sábado, 23 de febrero de 2013

La leyenda del tesorero "no name"


Bárcenas, es una Entidad Local Menor en la provincia de Burgos, comarca de Merindades, partido judicial de Villarcayo, ayuntamiento de Espinosa... pero ¡maldita sea la gracia que les hace a sus habitantes compartir topónimo con apellido semejante! Yo quiero hablar de Bárcenas, el terrateniente en Argentina, el copropietario de la inmensa finca de limoneros de La Moraleja. Y quiero nombrarle por su nombre: Luis Bárcenas Gutiérrez y maldigo el apellido que comparto por lo que se me pueda pegar de la peste corrupta que porta el personaje.

Bárcena, apellido toponímico, que significa "campo cultivado" y tiene origen en Santander donde se aplica a un lugar llano próximo a un río, el cual lo inunda, en todo o en parte, con cierta frecuencia. Y algo tendrá que ver pues los ejercicios de corrupción del señor Luis Bárcenas han inundado a todo el PP de fango hasta las cejas, aunque actualmente una epidemia de amnesia se extiende sobre el lodo.

Bárcenas, el buitre, que sobrevuela a Rajoy extendiendo su negra sombra sobre el hemiciclo en el debate de Estado de la Nación. Bárcenas, Luis el Cabrón, el que exprime al Bigotes (¿qué tendrá la B que inicia tantos nombres malditos?) ordeñando la ubre de las comisiones. Bárcenas, el gólem del PP, que acabará devorando a sus creadores. Bárcenas, cuya fonética conjugada da yuyu a sus examigos. Bárcenas, el innombrable. Bárcenas, el Trending Topic que nadie conoce en el PP.  Bárcenas, el borracho de la tinta impresa. Bárcenas, el acaparador de portadas. Bárcenas,  el paseante más perseguido de las calles de Madrid. Bárcenas, el de mirada rapaz.  Bárcenas, el de caligrafía felina...

Bárcenas, Luis el Cabrón, Gólem de Rajoy, tabú innombrable, el ciudadano no name, el experto en negro, favorito de la B, el Impronunciable, el Coloso Alpino, el Guarismo Helvético, el Bala de Vaqueira, el Yeti de Voncouvert, Grande de la Peineta de España... yo te invoco, ante la amnesia del PP. Tú existes, mal que les pese. Aunque tu nombre está vetado, aunque nombrarlo me atraiga el castigo divino: yo te nombro: ¡Bárcenas!, ¡Bárcenas!, ¡Bárcenas!...

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