martes, 14 de febrero de 2012

Yo no soy tonto


Señor Juez:
Que estás en el estrado, con toga imponente y serio semblante;
que dictas sentencias con razones incontestables, a veces incomprensibles;
que impostas la voz gravitando los espacios de tu audiencia;
que engulles en tu verdad el centrípeto impulso de la duda:

Yo no soy tonto, y en el caso de su colega Baltasar Garzón, recientemente condenado:
  • No me creo que un Juez tan expuesto públicamente, tan vigilado, cometa "a sabiendas" los delitos de los que se le acusa.
  • No me creo que sea el único que haya autorizado escuchas en casos distintos de encausados por terrorismo (que no lo es).
  • No me creo que coincidan por azar tres causas simultáneas contra el mismo juez.
  • No me creo que sean "inocentes" las indisimuladas ayudas judiciales a una acusación que merecía ser desestimada por "impresentable" haciéndola "tecnicamente presentable"
  • No me creo que tan sólo un juez de este país haya recibido dinero de empresarios o banqueros para sus congresos, conferencias, simposios, encuentros, cursos...
  • No me creo que les parezca más importante la forma de abrir un proceso contra los desaparecidos del franquismo que el fondo (fondo profundo de fosas terribles y olvidadas).
  • No me creo que haya que juzgar a un juez en la primera velocidad del vehículo judicial y a un delincuente en quinta marcha (si es que entra).
  •  No me creo que la negación sistemática de testigos incómodos a la acusación obedezca a razones puramente procesales.
  • No me creo que no exista animadversión entre colegas debido a la envidia ("humani sum,  humani nihil a me alienum puto")
  • No me creo que una causa haya pasado tanto tiempo sobre la mesa de jueces, secretarios judiciales, administrativos, etc. y se den cuenta ahora, meses después,  de que ha prescrito. Y no me creo que la desestimación no se ha aprovechado para acusar sin derecho de réplica.
  • No me creo que los funcionarios de su juzgado manifiesten su solidaridad y certifiquen su dedicación y trabajo a un juez si es corrupto o prevaricador.
  • No me creo exista porporcionalidad en las penas. Se golpea con bate de beisbol a unos jueces y con débiles juncos a otros.
  •  No me creo y no soporto que, por manifestar mis dudas, se me acuse de socabar la imagen de la justicia y se me sermonee sobre lo importante que es la buena imagen de la institución judicial: ¡Es de lo que estoy hablando!
  • No me creo que a un juez, admirado y valorado en todo el mundo por su probado trabajo judicial, sus logros innegables, su audacia reconocida; estas cualidades parezcan servirle como agravantes más que de eximentes.
Yo no sé de leyes, señoría. No entiendo muy bien sus sentencias, señoría. No me consumí los sesos estudiando una decena de años derecho y oposiciones, señoría...

... pero yo no soy tonto.

Y pese a que no me creo lo arriba expuesto acato (aunque la razón no la cato) sus sentencias. No vaya a ser que yo sea el próximo acusado.

1 comentario:

  1. Miguel dice: Cuento una anécdota referente al personaje, no a las causas de recusación. Recientemente esperaba en el aeropuerto para viajar haciendo una cola de tres pares... cuando apareció Baltasar acompañado de en empleado de la compañía aerea.Se dirigieron al embarque saltándose los derechos no escritos de los que esperabamos pacientemente nuestro turno. Aunque viajó en nuesdro vuelo, no lo volvimos a ver. Entró en el avión por una puerta distinta al común de los mortales. Por supuesto viajó en clase preferente.

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