿porqué eres tan peluda?
- ¡Ah! ¿Acaso tú no lo eres? No me lo creo. Envíame una foto desnuda para demostrármelo...
La niña se hizo la foto y se la envió. En ese mismo instante Lobofacebook devoró a Caperotwitter.
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