La semana siguiente a la festividad de Los Santos, allá por La Inmaculada, se celebra en Palomares del Campo la fiesta tradicional de La Hogueras. Fernando el marido de la Paqui y yerno de la Carmen, al igual que otros parientes visitan el pueblo y se juntan ese día y con la llegada temprana de la noche se encienden hogueras y se preparan pancetadas, barbacoas y asados en las brasas. Mientras, corre la bota de vino y se cantan villancicos al ritmo del almirez y la pandereta.
Esta fiesta, reliquia de antiguos ritos de iniciación al invierno, da pie a que se sucedan las visitas en la casa adjunta y los parientes den cuenta de las novedades de los últimos meses.
De cómo Fernando, desde el pasillo, escuchó una atroz perorata despellejando a Zapatero y los políticos de gobierno de entonces. En una de esas visitas, dos de "Las Pitusas", primas de La Carmen, bien aposentadas en el sofá de la salita y con el calor de los radiadores potenciado por la estufa eléctrica temerariamente dirigido a las cabezas, se recalientan los sesos y hablan sin cortarse un pelo del gobierno en ciernes culpable de los siete males, guarida de chorizos y mangantes, nido de la serpiente y abominación de la fe. De oca a oca y despellejo por que me toca, dejan al pobre Zapatero hecho unos zorros. La Carmen rebulle en su sofá, no hace mucho tiempo que la rebaja de los sueldos a los funcionarios ha arrancado un pedacito de nómina de dos de sus hijas y sus tres yernos. Sangre de su sangre, siente más que en propia carne estas medidas de austeridad. El 5% de rebaja en el sueldo de funcionarios ha disparado su adrenalina de hembra progenitora protectora del clan.
Del regocijo de la Menudilla y su orgullosa exihibición de una joya regalada por La presidenta de la Comunidad de Madrid a su persona por mediación de un sobrino suyo periodista.
Sin embargo todo cambia cuando hablan de los suyos. De su Rajoy, de su Esperanza Aguirre que planta cara a los vagos de los maestros y los privilegiaos de los médicos.
Teatralmente, la Menudilla les muestra a todas la pulsera, regalo de Esperanza Aguirre, que un sobrino suyo periodista ha conseguido para ella. Es una preciosidad y todo un símbolo que exhige orgullosa: ¡Esa si que es una presidenta cómo Dios manda! Ella sí que se preocupa de la gente y le regala algo, no cómo ese cenizo de Zapatero...
De como se demuestra que Fernando y La Paqui son los reales donantes de semejante regalo.
Y Fernando, pobre maestro, desde el pequeño pasillo que da a la salita piensa en todo esto y llega a la triste conclusión de que con su rebaja del sueldo, la Presidenta de su Comunidad, ha comprado unas preciosas pulsera que anda regalando por ahí... Por un momento llegó a pensar que era realmente para ayudar salir de la crisis. Ahora ve donde han ido a parar esos centenares de euros que ha dejado de cobrar en estos meses. ¿Quién te ha regalado realmente esa pulsera, Menudilla? -piensa para sí-. Y comprende, con pena, lo fácil que es manipular a la gente, lo sencillo que es engatusarles con demagogia barata. ¡Y tan barata: comprada con dinero ajeno!
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